La batalla parecía perdida en la pampa de Junín. Los jinetes del Ejército Libertador del Perú eran superados en número y perseguidos por la caballería española del Ejército realista del norte. De súbito, una acción militar realizada por los Húsares del Perú cambió el desenlace previsto de la batalla de Junín.
“Como auxilio del cielo, el primer escuadrón del regimiento peruano, conducido por su comandante don Isidoro Suárez (…) se lanzó sobre los enemigos que luchaban furiosos con sus compañeros sobre su derecha, con cuya operación los tomó de flanco y por retaguardia (…); así, por esta oportuna operación, los españoles resultaron atacados por el frente, por el flanco derecho y por las espaldas”, escribió Juan Basilio Cortegana (1801-1877).
“¡Viva el Perú! ¡Vivan los heroicos húsares de Junín!”, pronunció Simón Bolívar tras enterarse de la victoria del Ejército Libertador del Perú.
Los hechos de aquel día trascendental en la historia del país están plasmados en los manuscritos de Cortegana, oriundo de Celendín, que a sus 23 años integraba la Legión Peruana de la Guardia del Ejército Libertador del Perú en las batallas que sellaron nuestra independencia en 1824: Junín y Ayacucho.
Además del testimonio escrito, Cortegana elaboró un mapa en el que se aprecia la ubicación de las divisiones enfrentadas y el desarrollo de la batalla que hoy conmemoramos.
“Vemos las posiciones de ambos ejércitos contendientes: las divisiones patriotas, pintadas de rojo, y las divisiones realistas, pintadas de azul. Podemos ver los desplazamientos de los ejércitos. Las divisiones realistas inician el ataque y luego se da la entrada de la división de Manuel Isidoro Suárez [Húsares del Perú] por la contraorden que da José Andrés Rázuri. El contrataque patriota que da como resultado la victoria patriota en Junín”, explicó Jorge Huamán, historiador y responsable del Fondo Antiguo de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), donde se resguardan los manuscritos.
Las narraciones de este y otros acontecimientos históricos fueron registradas por Cortegana en trece volúmenes de manuscritos que abarcan la historia del Perú desde los orígenes de los incas hasta 1827. “Constituyen la primera gran obra de la historia del Perú”, subrayó Huamán.
Este material invaluable, que escribió entre 1848 y 1864, fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura (Mincul) en el 2021. Sin embargo, permanecieron inéditos casi dos siglos, pues solo se había publicado extractos en 1950 y 1974.
“Tras su fallecimiento, la hija de Cortegana donó los manuscritos al Estado en algún momento. Se sabe que hasta 1930 estaban en manos del historiador Emilio Gutiérrez de Quintanilla. Sin embargo, luego de la muerte de este aparecieron en Argentina como parte de la colección del presidente Agustín Pedro Justo. Los manuscritos vuelven al Perú en 1945, gracias a la labor de Jorge Basadre para adquirir libros luego del incendio de la Biblioteca Nacional de 1943″, explicó Huamán.
Actualmente, se preservan en el Fondo Antiguo de la sede de la BNP en San Borja. El año pasado, tras una exhaustiva labor de edición, la BNP, en alianza con la Fundación BBVA, publicó ‘Historia del Perú' de Cortegana, una colección de cinco tomos elaborada a partir del contenido de los trece manuscritos redactados por Cortegana.
Los historiadores Carmen McEvoy y Marcel Velásquez estuvieron a cargo de la dirección académica de los cinco tomos de ‘Historia del Perú’ de Cortegana que publicó el año pasado la BNP en alianza con la Fundación BBVA.
En diálogo con El Comercio, la historiadora calificó a Cortegana como un ‘cronista soldado’ que escribió “la primera historia militar de la independencia” al redactar sobre las batallas decisiva de Junín y Ayacucho en las que participó.
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“Los manuscritos de Cortegana brindan información sumamente detallada que proviene, ni más ni menos, que de un testigo presencial de un momento histórico como la batalla de Junín. Es una las pocas crónicas escritas por un peruano de manera tan vívida, casi cinematográfica”, resaltó McEvoy.
La Batalla de Junín, peleada con arma blanca, es una de las más sangrientas de la independencia y a la vez decisiva en el marco de una ardua campaña cuyo mayor desafío fue confrontar a un ejército bien preparado y a una geografía endemoniada. En el corazón de la sierra peruana, se da una brutal batalla que cambiará radicalmente la dinámica de la guerra, dotando a los peruanos con la victoria que tanto demandaban para fortalecer la causa patriota. Peleada contra columnas realistas, bien vestidas y pertrechadas, y que por lo mismo no imaginaban el contrataque que se produce por la desobediencia audaz de un hijo de San Pedro de Lloc: Andrés Razuri.
