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Ricardo León

El historial criminal de Sendero Luminoso en el Alto Huallaga comenzó entre fines de 1983 y comienzos de 1984, y sus primeros objetivos fueron los trabajadores del Proyecto Corah (dedicados a la erradicación de cultivos de hoja de coca) y las patrullas policiales y militares.

El 31 de enero de 1984, atacaron la base de Aucayacu (Huánuco), asesinando a varios efectivos. Los ataques a patrullas se sucedieron. Uno de los más sangrientos fue el 31 de mayo de 1987, en Uchiza (San Martín), donde murieron seis policías tras un prolongado hostigamiento.

Dos años después, en mayo de 1989, Sendero atacó otra vez el puesto policial de Uchiza. De los 10 policías que murieron, tres –los de más alto rango– fueron fusilados en la plaza del pueblo.

Pocos agentes del orden han logrado sobrevivir a las emboscadas que ‘Artemio’ dirigió, por una razón simple: los terroristas ejecutaban a los heridos, muchas veces con sadismo, y se llevaban sus armas. El suboficial brigadier (r) PNP Agustín Soto es uno de los que se salvaron por motivos que ni siquiera él mismo entiende. El 20 de diciembre del 2005 se desplazaba con su patrulla a bordo de camionetas de Aucayacu a Tingo María, en la selva de Huánuco. Él lo recuerda como una película en cámara lenta: una explosión, cuerpos sacudidos; le habló al chofer, pero ya estaba muerto; quiso bajar del vehículo, pero las piernas no le respondían. Casi desmayado, vio el cañón de un fusil frente a sus ojos y escuchó: “¡Apura, mátalo!”. Otra voz dijo: “No le disparen, déjenlo ahí”. Una rarísima excepción en la estadística criminal de ‘Artemio’.

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—Errores y horrores—
La nota de prensa que el Poder Judicial envió la tarde del martes pasado tiene algunas imprecisiones. “El Colegiado A de Sala Penal Nacional inició esta mañana el juicio oral contra el dirigente de Sendero Luminoso Florindo Eleuterio Flores Hala, (a) Camarada Artemio, por su presunta autoría en varias emboscadas terroristas perpetradas durante 1996, en la región del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem)”, se lee en el documento.

Los asesinatos de policías y militares que ‘Artemio’ ordenó y planificó no solo fueron perpetrados en 1996, sino a lo largo de casi tres décadas, hasta su captura en el 2012.

Además, ninguno de estos atentados y emboscadas se registró en el Vraem –donde el cabecilla senderista no tenía presencia alguna–, sino en la región del Alto Huallaga, el territorio que controló y donde se escondió.

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El Ministerio Público acusa a Flores Hala del asesinato de un total de 56 efectivos del Ejército, 43 policías y 32 civiles.

Como dice Luis Landa, titular de la Tercera Fiscalía Superior Penal Nacional, en este proceso se aplicaría la figura de la autoría mediata porque ‘Artemio’ tuvo “toda la preponderancia” para ordenar esos ataques y emboscadas a las fuerzas del orden.

El propio cabecilla senderista ha aceptado ya que ordenó estas muertes. A fines de febrero del 2012, semanas después de ser capturado en la selva de San Martín, ‘Artemio’ escuchó durante largas horas la lectura de los 27 atestados redactados por la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) que lo sindicaban como culpable de estos crímenes.

Terminada la audiencia, el fiscal Marcos Guzmán Baca le preguntó si se declaraba culpable o inocente. “Asumo todo [...] Yo asumo los hechos como jefe del Comité Regional del Huallaga. Lo que usted ha leído son hechos de guerra”, respondió ‘Artemio’, más desafiante que nunca. Todavía tenía una mano herida por un balazo que recibió poco antes de su captura.

-Todos los procesos-
‘Artemio’ fue capturado en febrero del 2012. En el 2013, la Sala Penal Nacional lo condenó a cadena perpetua por terrorismo, narcotráfico y lavado de activos, así como al pago de S/500 millones como reparación civil. La siguiente audiencia por el asesinato de policías y militares será el martes 11 de julio.

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