Silvia Cruz tiene el rostro compungido. Se le ve cansada. En la mano izquierda carga una pala, y en la derecha, un par de sandalias sucias de lodo; en los últimos días ha repetido esta misma escena en varias ocasiones. Es la séptima vez que la quebrada San Ildefonso se desborda y el barro vuelve a sepultar el primer piso de su casa. La primera vez ocurrió el 10 de febrero de 1998, cuando ella tenía 21 años.
“Fue un martes terrible. ¡Cómo olvidarlo! Cuando vimos que el agua venía con muchísima fuerza, creíamos que era el fin del mundo. Recuerdo que mamá gritaba y nos pedía que salgamos de la casa o subamos al cerro. El lodo y las piedras prácticamente se llevaron nuestra casa”, recuerda Silvia.
Esta mujer, que hoy tiene 40 años, vive en el pasaje Juan de Córdova, en la misma casa que aquella vez soportó el temporal, y a menos de 100 metros del cementerio de Mampuesto. Este lugar fue arrasado en los días últimos días por los huaicos, que después de inundar el distrito de El Porvenir llegaron al Centro Histórico de Trujillo.
“Otra vez creo que un milagro nos ha salvado de morir”, dice Silvia sentada sobre una piedra que el huaico dejó en la puerta de su casa. “Esta vez fui yo la que avisé a mi madre que el agua venía y pudimos salvarnos todos”, agrega.
Silvia compara los huaicos que cayeron esta semana en El Porvenir con el que sufrió en febrero de 1998. Ella asegura que todos fueron aterradores, aunque los de este año se sucedieron uno tras otro.
Ella admite que nadie en esta zona aprendió la lección de 1998: “Era previsible que la quebrada volvería a desbordarse y arrasaría nuestras casas, pero parece que ni a mí ni a mis vecinos ni a las autoridades nos importó”.
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Amazonas: deslizamiento afecta a 12 familias en Imaza ► https://t.co/zon2f1uUBy pic.twitter.com/fqEdNSPXRg— Sociedad El Comercio (@sociedad_ECpe) 26 de marzo de 2017