crecimiento
crecimiento
José Carlos Requena

La mañana del jueves 15 de junio, el congresista Luis Galarreta, vocero de Fuerza Popular, exigió la presencia del ministro Alfredo Thorne en el pleno del Congreso: “Es necesario que el ministro de Economía venga inmediatamente [...] No vamos a continuar [con la sesión plenaria] si el ministro [Thorne] no viene inmediatamente”.

Dado que Thorne había sido citado para el día siguiente, el hecho fue descrito por su colega Juan Sheput con gran precisión como “un acto de prepotencia política”.

Esa misma mañana, el INEI presentó su Informe Técnico de Producción Nacional, que contiene un dato duro: la economía peruana creció solo 0,17% en abril del 2017, respecto al mismo mes del año pasado, la “cifra de crecimiento más baja desde setiembre del 2009”, mucho menor que la proyección del BCR (0,7%) o que lo esperado por Reuters (0,9%), y coherente con lo adelantado por el MEF el jueves (El Comercio, 16/6/2017).

Esto ocurrió –debe recordarse– la misma mañana en que Galarreta exigió que el ministro Thorne acudiera, casi al término de la distancia, al pleno. La alusión no es gratuita. Algo que debe abordar la élite política, desde el Ejecutivo y el Legislativo, es la reactivación de la economía. En ello, promover la inversión, con gran incidencia en las regiones, es un aspecto clave.

Un informe de Macroconsult presenta los principales proyectos de inversión y sus potencialidades. Dos aspectos relevantes se desprenden de él: la necesidad de un trabajo coordinado entre gobierno nacional y gobiernos subnacionales, y la potencialidad que representa el incremento del precio del cobre.

Según Macroconsult, para el 2016, la inversión fija representó el 22,7% del PBI, siendo mayoritariamente privada (17,8% versus 4,8% de la pública). La inversión pública, estimada para el año pasado en S/27 mil millones, fue ejecutada en un 65% por gobiernos subnacionales, en su mayoría (casi el 70%) por gobiernos locales.

Dada esta circunstancia, que además se complejiza con las elecciones de octubre del próximo año, se hace necesario un acompañamiento cercano a los gobiernos subnacionales para acelerar proyectos.

El otro punto importante es el alentador entorno internacional, que augura un precio alto del cobre, lo que “incentivaría inversión en los próximos años”. En ello contribuyen las operaciones de Las Bambas, las próximas ampliaciones de Marcona (Ica), Toquepala (Moquegua) y Toromocho (Junín), y las altas probabilidades de que Quellaveco (Moquegua) reciba aprobación final en el 2018.

Frente al desafiante entorno, resulta clave encontrar puntos de colaboración que trasciendan coyunturas (a veces innecesariamente) enrarecidas y desgastantes. Pasar del destrabe económico al destrabe político.

Contenido sugerido

Contenido GEC