Junín es el viraje positivo de una campaña que culmina en la Pampa de la Quinua. No se puede entender Junín sin un piurano que desconoce las órdenes de Simón Bolívar, porque entiende lo que está en juego; y tampoco sin la labor silenciosa y poco reconocida del huamachuquino José Faustino Sánchez Carrión, a quien le debemos la logística de esa victoria; y mucho menos del celendino José Basilio Cortegana, quien nos deja un electrizante relato, que todos los escolares peruanos deben de leer.
¿Quién fue el prócer Cortegana?
Juan Basilio Cortegana nació en 1801, en Celendín, Cajamarca. Siendo aún adolescente, se enroló primero en el Ejército realista. Sin embargo, decidió unirse al ejército de la Expedición Libertadora, comandada por don José de San Martín, en 1820. “Cortegana fue testigo de las juras de independencia en Trujillo (28 de diciembre de 1820) y Lima (28 de julio de 1821)”, explicó McEvoy.
Como integrante de la Legión Peruana de la Guardia participó en 1824 en las batallas de Junín y Ayacucho a las órdenes de los generales José de la Mar y José María Plaza. “Su patriotismo y sentido del honor militar, que expresa en sus manuscritos, se vieron fortalecidos por su incorporación a la Legión Peruana de la Guardia”, destacó McEvoy.
En esa línea, Huamán indicó que Cortegana es un prócer de la independencia y lo calificó como un “padre de la patria”.
Por otro lado, McEvoy explicó que Cortegana buscó reivindicar el rol de los soldados peruanos. “Uno de sus objetivos fue relevar la presencia de los soldados peruanos en las dos batallas decisivas para la independencia: Junín y Ayacucho. Cortegana registra los nombres y apellidos de los participantes en las batallas. La posterior celebración en el campo patriota emociona, mucho más ahora cuando, debido al envilecimiento de la política, el heroísmo es casi inexistente”, aseveró.
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Por otra parte, Huamán narró que Cortegana fue nombrado diputado en el Congreso entre 1868 y 1871. Durante su gestión parlamentaria, logró que su natal Celendín sea reconocida como provincia en 1868.
Así también, McEvoy destacó el carácter humanista en la obra de Cortegana y la importancia que dio al papel de las mujeres en las guerras de la independencia.
“Me fascina la manera como Cortegana humaniza la guerra, dotándola de nombres y apellidos, pero además de sentimientos nobles. Esto ocurre con historias entrañables como la de la rabona huamachuquina Jacinta Patriotísima, que cocina para la tropa en Junín y Ayacucho sin recibir ninguna compensación estatal”, destaca. “Cualquiera que se proponga a hacer una historia social de la guerra en el Perú está obligado a leer a este gran celendino”, afirma.
Este 6 de agosto, nuestra región de Junín se viste de gala para conmemorar el bicentenario de la histórica Batalla de Junín, un episodio trascendental en la lucha por la independencia del Perú y de América Latina. Este día no solo nos invita a recordar con gratitud y admiración a los valientes que ofrendaron sus vidas por la libertad, sino también a reflexionar sobre nuestro presente y futuro como región.
Desde mi gestión, hemos decidido que la celebración de este acontecimiento debe ir más allá de los actos protocolares y las conmemoraciones. Estamos comprometidos con la idea de que honrar verdaderamente el legado de nuestros héroes implica trabajar incansablemente por el desarrollo de Junín. En el ámbito educativo, estamos impulsando programas que buscan reducir la brecha educativa y garantizar que nuestros niños y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad. Sabemos que la educación es la base del desarrollo, por lo que tenemos planificado un Colegio de Alto Rendimiento y otros colegios emblemáticos.
En cuanto a la salud, hemos redoblado esfuerzos para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a atención de calidad, por lo que tenemos en cartera un hospital de alta complejidad en el Mantaro, el hospital de la provincia de Junín, el hospital de Jauja y el hospital de Concepción. La infraestructura es otro pilar fundamental de nuestra gestión, y estamos invirtiendo en la modernización de nuestras vías de comunicación para facilitar el transporte y el comercio.
Por último, estamos fomentando el desarrollo económico a través de políticas que apoyan a nuestros agricultores. Creemos firmemente que una economía sólida y diversificada es la clave para un progreso sostenible y estamos dedicados a crear un entorno que favorezca la innovación. En este bicentenario de la Batalla de Junín, invito a todos los ciudadanos a unirse a nosotros en este esfuerzo por construir una región más fuerte y próspera. Recordemos con orgullo nuestro pasado, pero también miremos hacia adelante con determinación y esperanza.