Entre 1983 y agosto de este año, se han diagnosticado 65.797 personas infectadas con el virus y se han reportado 35.230 casos de sida en el Perú, según el Ministerio de Salud (Minsa). Sin embargo, este sector también ha estimado que serían 72.000 los peruanos que viven actualmente con el VIH, de los cuales cerca de 20.000 (el 30%) desconocen su diagnóstico.
Patricia Segura, coordinadora de la Estrategia Sanitaria Nacional de Prevención y Control de ITS-VIH/Sida del Minsa, explicó que tal brecha responde –entre otros actores– al estigma social que aún representa el ser portador del virus.
“Buscamos que la población sepa que, con la medicación adecuada, el VIH ya no es mortal, sino una infección crónica. Por ello, ante la duda, se debe acudir al centro de salud. El objetivo es que nueve de cada diez peruanos infectados sean diagnosticados. De esa cifra, el 90% debería recibir tratamiento”, dijo.
El Minsa ha precisado que las regiones más afectadas por el virus son Lima y Callao (58% de casos reportados), les siguen Loreto (6%), La Libertad (4%) e Ica (4%). Asimismo, se ha determinado que las poblaciones más vulnerables son la comunidad gay y las mujeres trans.
—Sin tratamiento—
Para controlar la cantidad de VIH en la sangre y mejorar las defensas de los pacientes, el Minsa emplea el tratamiento antirretroviral de gran actividad (Targa), que combina tres tipos de medicamentos. Este se distribuye de manera gratuita –tras una solicitud voluntaria– a 40.314 peruanos en 117 centros públicos de salud, según el sector. No obstante, se calcula que unos 25 mil personas aún no reciben el Targa.
Para Robinson Cabello, director ejecutivo de la ONG Vía Libre, esto responde a que actualmente la norma técnica utilizada por el Minsa para la atención del adulto infectado establece que, para recibir el Targa, el paciente debe presentar menos de 500 células CD4 (glóbulos blancos que ayudan al sistema inmunológico) en una muestra de sangre.
“El problema es que esa norma es del 2014 y no se ha actualizado, pese a que la Organización Mundial de la Salud [OMS] ya determinó que el tratamiento debe brindarse desde el diagnóstico mismo de la infección, sin requerimiento médico alguno”, precisó Cabello.
Al respecto, el representante de la OMS en el Perú, Raúl González-Montero, explicó que su institución recomienda iniciar el Targa cuando se identifica la presencia del VIH en la sangre, ya que los estudios científicos más recientes han demostrado que así se puede mejorar la calidad de vida del paciente con mayor eficacia.
“Además, como la acción del antirretroviral es reducir al mínimo la presencia del virus en el organismo, se generan mejores condiciones para la salud pública, ya que ese paciente infectado tendrá menos posibilidades de contagiar el virus a otras personas”, indicó González-Montero.
El también representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en nuestro país agregó que la prevalencia del VIH (proporción de nuevos pacientes) en el Perú es similar a la de otras naciones en Latinoamérica, por lo que la prevención debe darse de manera regional.
—Se actualizará norma—
Patricia Segura, del Minsa, confirmó a El Comercio que la norma de atención para pacientes con VIH no ha sido actualizada a los parámetros científicos vigentes. Por ello, indicó que el sector Salud ya trabaja en un nuevo protocolo. El mismo, según la funcionaria, será culminado a más tardar en enero del 2017.
Agregó que, en ese documento, se incorporarán antirretrovirales que generen una mayor adherencia del paciente hacia el tratamiento y reduzcan los efectos secundarios.
“Esperamos que, en lugar de que tome tres pastillas al día, como hace actualmente, el paciente solo ingiera una. Con ello, podrá seguir el tratamiento sin problemas y se evitará que lo deje en el futuro”, explicó Segura.
—El drama indígena—
En una reciente investigación del portal Ojo Público, se reveló que, en las provincias de la Amazonía con población indígena, se registraron 8.793 casos de VIH y 1.259 pacientes con sida.
Al respecto, el Minsa informó que las comunidades nativas son prioridad, pese a que las barreras culturales no permiten el acceso a la medicina formal. “Se han enviado 7 brigadas móviles al Datem del Marañón (Loreto). Esto se ampliará en los próximos meses”, explicó Patricia Segura.