Pese al foco que la pandemia forzó sobre el sector salud, los continuos gobiernos no lograron optimizar la capacidad de los establecimientos del primer nivel de atención y de los hospitales a nivel nacional. Al cierre del 2021, más del 97% de ellos continuó con infraestructura y equipamiento inadecuados, lo que incluso supone un retroceso frente al 2020 y al 2019.
TAMBIÉN LEE | Crisis alimentaria amenaza a ollas comunes y sus más de 200 mil beneficiarios
De acuerdo con información pública analizada por la Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio, en el Perú se tiene registro de 8.783 postas y centros de salud, que constituyen el primer nivel de atención. De estos, 8.577 se encuentran en mal estado. En las regiones Callao, Ica, Lambayeque, Madre de Dios, Tacna y Ucayali, el 100% de estos locales no cumple con las condiciones mínimas, mientras que en el resto de departamentos el rango de precariedad es cercano a ese porcentaje. Ayacucho es la única región con una brecha apenas menor, de 87.41%.
Por su parte, los hospitales –calificados dentro del segundo y del tercer nivel de atención– suman 247 en el país, pero solo seis de ellos están óptimos. En 20 de las 25 regiones del país, la totalidad de sus hospitales no pasa el test de capacidad adecuada. En el caso de institutos especializados de salud, el panorama es similar, con diez de 13 locales funcionando bajo estructuras deficientes o soportes tecnológicos obsoletos.
Bajo presupuesto y poco personal
En diálogo con El Comercio, el exministro de Salud, Óscar Ugarte, destacó que el fortalecimiento del primer nivel de atención y de todo el sector para la reducción de brechas es una reforma que se ha visto aplazada, principalmente, por la precariedad presupuestal. En ese sentido, cuestionó que el presupuesto público inicial de este año en materia sanitaria se haya reducido a S/ 22 mil millones, cuando en el 2021 se cerró en S/ 33 mil millones.
“Ese déficit ya afecta contrataciones, insumos, compras y mejoramiento de la atención dentro de las limitaciones que ya tenemos. Por ejemplo, la Ley Nacional del Cáncer [promulgada en diciembre del 2021, que ordena garantizar ‘una cobertura universal, gratuita y prioritaria’ de servicios oncológicos] es letra muerta si no se provee de los recursos necesarios. El presupuesto termina siempre siendo vital y transversal a todo plan. Sin mejor financiamiento, no hay forma de mejorar la situación”, dijo Ugarte.
Antes de asumir la presidencia de la República, el mandatario Pedro Castillo había prometido, para sus 100 primeros días, fortalecer casi la mitad de los centros de salud del primer nivel de atención del país y adquirir 1.000 camas equipadas para cuidados intensivos. Pero ello no se concretó. De acuerdo con el Sistema Electrónico de Contrataciones del Estado (Seace), si bien el actual gobierno ha realizado compras de ventiladores mecánicos, bombas de infusión, aspiradores portátiles y camas eléctricas plegables, con los productos juntos solo se pudieron haber implementado 192 nuevas camas UCI.
El presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva (Sopemi), Carlos Lescano, explicó a este Diario que la falta de personal profesional en todas las áreas es una brecha igual de trascendente que la de infraestructura o de equipos. Así, pese a la compra de más de 2.000 kits de UCI para los peores picos de la pandemia, este otro problema de fondo nunca se superó.
“Aun sin pandemia, ya había y seguirá habiendo escasez de profesionales de la salud en general y de aquellos especializados en áreas críticas. El equipamiento es importante, pero también lo es el recurso humano. En el caso de las UCI, el problema es que, si bien se adquirieron equipos, eso no garantiza la atención de más pacientes porque se necesita de otros insumos adicionales y de personal capacitado. Puede hacer ambientes con kits UCI, pero si no hay personal que sepa utilizarlo, el equipo no se usa”, sostuvo.
Lescano advierte que el gremio de médicos intensivistas está compuesto por 750 a 800 profesionales a nivel nacional. Sin embargo, recalca que dicha cifra es insuficiente porque lo ideal es que el país cuente con un médico intensivista por cada 10.000 habitantes, lo que debiera dar un total cercano a los 3.000 especialistas.
LEE TAMBIÉN | Perú Libre, los entretelones de la bancada oficialista con el fraccionamiento más acelerado en los últimos 20 años
En febrero de este año, el gobierno del presidente Castillo puso en vigencia la Ley Nº 31427, que aprobó previamente el Congreso de la República y que amplía con temporalidad de la pandemia la excepción para que profesionales especializados o asistenciales laboren en más de un establecimiento de salud del Estado.
En marzo, el pleno del Congreso aprobó el Proyecto de Ley Nº 738, que autoriza servicios complementarios en salud, con el fin de que la excepción dispuesta por la norma ya vigente no solo se enmarque en la duración de la emergencia por el COVID-19. No obstante, en abril el Ejecutivo observó la iniciativa aprobada y esta retornó a la Comisión de Salud.
Mejoras postergadas
El médico intensivista del Hospital Dos de Mayo, Jesús Valverde, indicó a El Comercio que, si bien la pandemia obligó –para bien– a la modernización de equipos y el abastecimiento de plantas de oxígeno, hay problemas que aún no se resuelven. De acuerdo con su experiencia, en esta mitad del 2022, algunos establecimientos y hospitales ya experimentan indicios de carencia de insumos farmacológicos, tales como sedantes o analgésicos, utilizados con frecuencia para cuidados intensivos.
Asimismo, Valverde, quien presidía la Sopemi al inicio del brote del coronavirus en el país, recuerda que en esos meses la emergencia sin precedentes desnudó las limitaciones del sector salud. Afirma que esto debió tomarse como una lección que motive a mayores esfuerzos de reforma desde los gobiernos nacionales. También precisó que las camas UCI no se implementaron con una estructura propia, sino que son desmontables y que, por tanto, sus implementos en desuso eventualmente terminan almacenados, bajo riesgo de no recibir mantenimiento adecuado.
“Tengamos presente que, entre el 2020 y ahora, no se ha construido ni un solo hospital más. Lo que se hizo en su momento [con lo peor del COVID-19] fue improvisar, prácticamente, tratar de salir del paso. Se empezó a apurar [el gobierno y las autoridades] con las camas UCI, con las plantas de oxígeno… Incluso vimos cómo se llevaban balones de oxígeno de un lugar a otro. Después de todo esto, urge una nueva mirada para que el trabajo en salud deje de ser precario e inseguro, tanto para el profesional tratante como para el paciente. No podemos continuar con la situación de siempre”, dijo el especialista.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Crisis alimentaria: Compras agrícolas de fertilizantes cayeron en 84% frente a años anteriores
- Empresas mineras fueron sancionadas con más de S/ 400 millones en multas ambientales desde el 2010
- Los costos de la salud mental: Minsa solo cubre el 7% de los medicamentos antidepresivos disponibles | Informe EC Data
- Perú Libre, los entretelones de la bancada oficialista con el fraccionamiento más acelerado en los últimos 20 años