“Me conmociona haber tenido la calidad de familia revolucionaria que tuve”, dijo Víctor Quispe Palomino, alias ‘José’. Era el 2009 y, por primera vez, el cabecilla del Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP) hablaba frente a cámaras, en un reportaje del periodista Martín Arredondo. ‘José’ respondía preguntas con comodidad y soltura, haciendo ligeros ademanes y señalando al horizonte, hacia aquellos cerros verdes donde se ha escondido durante décadas.
Diez años antes, él había asumido el máximo control de este grupo terrorista compuesto por remanentes de Sendero Luminoso que operan en alianza con narcotraficantes del Vraem, y manejaba columnas armadas capaces de infundir miedo en la zona. Ahora, las cosas han cambiado. Casi 15 años después de que pronunció esa frase, su capacidad operativa está reducida y, lo más importante, su entorno más íntimo se ha diluido.
La historia de la guerra contra el terrorismo en el Perú es también la historia de una aterradora familia. El primer capítulo se remonta a los años 70, cuando un profesor ayacuchano llamado Martín Quispe Mendoza, quien obedecía los dogmas vesánicos de Abimael Guzmán, enseñó a sus hijos a leer los libros de Mao Tse Tung.
El capítulo más reciente se vive ahora mismo en los pasillos de la Dircote, donde permanecen detenidos dos jóvenes que estaban llamados a ser los continuadores de este linaje sanguinario.
—Hermanos de sangre—
Los hermanos Jorge, Víctor, Iván, Melania y Marco Antonio Quispe Palomino fueron criados en Umaru, un pequeño pueblo donde Guzmán pretendió fundar la república popular democrática del Perú a fines de los años 60. Ellos vivieron también en Chuschi, donde, en mayo de 1980, Sendero Luminoso cometió su primer atentado: la quema de ánforas para las elecciones presidenciales.
Martín Quispe, primer eslabón de esta cadena, permaneció en las filas de Sendero hasta 1993, cuando murió en un enfrentamiento con los comités de autodefensa.
Melania, única mujer de los cinco hermanos Quispe Palomino, fue capturada a mediados de 1999 en Huancayo, cuando integraba el grupo de Óscar Ramírez Durán, alias ‘Feliciano’; accedió a colaborar con los militares que la detuvieron y fue liberada. También está libre Iván, uno de los hermanos hombres, tras pasar 10 años preso por terrorismo.
Marco Antonio, alias ‘Gabriel’, integró las filas del MPCP hasta que, en el 2013, murió en un operativo de las Fuerzas Armadas en la selva alta de Ayacucho.
Jorge, quien era identificado como ‘Raúl’, había sido capturado en 1999 con el grupo de ‘Feliciano’, e inicialmente también se comprometió a colaborar con los militares. Pero era mentira: él engañó a sus captores y volvió a la selva. Fue el segundo al mando del MPCP hasta que murió, en enero del 2021.
El cabecilla principal, y el único de los hermanos que sigue operando en el Vraem, es Víctor Quispe Palomino, alias ‘José’. Tiene 63 años; la vida en el monte lo ha cuajado, pero también lo ha desgastado. Sin sus hermanos al lado, en los últimos años él aplicó la misma estrategia de su padre: preparó a sus hijos buscando un sucesor para continuar esta guerra.
—Últimos actos—
Víctor Raúl Quispe Zaga siempre recordará el primer ejercicio militar en el que participó, cuando todavía era un niño. Había una hilera de tablones sostenida con ramas sobre una alfombra de ortigas, plantas cuyas hojas causan un ardor insoportable. La orden era cruzar por debajo de la hilera, sobre las ortigas, al mismo tiempo que ‘José’, su padre, disparaba un fusil viejo en intervalos cortos por encima de los tablones. Si alguno levantaba la cabeza, recibiría un balazo.
Una tarde de mediados de los años 90, después de los ejercicios, Víctor Raúl descansaba en un sector del campamento cuando llegó ‘José’. Tuvieron una breve conversación sentados sobre troncos que servían como bancas. Él le informó que a partir de entonces tendría un alias. “Tú ahora eres ‘Jorge’”, le dijo a su hijo.
Mientras ‘José’ ascendía posiciones en el grupo terrorista, ‘Jorge’ iba siendo preparado –con armas y con libros– para ser su sucesor, la línea que continuara con esta historia. Pero en el 2007 desertó. Herido tras un enfrentamiento con militares, y también cansado de las humillaciones de ‘Raúl’, su tío, se escondió durante tres años, hasta que fue detenido en el 2010 en Lima. Apenas le pusieron las esposas, ‘Jorge’ se ofreció como colaborador eficaz. Durante algunos años, ayudó a las fuerzas del orden a perseguir a los cabecillas terroristas, es decir, a su propia familia.
Sin embargo, el plan de ‘José’ no terminaba aún. ‘Josediño’ es el alias de José Quispe Zúñiga, otro de los hijos del cabecilla. También a él lo instruyó para que, dentro de algunos años, fuera el continuador de esta “familia revolucionaria”, como la llamó cuando todavía se sentía poderoso.
Pero el 12 de noviembre de este año, el plan otra vez se truncó. “Siempre lo he pensado [...]. Pienso yo hacer mi vida. Estar libre hasta que muera”, le dijo ‘Josediño’ al coronel Max Anhuamán, jefe de la Dircote. Él acababa de ser detenido junto con otros tres jóvenes terroristas, entre ellos Hugo Quispe Vargas, hijo de ‘Gabriel’.
El golpe al MPCP ha sido doble: por un lado, es muy seguro que estos jóvenes acepten ser informantes de las fuerzas del orden; por otro lado, y esto es lo más importante, sin ellos ‘José’ queda prácticamente solo, tanto en las montañas como en el tiempo.