La producción local de cacao sufrió una caída de 20.5 % en abril de este año, con respecto a similar período del 2019, según el INEI. Perú es el noveno productor de cacao en grano y el segundo de cacao orgánico en el mundo (Foto: Leslie Searles)
La producción local de cacao sufrió una caída de 20.5 % en abril de este año, con respecto a similar período del 2019, según el INEI. Perú es el noveno productor de cacao en grano y el segundo de cacao orgánico en el mundo (Foto: Leslie Searles)
Redacción EC

Contrario a lo que se piensa, el se originó hace más de 5000 años en los árboles de la Amazonía que se extienden ampliamente por Perú. Se estima que detrás de cada buen chocolate está el trabajo de 100,000 familias peruanas por conservar este origen ancestral y compartir su valor con el resto del mundo. Parte de estas familias, y otros emprendimientos de la pequeña y gran industria del chocolate peruano, se conectarán desde esta semana en una edición excepcional del XI con ánimos de superar la actual crisis.

Teniendo como principales destinos de exportación los mercados de Estados Unidos y Europa, la pandemia ha dificultado la salida de cacao peruano, que sufrió una caída de 20.5 % en abril de este año, con respecto a similar período del 2019, según cifras del INEI. Una caída muy abrupta para Perú que es el noveno productor de cacao en grano y el segundo de cacao orgánico en todo el mundo.

“Queremos que la gente conozca la calidad de nuestro cacao y chocolatería, que sepan del esfuerzo que estamos haciendo con nuestras certificaciones para generar más ventas y estabilizarnos financieramente tras esta crisis”, cuenta Gianina Flores, gerenta de la fábrica de chocolates Ukaw, una de las más de 150 marcas de cacao que participarán en esta edición virtual del Salón del Cacao y Chocolate.

A diferencia de otros años, esta feria se ha adaptado a las barreras físicas con un formato digital que permitirá la interacción entre expositores, compradores, investigadores y consumidores finales desde cualquier parte del mundo.El evento mantendrá activa una plataforma virtual hasta diciembre de este año, donde todos podrán disfrutar de los espacios y actividades que suele tener en físico. Entre éstas figuran las conferencias, ruedas de negocios y 150 stands donde los consumidores podrán comprar cacao, chocolates y otros derivados que serán entregados como delivery, bajo estricto protocolo de bioseguridad.

A estos esfuerzos por sacar adelante este evento, se suma el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo () en Perú colaborando con el Ministerio del Ambiente y el (Goreu) para que más emprendimientos cacaoteros puedan mostrar al mundo el valor agregado de sus productos y sigan creciendo con sostenibilidad.

Aunque la virtualización del salón implica un desafío para todos los participantes, también será una oportunidad de llegar a un público más amplio en otros países. “Todos vamos a pasar por esta nueva experiencia juntos. Nuestro desafío más grande es que el chocolate es experiencia sensorial, pero trataremos de hacer lo mejor para compartir nuestra historia y valor”, comenta Flores, quien con su marca representará a la marca Ucayali del Gobierno Regional del mismo lugar y participará en la primera rueda virtual de negocios de este salón, en la cual otros pequeños y medianos productores de cacao y chocolate se conectarán con compradores internacionales.

Al igual que Ukaw son diversos los emprendimientos en el país con expectativas de llegar a más personas en este evento del cacao y chocolate. “El mensaje que nos gustaría transmitir en esta nueva edición del Salón es el valor y la historia que existe detrás de cada producto”, señala Rosaura Laura, gerenta de la marca Juan Laura del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).

Del árbol a la barra

Hasta hace poco cuando se hablaba del Vraem, este valle se asociaba al terrorismo, narcotráfico y el cultivo ilícito de la hoja de coca. Tras décadas de trabajo, las familias agricultoras han logrado cambiar la imagen de esta zona. Un ejemplo es Juan Laura, un laboratorio natural de chocolate que comprende desde el cultivo de 20 especies de cacao nativo en sistemas agroforestales hasta su transformación en deliciosas barras gourmet, además de otros derivados como nibs, cacao en polvo y jalea de mucílago.

