Waldo Ríos: relato de un gobierno fugaz [CRÓNICA]
Waldo Ríos: relato de un gobierno fugaz [CRÓNICA]

La detención del gobernador regional de Áncash, Waldo Ríos, remeció el ambiente político. Ríos fue condenado esta semana a cinco años de prisión efectiva, acusado de irregularidades cometidas durante su gestión como alcalde provincial de Huaraz (1999-2000). Por aquella época, Ríos se hizo conocido a nivel nacional con una pintoresca marcha de sacrificio.

Desde el 2002, tres de las cuatro gestiones elegidas al frente del Gobierno Regional de Áncash no han concluido con la misma persona liderándola. Freddy Ghilardi (elegido en el 2002) fue vacado a once meses de haber iniciado su gestión, mientras que la segunda administración de César Álvarez (2010) terminó cuando este fue encarcelado en mayo del 2014, ocho meses antes de que concluya. Solo la primera gestión de Álvarez pudo terminar en el tiempo establecido, aunque desde entonces se conocían indicios de las serias acusaciones que, años después, originaron su abrupto final.

Áncash no es la única región con una situación así. El año pasado, Ayacucho sufrió gran inestabilidad política cuando en junio del 2015 el gobernador Wilfredo Oscorima pasó a la clandestinidad al conocer una condena en su contra, solos seis meses después de iniciar su segunda gestión; Oscorima fue finalmente capturado en marzo de este año. A diferencia de Áncash, Oscorima es el primer gobernador de Ayacucho que no concluye una gestión.

Con menos notoriedad, Cusco vio esta semana cómo el ex gobernador regional Hugo Gonzales (2006) recobró su libertad, luego de cumplir una condena por malos manejos durante su gestión, que concluyó en el plazo establecido. Su sucesor, Jorge Acurio (2010), no terminó su período debido a que fue condenado por delitos cometidos durante su gestión como alcalde de Calca.

Pero mientras eso ocurría en unas regiones, en otras hubo gestiones que, con pocos recursos naturales y grandes recursos políticos, lograron notables resultados en diversos sectores: el ‘milagro’ contra la inseguridad y la lucha contra el narcotráfico en San Martín, liderado por César Villanueva (2006 y 2010), o los avances en Moquegua bajo el mandato de Martín Vizcarra (2010), por citar dos ejemplos.

Hoy, Piura e Ica, a cargo de Reynaldo Hilbck y Fernando Cillóniz, respectivamente, parecen tener un norte claro, como antes lo tuvo Lambayeque con Yehude Simon (2002 y 2006), antes de que regresara, con menos fortuna, a la escena política nacional.
Una conclusión preliminar: hay dos grupos de regiones. En uno están las de incertidumbres permanentes; en el otro, las que de la mano de líderes de diversas tendencias toman una orientación definida. El listado puede ser incompleto, pero es ilustrativo: el rumbo tomado por los diversos espacios geográficos parece estar íntimamente ligado al liderazgo político que ostentan

Contenido sugerido

Contenido GEC