(Foto: Juan Ponce)
(Foto: Juan Ponce)
Alicia Rojas Sánchez

Luego de lo ocurrido durante El Niño costero del 2017, la zozobra dejada hace una semana por el desastre en Mirave (Tacna) ha vuelto a colocar la mirada en el panorama meteorológico del país, que atraviesa plena temporada de lluvias y está a puertas de las semanas más intensas de precipitaciones.


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—¿Qué causó las fuertes lluvias en el sur ?
Cuando hablamos de eventos de lluvias de corto periodo no se puede asignar al cambio climático así nada más. Es un proceso de largo plazo. Con respecto a estas lluvias, que han batido récords en varias de nuestras estaciones de la sierra sur, se enmarca en el contexto de El Niño, pero no necesariamente efecto de él. A El Niño se asocian menos lluvias en la parte sur.

—¿A qué proceso se debe entonces?
Hemos tenido alta presencia de humedad en la atmósfera y, junto con una circulación atmosférica favorable, eso ayudó a que se formen estas lluvias en la vertiente del Pacífico, en el lado sur-occidental de los Andes.

—¿Esta alta presencia está asociada al cambio climático?
El aire húmedo proviene de la región del océano Pacífico más al norte, traído por los vientos. También puede haber una contribución del calentamiento del mar asociado a El Niño en la costa.

—¿Con qué mayor frecuencia se podrían presentar estos eventos en los próximos años?
Un efecto que se está previendo a nivel mundial es que con la mayor temperatura del aire habrá más humedad ahí. Con ello, hay expectativas de que los eventos de lluvias intensas sean más frecuentes y/o más intensos.

—En el Perú, ¿podría haber escenarios más fuertes de los que se presentaron?
Un estudio que publicamos hace un par de meses en la revista Nature muestra que en el siglo XXI, respecto al siglo XX, hay 47% de mayor frecuencia de eventos El Niño de la magnitud de los de 1983 y 1998. Los de ese tipo serían más frecuentes en los próximos años.

— Entonces, una de las consecuencias del cambio climático será que se pueden presentar Fenómenos El Niño más frecuentes.
Sí, exactamente. Fenómenos de la magnitud del 1983 y 1998, que fueron los más extremos. También hay algunos resultados preliminares de investigadores a nivel internacional que sugieren que El Niño costero como el de los años 1925 y 2017 también podría ser más frecuente.

—Perú es uno de los países más vulnerables frente al cambio climático, ¿las lluvias que se puedan presentar como consecuencia de esto van a ser relacionadas a El Niño o pueden presentarse fuera de esta relación?
El clima de Perú tiene mucha variabilidad y buena parte de esa se asocia a El Niño, pero no todo. La razón por la cual Senamhi y la comunidad científica se enfoca en El Niño es porque es predecible. Eso nos da una ventaja. Pero, hay otros fenómenos que o no conocemos bien, o no son predecibles con tanto tiempo. Ahí estamos más limitados y cosas como lo ocurrido en el sur cae en el segundo grupo. Es decir, es un fenómeno que más que unos días antes no lo pudimos haber previsto.

—Lo del sur fue sorpresivo…
En esta perspectiva del clima, es decir con varios meses de anticipación, no se previó. Pero ya una vez que se empezó a dar las condiciones, ahí sí.

—El ENFEN informó que estamos en un Niño débil, ¿qué implica esta condición?
Se refiere a que el índice basado en la temperatura del mar en la región Niño 1 + 2 (costa norte del Perú) en promedio está por encima de 0,4 grados, promediado sobre 3 meses. Estamos con el aviso de lluvias en la zona norte y centro hasta el 20 de febrero. Luego, a partir del día 25 veremos si retornan las condiciones para que vuelva a empezar a llover en la costa.

—El ENFEN también advirtió la próxima llegada de una onda kelvin.
Si para marzo, como se prevé, esa onda kelvin cálida calienta el mar, ayudará a que haya más lluvias. Además, marzo es el mes más lluvioso. Todo eso hace que en marzo la probabilidad que haya unos días de lluvia intensa sea mayor. Incluso, en algunos casos, podría ser de la intensidad de lo que vimos el 2017. No con la frecuencia, pero sí con la intensidad. En eso sí hay que tener mucho cuidado.

—¿Eso sería por el calentamiento del mar o por la atmósfera?
La suma de todos los factores, incluyendo que los vientos alisios son normalmente más débiles en marzo.

—¿Qué debería estar pasando para hablar de un Niño costero?
La definición de El Niño en la costa o costero, oficialmente, la que el ENFEN publicó el 2012, simplemente requiere que el Índice Costero El Niño basado en la temperatura del mar en la región Niño 1+ 2 exceda el umbral de 0,4 grados por tres meses. En este momento, en ese sentido, desde diciembre estamos ya en El Niño costero. Por otro lado, el calentamiento del mar no siempre produce lluvias intensas, como vimos durante El Niño en el verano del 2016.

—¿El clima actual, entonces, en un Niño costero?
Pero El Niño costero definido por el ENFEN. No es El Niño costero del 2017. Ese año el concepto fue tomado por la población y reinterpretado. Si hablamos de lo que vemos ahora, no es lo del 2017.

—La información que procesa Senamhi, ¿cómo se canaliza a los involucrados, a las autoridades?
Cuando hablamos de preparación, la información de Senamhi es clave. Si hablamos de pronóstico, esa información llega a todos: Indeci, gobiernos regionales, locales, etc. Qué hacen con ella, depende de los roles de cada uno.

—¿Tienen reuniones con ellos?
A través de los Centros de Operaciones de Emergencias Regionales o COER, a cargo de los Gobiernos Regionales. Tenemos presencia en ellos, además de tener medios de comunicación directa con los integrantes del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres.

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