Huánuco: caso de jóvenes asesinados por una turba sigue impune

Rosa Moreno camina hacia el cementerio Santa Teodora de Huánuco sin dejar de pensar. Su recorrido es un tormento. Y no lo es por el calor o por el cansancio de trasladarse por una larga y empinada pendiente del cerro Las Terrazas, donde yacen los restos de su primogénito. Cada paso es un recuerdo de Emerson Roque Moreno (24) y del día en que tuvo que recoger su cadáver carbonizado. “Dijeron que era delincuente, pero nunca lo fue. Lo que más me duele es la forma cómo murió”, relata la acongojada mujer.

Emerson fue uno de los dos jóvenes asesinados salvajemente el pasado 15 de setiembre por un grupo de moradores de Andas, un centro poblado del distrito de Jacas Grande, en la provincia de Huamalíes, situado a 110 kilómetros de Huánuco (a cuatro horas de viaje en automóvil).

Las primeras informaciones difundidas aquel día referían que él y su amigo Miguel Mauricio Nieves (32) eran dos malhechores que cayeron en manos de una enardecida turba tras el asesinato del poblador Alejandro Guardia Salazar (57), muerto de un disparo en circunstancias aún desconocidas por las autoridades. El arma con la que le quitaron la vida a este ciudadano hasta ahora no aparece.

La noche en que los agentes de la comisaría de Llata –la más cercana al lugar del crimen, a una hora de viaje– recogieron los cadáveres, los pobladores de Andas dijeron que una de sus víctimas mató a Guardia, luego de cometer un robo, y por eso actuaron con ira. Se pensó que el accionar era consecuencia de la polémica campaña Chapa tu Choro; sin embargo, las declaraciones de algunos testigos han llevado a las autoridades a establecer que el móvil fue un ajuste de cuentas.

ROSTRO CONOCIDO

Desde el 2012 hasta fines del año pasado, Emerson Roque trabajó en un campamento de extracción ilegal de oro cerca del río Marañón. Su empleador primero fue Edward Rojas Soto, y luego su hermano Luis Sulpicio Rojas Soto –actual alcalde delegado de Andas–, quien le habría debido más de S/.5 mil por su trabajo.

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