La Plaza de Armas de Cusco se había rodeado de soledad. En medio estaba el sinchi (guerrero y jefe del ejército inca). Él observaba con nostalgia al sol, que se ubicaba tímidamente por encima de la catedral, e imaginaba ver a los más de 200 soldados incas de los cuatro suyos (Antisuyo, Collasuyo, Contisuyo, Chinchaysuyo) que lo secundaban. Esta vez no pudo guiar a su ejército por los tres escenarios donde se escenifica el Inti Raymi. El “¡Intillay!” y el “¡Taytallay!”, arengas que sintetizan la fiesta sonaron apenas en su mente. Fue una celebración en cuarentena.
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La imponente ceremonia que se celebra cada año en el templo de Coricancha, la Plaza de Armas y Sacsayhuamán, y que consiste en solemnes rituales con más de 700 actores en escena y con indumentaria vistosa, fue reemplazada por una ceremonia virtual.
Este encuentro del inca con el Sol, denominada ceremonia en tiempo de Onqoy Mit’a, fue organizado por la Empresa Municipal de Festejos de Cusco debido a la cuarentena que se vive por el coronavirus. La última vez que la Fiesta del Sol fue suspendida ocurrió en 1950, a causa del terremoto que dejó la ciudad en ruinas.
El técnico del Ejército Casimiro Quispe Sisaya interpreta desde hace 11 años al personaje del sinchi en el Inti Raymi. Este año, el militar ha llevado la petición de su ejército al Sol y, ofrendando la chicha de jora en la Plaza de Armas, ha pedido que la pandemia llegue a su fin.
“De todo corazón, pido que nos sigamos cuidando y que todo pase. Como cusqueño veo apenado nuestra plaza, vacía, a diferencia del año pasado. Debemos aceptar esta situación y respetar las medidas. Nosotros, como militares, dejamos a la familia, para cumplir el deber en este estado de emergencia, estamos sirviendo a nuestra patria”, dijo Quispe.
En determinado momento de la ceremonia, el sinchi recibió tres hojas de coca de las manos de César Augusto Salazar Chávez, sacerdote andino. Ambos acomodaron las hojas en forma de trío y a manera de ofrenda reforzaron el pedido a los apus tutelares y al dios Sol.
“Falta poco para que todo pase”, dijo César Augusto mientras interpretaba los colores y formas de sus hojas de coca. En medio de la Plaza de Armas, pidió a la planta por la fortaleza del agricultor cusqueño.
“Nuestros hermanos del campo trabajan con el corazón, trabajan la tierra con mucho amor para nuestros hermanos de los cuatro suyos. Gracias a ellos y la Pachamama, nosotros nos alimentamos y vivimos”, dijo el sacerdote andino.
Al mismo tiempo, en el día principal de las celebraciones jubilares en Cusco, además del izamiento de la bandera cusqueña, la Policía de Carreteras de la región realizó una caravana por el Centro Histórico.
Los agentes, organizados con trajes de las danzas representativas de esta región andina, se movilizaron en camionetas policiales para saludar al pueblo que los vio nacer.
Terminada la silenciosa fiesta, Casimiro y César Augusto tomaron rumbos distintos. Antes de despedirse, gritaron: “¡Haylli Qosqo!” (¡Viva el Cusco!).
¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que la covid-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardíacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
¿Hay cura para el covid-19?
Aún no existen pruebas de que alguna vacuna o medicamento pueda prevenir o curar la enfermedad. Sin embargo, los afectados deben recibir atención de salud para aliviar los síntomas; y si el paciente está grave, deberá ser hospitalizado.
La OMS coordina esfuerzos para encontrar la cura contra este nuevo coronavirus que ha acabado con la vida de miles de personas.