MDN
Madre de Dios
Lourdes Fernández Calvo

Debajo de un póster de una modelo en bikini, dos adolescentes se ríen mientras revisan las fotos de su celular. Están ebrias. Lucen faldas cortas, zapatos altos, maquillaje exagerado. Entre risas nerviosas, tratan de esquivar las preguntas de la policía que las interroga.

"No me están haciendo trata de personas", repite una de ellas como si fuera un libreto aprendido.

Son casi las 10 p.m. pero en los locales de diversión, conocidos como prostibares, en Mazuko (Madre de Dios) parece que fuera de madrugada. Todos están llenos de clientes; la mayoría, de mineros de la zona. Sobre las mesas hay, acumuladas, varias botellas de cerveza. El olor que emana de esta zona, cercana a La Pampa, es nauseabundo.

Al lugar han llegado cerca de 90 policías de la Dirección Contra la Trata de Personas de Lima para intentar frenar la explotación laboral y sexual que abunda en estos locales de Madre de Dios. Los agentes han llegado de incógnito, sin uniforme y algunos se han hecho pasar como clientes antes de la intervención. "Si se dan cuenta de que somos policías, desaparecen", cuenta uno de los investigadores.

Según el Ministerio del Interior, en lo que va del año se han realizado 37 operaciones contra la trata de personas en las zonas de incidencia de este delito: La Pampa, Delta 1 y Mazuko, en Madre de Dios. En ellas se logró rescatar a 258 víctimas de trata y se intervino a 82 presuntos tratantes. El Poder Judicial sentenció esta semana a tres de ellos a 12 años de prisión.

Según la policía, uno de los problemas a los que se enfrenta al realizar estas operaciones, además de la falta de personal, es que las víctimas reconozcan que lo son y se acojan al programa de rescate del Ministerio de la Mujer. "Nosotros las rescatamos, les explicamos que son explotadas, pero ellas deciden si reciben la ayuda", precisa uno de los agentes.

Cuando son menores de edad, las víctimas son transferidas directamente a un albergue del MIMP.

Solo en la última operación realizada la noche del jueves último, dos menores de edad fueron rescatadas de una red de tratantes. Ambas adolescentes, de 17 años, llegaron desde el Cusco a trabajar supuestamente como meseras en Madre de Dios.

Según las primeras investigaciones de la policía, el administrador del local captaba a las menores desde una casa agencia de empleos que tenía en San Juan de Lurigancho, en Lima. La policía llegó a este local gracias a la alerta de una joven que logró escapar de esta red semanas atrás.

"El problema es que hoy cerramos estos lugares y en una semana ya están funcionando de nuevo", lamenta otro de los investigadores.

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