El contrabando es una de las amenazas no convencionales más latentes y de mayor impacto en los países de la región, pues está relacionado con otros grandes males como la inseguridad ciudadana, la corrupción, el deterioro económico, el desempleo y la inestabilidad política y social. En el caso del Perú, la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), a través de su Informe de Estimación del Contrabando 2022, da cuenta de que esta actividad movilizó 594 millones de dólares el año pasado.
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Esta cifra muestra una tendencia creciente, ya que supera ligeramente a la registrada en el 2021 (591 millones de dólares), y está muy cercana a los niveles prepandemia, sobre todo al pico estimado en el 2019 (601 millones de dólares).
Del total de contrabando ingresado al país en el 2022, el 58,8% (349 millones 272 mil dólares) lo hizo por las fronteras con Bolivia y Chile, en la región sur; el 30,2% de los productos entraron por el Callao; el 9,7% por la frontera con Ecuador, en la región norte; y el 1,3% lo hizo por las fronteras con Colombia y Brasil, en la región oriental.
Todas estas cifras fueron expuestas por Pietro Boggero Monteagudo, jefe de la División de Control Operativo de la Intendencia de Aduana de Puno, durante el “Seminario Internacional del Comercio Informal al Crimen Organizado: los desafíos de la región frente al contrabando”, realizado el pasado 15 de junio en simultáneo desde las ciudades de La Paz y Santa Cruz (Bolivia). En dicho evento participaron autoridades de Perú, Chile y Bolivia.
El objetivo del evento fue analizar la transformación que viene sufriendo este comercio ilícito en la región. Ha dejado de ser el simple cruce transfronterizo de mercaderías eludiendo el control aduanero, no presentándolas para su verificación y reconocimiento físico, que tiene atrás a personas y/o empresas que no pagan impuestos o derechos laborales, incumplen normas de seguridad y operan sin permiso de funcionamiento.
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El contrabando se ha convertido en un delito coludido con otras economías ilegales como la minería y tala ilegal, el narcotráfico, el robo de vehículos, la trata de personas y otros crímenes transfronterizos perpetrados por redes del crimen organizado.
Modalidades para ingreso de contrabando
El contrabando que ingresa al Perú es trasladado a los distintos mercados relevantes de la capital y de las principales provincias a través de distintas modalidades: hormiga (en pequeña escala por personas), caleta (camuflado en vehículos), pampeo (por zonas no habilitadas y evadiendo puestos de control fronterizos), culebras o culebritas (filas de vehículos con productos de contrabando), ruleteo o carrusel (se presenta documentación falsa o adulterada), chacales (en encomiendas) y lacustre (a través de ferias internacionales en alrededores del Lago Titicaca).
Asimismo, Boggero indicó que el año pasado se identificó una nueva forma sistemática de ingreso de contrabando al Perú: la modalidad “ballena”. Se trata de la adaptación de vehículos cisterna para llevar mercancías ilegales en su interior.
Vale precisar que el contrabando moviliza también una red de corrupción y contactos de apoyo (abogados, contadores, tramitadores, policías, funcionarios aduaneros, jueces, periodistas, autoridades políticas) que crea un sistema de reciprocidad para reproducir lo ilegal. Según estimaciones de la Contraloría, el Perú perdió más de S/24 mil millones por corrupción en el 2022. Esta se relaciona con mafias que controlan territorios, rutas y personas, y que crecen con el debilitamiento de las instituciones estatales y la inestabilidad política.
Rutas identificadas
La región sur es la más utilizada para ingresar contrabando al país. Por Puno ingresan productos procedentes de Bolivia y producidos en dicho país, como alimentos y combustibles. En tanto, en algunos casos la frontera tripartita (Perú, Chile y Bolivia) es utilizada como sitio de paso del comercio que se realiza en la Zona Franca de Iquique (Zofra Iquique), que en su mayoría son bienes manufacturados, y en otros casos como paso del contrabando procedente de Paraguay, por ejemplo, cigarrillos.
La existencia de amplias fronteras con Chile (169km) y Bolivia (1047km) dificulta el control aduanero y genera que las organizaciones criminales dedicadas al contrabando elijan diferentes rutas pata ingresar. Según información de la Sunat, el método “lacustre” ya está plenamente identificado en tres puntos de la zona norte de Puno, en la frontera con Bolivia.
“Se trata de Chejepampa, Virupaya y Patacayle, con explanadas inmensas donde hay intercambio de mercancías en ferias internacionales, en las que junto a mercancías legales se filtran productos de contrabando que siguen su ruta por Huancané y Juliaca hasta llegar a Lima”, señaló Boggero.
