En el desierto de Nazca se encuentra una historia interminable de costumbres desaparecidas, dioses y animales sagrados. Con más de dos mil años de antigüedad, los geoglifos que resaltan desde la arena generan un sinfín de incógnitas que motivan a historiadores, arqueólogos, turistas y todo aquel que guste de elaborar teorías sobre la creación de estas fantásticas figuras.
En la lista infinita de aficionados, se encuentra Omar Bendezú De La Cruz, arqueólogo y docente de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica (Unica). Su nombre se volvió noticia cuando presentó los resultados de un largo trabajo que lleva cerca de un quinquenio en desarrollo. Con el apoyo de veinte estudiantes universitarios –pero bajo un esquema de autofinanciamiento- reveló el descubrimiento de 29 nuevos geoglifos.
Descubrimiento sustancial
Se trata de figuras de hasta 42 metros de largo en las piezas más extensas, y cerca de once metros en las formas más pequeñas. Estas se ubican –de acuerdo con Bendezú- en la ladera de los cerros del Centro Poblado San Francisco, en el distrito El Ingenio, y otras en San Juan de Changuillo. Todas miran hacia el sur. Cabe resaltar que las formas de las Líneas de Nazca pueden llegar a medir cerca de 270 metros de largo.
En comunicación con El Comercio, el arqueólogo explicó que los geoglifos –principalmente de felinos, posiblemente representando al gato andino- habrían sido construidos en el periodo tardío de la cultura Paracas. Es decir, alrededor de los 300 años a.C. Se considera que fueron los Nazca -según el especialista- quienes formaron las estructuras antropomorfas, incluso manipulando las figuras de los Paracas, modificando los rostros de los felinos. Esta sociedad habitó la zona hasta los 600 años d.C.
De acuerdo con el arqueólogo, las figuras antropomorfas serían recién construidas por la cultura Nazca, que habito la zona después de los Paracas. Fotos: Agencia Andina.
La mayoría de las formas reveladas corresponderían a felinos, un animal de suma importancia para la cultura Paracas.
A simple vista, las formas se camuflan entre la arena. Gracias al trabajo de campo y el uso de drones y tecnología, es posible determinar la forma de los geoglifos.
Para Bendezú, estos descubrimientos son un hito de inmensa importancia para el país. “Nosotros tratamos de reconstruir las sociedades destruidas, antiguas. [Estos hallazgos] nos motivan a hacernos preguntas. [Por ejemplo], ¿qué significaron los felinos para estas sociedades? ¿Qué animales habitaron esta zona?”, comentó.
Sin apoyo institucional
Los descubrimientos de Bendezú y su equipo se han convertido en noticia reciente, pero son producto de un largo trayecto y arduo trabajo. De acuerdo con el arqueólogo, la odisea inició en el 2017, pero fue entre los meses de abril e inicios de julio del 2022 que se realizó el trabajo de campo que llevó a la revelación de la treintena de figuras. Esta iniciativa, denominado ‘Proyecto de Investigación Arqueológica Geoglifos de El Ingenio Nazca e Identificación de Geoglifos de Changuillo hasta las Pampas de Santiago de Ica’ fue presentado por Bendezú en el IX Congreso Nacional de Arqueología, desarrollado en agosto del 2022.
Para este trabajo -que contó con la participación de otros 20 estudiantes-, no hubo financiamiento institucional. “Este proyecto se ha tenido que autofinanciar [y] ha tenido la participación voluntaria de los alumnos, que buscan aprender”, contó el arqueólogo, quien resaltó que el Ministerio de Cultura supervisó las labores. Bendezú De La Cruz exhortó a las municipalidades distritales a “mantener la integridad de los geoglifos”. “Son únicos”, recalcó.
Asimismo, destacó que aún hay mucho por investigar y conocer. “No hay mucho apoyo y hace falta que se dé a conocer lo que tenemos, Tenemos una riqueza. Yo pido a las autoridades a que traten de proteger [esta herencia cultural]. [Además], cualquier apoyo siempre va a ser bienvenido y nos va a animar a seguir”. El docente detalló que en algunos momentos recibieron apoyo económico por parte de las municipalidades, pero la mayoría de gastos -tanto directamente relacionadas con las labores como aquellos logísticos- han sido cubiertos a cuenta propia.
El rol de la tecnología
Bendezú explicó a El Comercio que para el descubrimiento de estas figuras se realizaron trabajos de campo, viajes de drone y procesamiento empleando softwares especializados. El arqueólogo detalló que las imágenes tienen que cumplir una serie de criterios para ser evaluadas de manera adecuada. Por esto, el vuelo de los drones estaba planificado con exactitud. La altura de la cámara debía ser precisamente calculado, así como el tiempo de la foto. Esto -explicó Bendezú- porque se debía emplear adecuadamente la luz del sol para tener imágenes que permitan un análisis oportuno.
Estas fotografías luego son procesadas virtualmente, permitiendo delimitar el trazo de las figuras. El docente de la Unica contó -a manera de resumen- que se comparan diversas fotografías de la zona y se delimitan zonas con sombras. Esto permite evaluar el espacio y encontrar patrones que den luz sobre la presencia de un geoglifo. En conjunto, el trabajo de campo y la tecnología, permite conocer las nuevas formas que se encuentran a lo largo del desierto de Nazca.