“La empresa lleva el nombre de mi papá. Queríamos que cuando la gente pruebe una de nuestras barras se pregunte ¿quién es Juan Laura?”, explica Laura. “Él es un ejemplo para otros agricultores que se esfuerzan en el campo por conservar el ambiente y ofrecer lo mejor de los granos nativos peruanos mostrando su enorme diversidad genética y poder disfrutar de ese sabor con orgullo”, agrega.

Este laboratorio artesanal comparte su centro de fermentación de granos con otros agricultores asociados del distrito de Pichari, en Cusco, lo cual le permite conducir iniciativas colectivas de conservación de la biodiversidad y acceder a los programas de incentivos del gobierno.

“Todo el proceso de cultivo y transformación de nuestro cacao es trazable e in situ, lo que le da una pureza sin igual a nuestras cepas libres de agroquímicos”, comenta Laura con orgullo. Además de haber alcanzado el mercado europeo y exportar sus finos granos a Estados Unidos, los productos de Juan Laura son accesibles a través del catálogo de Eco y Bionegocios de Ministerio del Ambiente, que pone en valor el capital natural del país y resalta el uso eficiente de los recursos.

En aras de esta sostenibilidad, Juan Laura también venía trabajando antes de la pandemia con las comunidades vecinas asháninkas en armar una ruta turística del cacao en la zona que promueva un desarrollo rural integral en esta zona.

Además de haber alcanzado el mercado europeo y exportar sus finos granos a Estados Unidos, los productos de Juan Laura son accesibles a través del catálogo de Eco y Bionegocios de Ministerio del Ambiente (Foto: Juan Laura)
Además de haber alcanzado el mercado europeo y exportar sus finos granos a Estados Unidos, los productos de Juan Laura son accesibles a través del catálogo de Eco y Bionegocios de Ministerio del Ambiente (Foto: Juan Laura)

Cacao de Ucayali

En los últimos años, Ucayali ha empezado a ganar protagonismo por la calidad de su cacao. A pesar de esto, cuando empezó Ukaw sus únicos consumidores eran los “pocos turistas” que llegaban a esta región. Con empeño y mucha innovación, esta empresa ha transformado esta dinámica hacia el consumo local. “Estamos enfocados en que se puedan conocer las nuevas marcas y propuestas de valor que tiene Ucayali”, explica Flores cuya marca ofrece fórmulas inspiradas en la cultura amazónica. Así, Ukaw tiene una amplia línea con barras de chocolate hasta 70% de cacao de origen de Ucayali; otra con sabores amazónicos con camu camu, café tostado, aguaje, cocona, nuez de marañón, entre otros; así como una de bombones con culantro, pistacho y hasta cecina.

“Hoy puedo decir con orgullo que en la pandemia hemos sido una de las pocas empresas que no ha dejado de vender y eso ha sido impactante porque nos hemos dado cuenta de que todo nuestro esfuerzo han valido la pena porque ya tenemos un público local que le gusta el chocolate”, cuenta Flores. Este esfuerzo no solo los ha llevado a representar a su región, sino a ganar dos International Chocolate Awards por sus barras con 60% de cacao de origen.

La fórmula de este éxito se vincula, por supuesto, con la sostenibilidad de toda la producción. “Estamos tratando de ser ejemplo para generar una calidad de industria. Creemos en la sostenibilidad, la agricultura familiar y hacemos chocolate bean to bar (del grano a la barra). No es fácil pero tampoco nos hemos rendido”, comenta Flores quien aspira a llevar pronto sus chocolates al extranjero.

De Perú al mundo

Se espera que más de 100,000 personas visiten durante estos meses los pabellones y stands del Salón del Cacao y Chocolate. El evento se llevará a cabo gracias a las alianzas entre empresas, productores, el Gobierno peruano y cooperantes internacionales como PNUD, esta feria pionera abre la oportunidad para que emprendimientos como Ukaw y Juan Laura puedan superar esta emergencia, y sigan aportando a conservar este fruto ancestral con un futuro más sostenible para sus comunidades.

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