La abrumadora realidad de la pandemia del coronavirus, con sus consecuencias económicas, ha llevado a muchos negocios a cerrar y a muchos trabajadores independientes a la nada. En la provincia de Chumbivilcas, Cusco, la modernidad y la globalización confrontan cambios en una tradición tan arraigada como la del “Qorilazo”, los trajes típicos de la zona que se resisten a los embates de la modernización. En manos de los artesanos aún sigue el saber ancestral que, pese a la pandemia, buscan reinventarse para seguir adelante sin perder su identidad.
Kati Liliana Samata Sivincha y Rodolfo Ángel Huachaca Uscca son esposos artesanos en el distrito de Santo Tomás capital de la provincia de Chumbivilcas. Ambos, desde hace 9 años, iniciaron un negocio familiar cuya creatividad, arte y destreza se traducía en la elaboración de sombreros chumbivilcanos.
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Samata Sivincha cuenta a El Comercio que su arte ha recorrido de generación en generación. Antes de emprender el negocio con su pareja, desde muy niña ayudaba a sus papás con dedicada constancia y pasión desde la extracción y selección de lana de oveja para elaborar un sombrero, hasta el bordado de flores o figuras típicas de la zona para los acabados. Kati Samata asegura que antes de la pandemia semanalmente invertían alrededor de 1.300 soles en la adquisición de materiales para elaborar 50 sombreros aproximadamente, los cuales eran vendidos los domingos en exteriores del mercado. A S/500ascendía las ganancias generadas por su arte. Sin embargo, cuando se declaró el estado de emergencia nacional por el coronavirus ella y su esposo quedaron con deudas y sin trabajo.
“Cuando empezó la pandemia, como todo está paralizado, no nos dejaban vender. Nosotros vendemos en la calle. No tenemos un puesto; tenía incluso tres ayudantes, dejamos de hacer los sombreros y se quedaron los materiales. Como trabajamos con bancos para los préstamos nos quedamos adeudados”, refirió Kati Samata.
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- El arte se reinventa -
Durante las primeras semanas ambos esposos estaban desesperados al verse desocupados. Finalmente, sabían que la crisis era otra oportunidad para pensar y replantear estrategias. Es así que desde hace tres semanas elaboran las mascarillas al estilo de su tierra brava, la del Qorilazo
A la fecha, aproximadamente 300 mascarillas chumbivilcanas han sido confeccionadas. Esta semana, ochenta de ellas serán distribuidas a Cusco y Arequipa. Kati señala que, aunque no se genera ganancias como la venta de sombreros, la venta de mascarillas ayuda para atenuar las necesidades de sus pequeñas hijas y su casa.
Los diseños y tejidos que se ven en las chalinas, ponchos, phullos o mantón que llevan las mujeres, sombreros floreados, así como la tela de los chalecos o pantalones de bayeta, chaparreras de cuero adornados con temas ganaderos o relacionados a la doma, etc., son parte de la indumentaria chumbivilcana; cuyos iconos, elementos y materiales hoy en día la familia de Kati los trasladó a la confección de las mascarillas, el valor de ellas fluctúan entre 5 a 15 soles.
“Uso tela notex, por encima de ella pongo las telas y diseños del traje típico chumbivilcano, ahora estoy haciendo pedido para adquirir material quirúrgico. Mayormente las mascarillas me piden de Cusco y Arequipa, a Lima no puedo enviar por el transporte” señala Kati al mismo tiempo de afirmar que seguirán viendo la manera de reinventarse a través de la herencia de sus antepasados.
Ambos esposos pertenecen a una asociación de artesanos “Artesanía Chumbivilcana”, con alrededor de sesenta asociados. Ante la crisis económica generada por la pandemia algunos han preferido regresar al campo y trabajar en la cosecha de su chacra o para hacer chuño, hasta esperar a que la situación “normalice”, sin embargo, otros artesanos como Kati y Rodolfo continúan elaborando arte para salir adelante, como caracteriza al valiente y aguerrido “Qorilazo”.
¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?
Entre los síntomas más comunes del COVID-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.
¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.