A los peruanos nos encanta la papa y las estadísticas lo demuestran. De acuerdo con cifras del INEI, cada persona en el país consume un promedio de 68,4 kg de papa al año. Incorporar tubérculos a la dieta diaria es necesario para una alimentación nutritiva, especialmente para los niños de 12 a 36 meses de edad.
Este grupo etario enfrenta una grave amenaza: según la última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) el 43,1% de menores de 3 años en el Perú padece de anemia por deficiencia de hierro. El impacto de la enfermedad en el desarrollo cerebral a edad temprana es irremediable. Los bebes con esta afección tendrán un retraso para aprender a caminar y comunicarse, entre otros perjuicios.
Por si fuera poco, el Endes determinó que 2 de cada 10 mujeres en edad fértil padecen esta enfermedad, que no distingue clases sociales.
Ante este panorama sombrío para el futuro de nuestro país, el Centro Internacional de la Papa (CIP) ha desarrollado dos nuevas variedades de papas biofortificadas, que contienen hasta 50% más de hierro que una papa convencional: Kallpa yawri y Puka yawri.
Aliado contra la anemia
La biofortificación consiste en el enriquecimiento de los nutrientes intrínsecos que posee un alimento comúnmente consumido. Esta estrategia tiene como objetivo reducir la malnutrición por deficiencia de micronutrientes. “Por ser uno de los alimentos más consumidos del Perú, la papa es un vehículo eficaz para la biofortificación”, explicó Gabriela Burgos, investigadora asociada del CIP, a El Comercio.
Burgos detalló cuál es el aporte nutricional de las papas biofortificadas. “Las dos variedades de papas biofortificadas contienen 50% más hierro que una papa no enriquecida. También, el nivel de absorción de este mineral llega a 30% gracias a su alta concentración de vitamina C y bajo contenido de fitatos, que inhiben la absorción de hierro. Es un gran aliado contra la anemia”, expresó.
Mientras una papa comercial tiene 0,30 miligramos de hierro en 100 gramos de peso fresco, las papas biofortificadas poseen 0,60 miligramos de este mineral.
Asimismo, Burgos indicó que, en zonas donde se consume un promedio de 500 gramos y 1 kilo de papa al día, la ingesta de papas biofortificadas cubriría el 50% del requerimiento diario de hierro de las mujeres en edad fértil (1.41 miligramos).
Las papas biofortíficadas del CIP han tenido pruebas piloto en zonas de alta tasa de anemia en el Perú, donde más del 90% de las familias han plantado esta variedad. Burgos indicó que la distribución de las semillas de las variedades enriquecidas iniciará aproximadamente en cuatro meses en comunidades con altos índices de anemia. Así también, las semillas se entregarán a cerca de 4 millones de productores de papa por medio de semilleros especializados.
Por otro lado, la investigadora del CIP enfatizó en que la biofortificación de las papas no implicó una modificación genética para desarrollar las dos nuevas variedades. El Banco de Germoplasma del CIP alberga y estudia una de las colecciones más grandes de papa, que incluye más de 5 mil ejemplares de papas cultivadas, tanto tradicionales como mejoradas.
Urgen políticas públicas contra la anemia
El enriquecimiento de alimentos ampliamente consumidos es la estrategia más rentable para abordar la malnutrición por micronutrientes. De acuerdo con Aníbal Velásquez, oficial nacional de Políticas Públicas del Programa Mundial de Alimentos, por cada $1 invertido en el enriquecimiento, se generan $27 en retorno económico debido a la reducción del gasto en atención sanitaria y el aumento de la productividad.
“El impacto es todavía mayor si tenemos en cuenta que, según un estudio del Grupo de Análisis para el Desarrollo, la anemia le cuesta al Perú aproximadamente S/2.777 millones al año debido a los costos del tratamiento de las personas con la enfermedad y la pérdida de productividad”, explicó.
El pasado miércoles, la congresista Norma Yarrow (Avanza País) solicitó a través de un oficio con ‘carácter de urgente’ al ministro de Salud, César Vásquez, enviarle un informe sobre las acciones que adoptará su sector para reducir los índices de anemia infantil en el Perú.
“Mostrar mi preocupación por el informe: ‘La anemia infantil aumentó en 20 de 25 regiones desde el 2019′, publicado en el diario El Comercio, donde se expone que el 43,1% de niños menores de tres años sufre de anemia por deficiencia de hierro”, indicó Yarrow en el oficio remitido al titular del Ministerio de Salud.
El pedido de la legisladora se dio tras el informe publicado en el diario El Comercio respecto a que la anemia infantil aumentó en 20 de 25 regiones en los últimos cinco años y que el presupuesto para suplementos contra la anemia se redujo en 56% en los últimos cuatro años.
Acerca de este último punto, según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el presupuesto para suplementos contra la anemia —como hierro y vitamina A— acumula una caída de 56% en términos reales desde el 2019, lo cual ha sido acompañado de una menor cobertura de suplementos de hierro entre niños y niñas de 6 a 35 meses.
Acerca de políticas públicas para combatir la anemia, el 1 de mayo, el gobierno aprobó el reglamento de la ley 31348, que propone el enriquecimiento del arroz en el Perú. De esta forma, la distribución del arroz fortificado será obligatoria en todos los programas sociales a partir del próximo año; además, las empresas productoras deberán desarrollar una línea de este producto.
“Esta intervención es barata y de alto impacto, por lo que necesita el esfuerzo del sector público y privado. Es nuestra oportunidad para contribuir a la prosperidad del país y reducir los altos niveles de anemia infantil”, afirma Velásquez.
Al ser la papa el otro alimento de mayor consumo del país, Burgos destacó la necesidad de que exista una ley de enriquecimiento de la papa. “Sería muy importante tener una norma que incluya este alimento enriquecido como parte de las compras públicas”, aseveró.