Perú es considerado uno de los mejores destinos culinarios del mundo. Somos privilegiados porque la biodiversidad del país nos permite hacer sabrosos platillos aún estando en confinamiento. Mientras compartimos en redes nuestras mejores recetas y las disfrutamos, pocos nos preguntamos cuánto esfuerzo demandó que los insumos llegaran hasta nuestros hogares.
En las últimas semanas, muchos ciudadanos han abarrotado los centros de abastos mayoristas en Lima aduciendo que en las bodegas y mercados cercanos a su vivienda los productos se están vendiendo con sobrecostos.
¿Esto se debe a la viveza de los comerciantes o hay otros factores específicos para que esto ocurra? Las restricciones de tránsito por el estado de emergencia, la rebaja de los precios en las chacras, la poca liquidez de los productores para el traslado de productos y la escasa demanda de restaurantes y hoteles de los productos al por mayor, son algunos factores para que se eleven los precios de los productos de primera necesidad en los mercados.
Lamentablemente, muchos pequeños agricultores no tienen acceso a la banca ni a los sistemas financieros. Se sostienen con su trabajo diario en los cultivos y por eso no califican para programas sociales del Estado. Con la crisis del COVID-19 habrá menos cosechas a partir de setiembre y la campaña agrícola 2020- 2021 se va a ver seriamente afectada.
Los productos que estamos consumiendo son básicamente la cosecha de la campaña del año 2019. Para este 2020, se proyecta que la actividad agrícola registraría pérdidas del -2.3% y la pecuaria, una tasa del -1,9%; según proyecciones del instituto Apoyo.
El Ministerio de Agricultura, a su vez, ha estimado pérdidas de 1,611 millones de soles del PBI agropecuario este año y ha planteado básicamente dos medidas: inversión en el mantenimiento de la infraestructura de riego a nivel nacional para optimizar el uso del agua ante el déficit hídrico y un bono rural de S/ 760 para los agricultores afectados -que esperamos- llegue a tiempo.
Pero eso no basta, el gremio ya ha pedido acceso a créditos para sembrar en la próxima campaña, un paquete de reactivación para el sector y asistencia técnica (y tecnológica) que nos impida llegar con desabastecimiento de productos agropecuarios a fin de año.
Apoyemos al agro comprando a los pequeños productores en los mercados locales -algunas municipalidades ya están apoyando en este objetivo-, compremos lo necesario, racionemos el alimento, cocinemos con pocos ingredientes para evitar la escasez. De nosotros depende adaptarnos a esta nueva realidad y ayudar a quienes más lo necesitan.