Roberto Torres Gonzales no tiene razones para festejar. Ayer, tras las rejas, cumplió 55 años de edad. Es la primera vez, en los ocho años de relación sentimental que tiene con Katiuskha del Castillo Muro que los conmemora sin ella. Atrás quedaron las fiestas con mariachis, los exagerados almuerzos, los ostentosos viajes. Nada de eso ahora es posible: ambos pasarán varios meses dentro de una prisión, al menos hasta que culminen las investigaciones.
La historia de amor del alcalde y la administradora de empresas de 26 años tuvo como cupido a la madre de esta última, doña Norma Muro. Torres Gonzales, quien es 28 años, 6 meses y 20 días mayor que Katiuskha, se cruzó en el 2006 con su imponente belleza de 1,70 metros de altura en el festival del King Kong de Lambayeque, al que el entonces candidato a la alcaldía de Chiclayo asistió con su familia. Inmediatamente quedó prendado de la joven y comenzó a frecuentar el local de venta de menú de propiedad de doña Norma, frente a la Universidad Pedro Ruiz Gallo, donde el cebiche y la papa a la huancaína eran la especialidad.
Para entonces, Katiuskha tenía 18 años. La buena sazón de doña Norma, así como la presencia de la joven, la última de cuatro hermanos, convirtió al burgomaestre en un comensal habitual. Al iniciar su gestión 2007 -2010, Torres le ofreció el puesto de practicante en la alcaldía y luego le daría trabajo a la madre y al padre de la niña de sus ojos. Así nació ‘La Jefa’.
Al enterarse de esta relación, Maribel Alarcón Camacho, madre de sus tres hijos y con quien se casó cuando solo tenía 16 años (gracias a un permiso especial del arzobispado), le pidió el divorcio. Ella, quien ya había perdonado otras infidelidades a Torres Gonzales, se quedó sin hogar y sin la custodia de sus hijos.
“A él le gustan las chibolas. Tiene una debilidad por las muchachitas”, dijo un familiar de Alarcón Camacho que asistió a la audiencia de ayer en la sede judicial de Chiclayo.
Tras las críticas del personal de la comuna, Katiuskha deja el municipio, pero se queda con el corazón del burgomaestre.
Ya con la relación consolidada, y para que no pierda el gusto por la carrera pública, Torres hace un trueque de funcionarios con su par de la municipalidad del distrito de José Leonardo Ortiz (JLO), Raúl Cieza: En el municipio de Chiclayo se contrató al hermano de Cieza y en JLO, Katiuskha asumió como jefa de Archivo.
Otra vez, tras una serie de denuncias, se queda sin trabajo. Para este año se presentó como candidata a regidora por la agrupación Manos Limpias. En su hoja de vida, presentada ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), la que fuera estudiante de la I.E. 10109 de Lambayeque dejó sin rellenar el rubro que decía bienes muebles e inmuebles. Esto, pese a que se le sindica como la principal testaferro de Torres y a que en su departamento, hace una semana, se halló un maletín con S/.600.000 (en billetes de S/.100 y S/.200), además de otros lujos como 62 pares de zapatos , 40 casacas de cuero y joyas que pesan casi 2 kilos.
Esta historia de amor, despilfarro y corrupción pasa por su momento más difícil. Pero como dicen, juntos en las buena y en las malas. E incluso en las muy, pero muy malas.