Como parte del sistema de Comunicación, Navegación y Vigilancia (CSN) que maneja Corpac para administrar el espacio aéreo, dicha entidad cuenta con un sistema de comunicación satelital denominado VSAT, vital para la transmisión de información entre controladores y aeronaves. Para ello, se instalaron ocho estaciones que componen la Red VSAT a lo largo del país; sin embargo, tres están inoperativas y las cinco restantes se encuentran en un estado de vulnerabilidad. Así lo revela un informe del Órgano de Control Institucional (OCI) de Corpac. El Comercio pudo conocer que Corpac no ha emitido aún información que evidencie una solución.
Fue en el 2012 cuando esta red VSAT fue instalada en el país, siendo parte del ‘Proyecto Modernización y Automatización del Tránsito Aéreo - Red de Radares de Vigilancia’. De hecho, estas antenas se encuentran en los mismos puntos donde se ubican los radares y otros sistemas de vigilancia aérea que presentan problemas, según lo reveló El Comercio esta semana a través de dos informes. Paralelo a esto, desde la implementación de esta red VSAT, la entidad viene actualizando los contratos con la empresa Intelsat Corporation, la cual brinda el alquiler del servicio satelital. En términos simplistas, para el ciudadano común, se puede entender a dicha compañía como una proveedora de señal de telefonía.
Falencias al descubierto
El último contrato con la mencionada empresa se realizó el 10 de marzo del 2023 por más de 215 mil dólares, garantizando la cobertura satelital por tres años más, hasta marzo del 2026. De acuerdo con Corpac, el “Centro de Control de Tránsito Aéreo de Lima y las oficinas operacionales de siete aeropuertos, intercambian información [por medio del VSAT] en tiempo real y de manera ininterrumpida”, brindando datos de vigilancia, comunicaciones aire-tierra en ruta, mensajería aeronáutica, comunicaciones orales de los servicios de tránsito aéreo, entre otros. Se trata de un importante recurso estratégico.
Sin embargo, el reciente informe del OCI de Corpac revela severos problemas con esta red. Tres de las estaciones -las ubicadas en los aeropuertos de Iquitos y Pucallpa, así como la instalada en el cerro Tocto (Ayacucho)- se encuentran inoperativas. Las cinco restantes -situadas en los aeropuertos de Lima y Talara, y en los cerros de Acopia Grande (Cusco), Cerro Rayado (Arequipa) y Collpajoy (Cajamarca)- no cuentan con redundancia operativa.
La traducción directa de las siglas corresponde a Terminal de Apertura Muy Pequeña (en inglés, Very Small Aperture Terminal). En básico, se trata de una red de comunicación -conectada por antenas satelitales- por donde viaja toda la información de comunicaciones y datos del sistema de control de tránsito aéreo. Esto incluye desde planes de vuelo hasta condiciones meteorológicas. Permite la conexión entre el punto central con varios puntos remotos (sistema punto a multipunto) y es capaz de transmitir voz, datos y videos.
La redundancia operativa refiere a un sistema suplente que se activa momentáneamente en caso el equipamiento principal quedase inoperativo. De esta forma, el sistema continúa funcionando mientras se efectúan las acciones de mitigación. Para el Órgano de Control, la situación encontrada es contraria a este principio. “En caso de algún fallo, se estaría perdiendo la comunicación vía satelital de los sistemas VSAT-RADAR”, expresa el informe de oficio.
Cabe detallar que las bases del contrato sí proponen que Intelsat Corporation debe “proveer de todo el equipamiento, recursos humanos y servicios necesarios para evitar la interrupción del servicio durante la implementación de su propuesta” así como la restauración “de dicho servicio en el menor tiempo posible, ya sea a través del mismo satélite u otro satélite con una cobertura y performance sustancialmente similar al servicio contratado”. Sin embargo, la búsqueda de esta solución se daría con el sistema fuera de servicio.
Contrato a medias y faltas normativas
Para el OCI, el convenio con la empresa Intelsat Corporation no estaría cumpliendo en su totalidad con los objetivos previstos. “La contratación del Servicio Satelital de la Red VSAT-Radar de Corpac S.A., tiene como finalidad pública y objetivo específico mejorar la seguridad de las operaciones aéreas en el espacio aéreo del Perú [...] Lo cual no se viene cumpliendo a cabalidad debido a que tres de las estaciones satelitales se encuentran inoperativas y cinco se encuentran operando sin redundancia”, aclara el informe.
