Las acciones para conservar el ave cortarrama peruana han dado un paso significativo con la creación de una nueva reserva natural para esta importante especie. El área está ubicada dentro de los terrenos de la empresa agrícola Plantaciones del Sol SAC, que forma parte de la cadena internacional de Ingleby Farms y que opera en el distrito de Motupe, en Lambayeque.
La cortarrama peruana (Phytotoma raimondii) es una especie en vías de extinción, clasificada así por el Estado Peruano y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Es además uno de los ejemplares endémicos de los bosques secos del noroeste peruano.
El ornitólogo ingles Jeremy Flanagan fue el encargado de realizar los inventarios de las aves en el predio de la empresa Plantaciones del Sol. Comprobó que en un área de 50 hectáreas moran unos ocho ejemplares del ave. En la investigación, además de cortarrama se dio con la sorpresa que también el lugar es el hábitat del copetón rufo (Myiarchus semirufus), otra especie amenazada y endémica de los bosques del noroeste.
El estudioso registró un total de 75 especies, que incluye 24 especies propias del bosque seco del noroeste.
“El fundo tiene una avifauna excelente y hay que reconocer la labor de la empresa privada para conservarla. Si apoyamos más iniciativas como estas y conservar más bosques a través de otras empresas, será un gran aporte en la conservación de la biodiversidad única del norte” indicó Flanagan.
La conservación de la biodiversidad local forma una estrategia clave en las operaciones de Plantaciones del Sol e Ingleby Farms, resaltó el gerente general de Perú, Pablo Ferreyros quien subrayó: “Ingleby Farms se adhiere a la filosofía de la agricultura sustentable, que surge de un profundo respecto por la tierra y su biodiversidad y para hacer una agricultura rentable por muchos años”.
Uno de los hábitat preferidos por la cortarrama peruana en Lambayeque es el Santuario Histórico Bosque de Pómac donde cada año llegan cientos de turistas para observar la gran variedad de aves que viven en el bosque de algarrobos más antiguo de Sudamérica. Se estima que la población de cortarramas apenas supera los 70 ejemplares.