En el caso de la zona sur de Puno, también se tienen identificadas las rutas de contrabando proveniente de la frontera tripartita o Zofra Iquique, por donde ingresan productos como ropa usada. Esta mercancía transita por un callejón de paso a lo largo de la línea fronteriza con Bolivia, atravesando Kallapuma, Ancomarca, Ipiñuma, Chinga y Pisacoma hasta llegar al Hito 27 de la frontera Perú-Bolivia y seguir rumbo a Juli.
Pedro Vargas, viceministro de Lucha contra el Contrabando de Bolivia quien participó en el mencionado seminario, detalló 27 localidades identificadas en su país por donde se mueve el contrabando entre Perú y Bolivia. Asimismo, hay siete poblaciones (Charazani, Puerto Acosta, Escoma, Huarina, Guaqui, Jesús de Machaca y Santiago de Machaca) dedicadas al acopio de contrabando “hormiga” con el fin de introducir y sacar mercancías en ferias que se realizan en la frontera.
En el caso de Lima, los productos de contrabando van a parar finalmente en varios conocidos y populares centros comerciales y mercados, como Polvos Azules, Malvinas, Unicachi, entre otros.
Mercancías incautadas
Las principales mercancías de contrabando incautadas a lo largo del 2022 en la región sur fueron: prendas de vestir (US$ 2′361.203), cigarrillos: (US$ 2′066.718), ropa usada: (US$ 1′106.257), calzado: (US$ 526.546) y licor: (US$ 382.819). Solo en estos productos se llega a 6 millones 443 mil dólares incautados. Sin embargo, si se le suma otros productos incautados en menor cantidad (electrodomésticos, combustibles, materiales de construcción, etc.) el valor total equivale a 8 millones de dólares.
Entonces, si se considera que por la región sur el año pasado ingresaron casi 350 millones de dólares en productos de contrabando, lo incautado apenas supera el 2% del total.
Visibilizar para combatir el contrabando
Claudia Linares, presidenta de la Comisión de Lucha contra el Comercio Ilícito de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), dijo a El Comercio que conforme ha ido pasando el tiempo el contrabando ha dejado de ser una simple evasión fiscal y se ha convertido en una actividad que se articula con organizaciones criminales que se encargan de hacer de esto un negocio
“Ya no es simplemente una persona que trata de cruzar la frontera con productos, sino se trata de vehículos, temas de corrupción, diferentes modalidades, las cuales cada vez son más sofisticadas. En el seminario, se informó que la Sunat ha identificado una nueva modalidad, que es la famosa “ballena”, que es el uso de camiones cisterna camuflados, dentro tienen un compartimento donde guardan y esconden productos que son ingresados de contrabando”, indicó.
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En ese sentido, precisó que el sur continúa presentando gran parte del ingreso de contrabando del país, a través de Puno y Tacna, y por más esfuerzos que hacen las autoridades solo se ha logrado incautar este año un 2% del total.
Linares explicó que la pandemia ha representado un escenario ideal para el avance del contrabando. El impacto económico que se ha producido en todos los países, con el incremento del desempleo, ha ocasionado un tránsito hacia la informalidad. “Sucede que la informalidad y el contrabando conviven bastante bien”, señaló.
Agregó que desde la Comisión de Lucha contra el Comercio Ilícito de la SNI se viene ejerciendo la tarea de contribuir al debate sobre el tema, principalmente en aras de que se deje de ver al contrabando solo como un delito de evasión tributaria y verlo más bien como un delito articulado, “un engranaje que se mueve a través de las mismas redes y rutas de otras economías ilegales, la minería ilegal, tala ilegal y muchas otras que están articuladas por organizaciones criminales transnacionales”.
“Una vez que nosotros solucionemos eso corresponde entonces entrar a sentarnos a pensar las soluciones, pero no solucionar solo desde el punto de vista del control o cierre de frontera, sino desde el punto de vista multisectorial, soluciones sistemáticas e integrales porque el contrabando también toca fibras sociales”, detalló.
Linares comentó que como parte de este proceso de diagnóstico del contrabando en el país, la Comisión de Lucha contra el Comercio Ilícito de la SNI solicitó a Ipsos Opinión y Mercado la elaboración de una encuesta de percepción del contrabando en los peruanos (nivel nacional urbano).
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Los resultados más relevantes revelan lo siguiente: el 61% considera al contrabando como una actividad ilegal que no debería ser permitida; ·el 53% considera que las mafias y las organizaciones criminales, así como los funcionarios corruptos son los principales beneficiados con esta actividad, mientras que el 87% relaciona al contrabando con la corrupción.
“Estos resultados muestran que el peruano sí conoce el tema y tiene una percepción del contrabando como algo malo. Ese es un muy buen punto de partida”, sostuvo Linares.