Es importante resaltar que el mencionado contrato establece pagos fijos mensuales por los 36 meses del servicio, sea utilizado o no. Es decir, “se cuenta con un servicio satelital contratado que se viene utilizando parcialmente [ya que tres estaciones están inoperativas]; poniendo en riesgo la continuidad y la seguridad de las operaciones del servicio de control de tránsito aéreo en el Perú”, se menciona. Siendo el monto total 215,457.84 dólares, se tiene un costo de 5.985 dólares al mes que le cuesta a Corpac este servicio.
Adicionalmente, el propio Órgano concluyó que esta problemática va en contra de lo estipulado en las Regulaciones Aeronáuticas. Estas señalan que Corpac debe “garantizar que los parámetros se mantienen durante toda la operación del sistema dentro de los rangos requeridos [que] deberán ser verificados de manera periódica”. “Estas ayudas deben estar operando dentro de los parámetros especificados en [las normativas], de lo contrario se asumen que las ayudas se encuentran fuera de Servicio”.
El Comercio contactó este lunes con Corpac para conocer, entre otros aspectos, las acciones que han tomado respecto a las antenas VSAT tras los hechos presentados por el OCI. Al cierre de esta edición, Corpac no dio respuestas. Sin embargo, la entidad comunicó este año que se plantea la renovación de toda la red VSAT, por un monto cercano a los 32 millones de soles.
Jauja en el olvido
Otro hecho que ha suscitado una alerta por parte del OCI es la situación de la infraestructura, los sistemas y los equipos de aeronavegación y seguridad del aeropuerto de Jauja, en Junín. El mismo fue cerrado temporalmente el martes 13 de febrero de este año y por trece días se realizaron trabajos de mantenimiento de emergencia para corregir los sectores deteriorados prematuramente en la pista de aterrizaje, según informó Corpac en su momento. El aeródromo volvió a operar, solo para que Corpac vuelva a cerrar las instalaciones desde el pasado 19 de marzo.
Es durante ese contexto que el OCI llevó a cabo una evaluación entre el 11 y el 22 de marzo. Dicho órgano reportó seis situaciones adversas. La primera, respecto a la pista, calles y la plataforma del aeropuerto, tras haberse evidenciado “la presencia de parches de concreto, fisurados y agrietados”. Además, se destacó la “falta de señalización [e iluminación], impregnación de caucho en la pista y la presencia de abundante vegetación en el sistema de drenaje ubicado en las franjas laterales”. Todo esto contraviniendo las regulaciones nacionales.
“El caucho acumulado sobre el pavimento reduce la macrotextura del mismo, aumentando la distancia de frenado y disminuyendo la capacidad de control de la aeronave por parte del piloto, por esta razón, la formación de caucho debe ser eliminada periódicamente para evitar que se conviertan en un peligro para la operación de la pista de aterrizaje”, menciona el reporte. Asimismo, la Contraloría advierte que el servicio de parchado de pista adjudicado a la empresa Nevasa Consulting S.A.C. -que fue realizado durante el cierre anterior- “fue recepcionado el 23 de febrero” pese a su estado.
La segunda situación adversa responde a la “intrusión de personas y animales que cruzan la pista”. En informe se muestra la imagen de un perro caminando por la pista, mientras que la solución de Corpac fue la de colocar puestos de vigilancia. Otro punto de atención es la presencia de gran cantidad aves en las inmediaciones. Esto mientras que el cañón de estruendo -empleado para ahuyentarlas- está “inoperativo y con la batería averiada por falta de mantenimiento”. “La situación expuesta [...] puede afectar las operaciones aéreas de aterrizaje y despegue”, se concluye.
El tercer punto responde a otras “situaciones que representan riesgo en el desarrollo de las labores del personal que realiza el servicio de información de vuelos”. Los inspectores detallaron que el personal a cargo de brindar esta información “tiene dificultad para observar la pista en la cabecera y el fin de pista”, debido a que se trata de una oficina de un piso. Además, las ventanas “no permite evitar el reflejo solar, por lo que están utilizando persianas para evitar el reflejo solar”, disminuyendo el campo de visión. Esto y otros componentes encontrados, según el OCI, incumplen el ‘Manual de planificación de servicios de tránsito aéreo’ de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Finalmente, el informe contempla que el anemoscopio (una manga que indica la dirección del viento) no se encontraba instalado. De hecho, se registró que fue retirado en abril del 2023 sin ser reubicado hasta entonces. Los pozos a tierra también fueron encontrados sin mantenimiento y con maleza crecida en el interior, así como conductores y tuberías en mal estado. Incluso, se evidenció torre frangible -utilizable para la instalación de equipos; meteorológicos, por ejemplo- de reposición de 10 metros de alto con sus respectivos accesorios, embalada y guardada, pese a haber sido trasladada al aeropuerto en junio del 2022.