Tres meses y medio de lluvias más intensas de lo normal, en un país vulnerable como Perú, se traducen en una realidad tan normalizada que espanta: 84 personas han fallecido y 9 están desaparecidas por los huaicos, inundaciones, deslizamientos y otros eventos derivados de las fuertes precipitaciones registradas de enero a la fecha. El caso más reciente es el de una mujer de 65 años que murió por una avalancha de lodo en la comunidad campesina de La Perla - Chaupis, en la provincia limeña de Huaral.
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Estas lluvias derivan del acelerado calentamiento del mar asociado a un Niño Costero. El pronóstico para los próximos meses es poco alentador. La Comisión Multisectorial ENFEN informó, en su último comunicado, que se espera que la condiciones de El Niño Costero continúen desarrollándose “por lo menos hasta invierno” de este año con una magnitud moderada, sin descartar que en abril alcance una magnitud fuerte.
¿Qué implica esto? Rina Gabriel Valverde, vocera del ENFEN, explica que El Niño Costero se encuentra en pleno desarrollo y –aunque para mayo recién se podría confirmar su consolidación según los parámetros de dicha institución–, todo indica que el mar seguirá cálido hasta setiembre.
Para tener una idea del cambio de temperatura: si en enero la variación de la temperatura superficial del mar se encontraba a 0,6°C por debajo de lo normal y en febrero 0,5°C por encima, para marzo y abril los valores crecieron a 1,4°C y 2,7°C por encima de lo normal, respectivamente. Y a mayor profundidad, el estado empeora.
“Por debajo de la superficie el mar está más caliente. Hasta los 100 metros de profundidad, el incremento en marzo fue de 3, 4 y 5°C. Tenemos una columna de agua caliente por debajo de la superficie que para que se enfríe va a necesitar cambios más fuertes”, explica a este Diario.
En 10 días se enviará un buque para medir volver a medir las temperaturas, pero, por la información pública de las boyas Argo — instrumentos a la deriva que forman parte del Sistema Mundial de Observación de los Océanos— se sabe que frente a Tumbes y Piura el incremento en los primeros días de abril fue de hasta 6°C por encima de lo normal.
El tema es que desde enero, asegura la vocera, se había advertido de las probabilidades de que se presente un calentamiento de mar en marzo, información que fue derivada con tiempo a las autoridades. De hecho, en el primer comunicado del año, con fecha 13 de enero, no se descartaba “que en marzo se desarrolle un calentamiento en la región norte”. Esto se relaciona al reciente informe de El Comercio que da cuenta cómo, con varios meses de anticipación, Senamhi y Cenepred alertaban sobre lluvias por encima de lo normal para este verano, sin que se tomen las medidas de prevención necesarias.
“Si soy autoridad de un lugar vulnerable como la zona norte y centro del país y sé que climatológicamente en verano va a llover y me dicen que para marzo el mar se va a calentar, tomo acción de inmediato. Si subestimo esta información, lo único que me queda es correr. Eso es lo que ha pasado”, dice Rina Gabriel.
Entonces ¿por qué aún no se habla de un El Niño Costero confirmado? Según la vocera de ENFEN, los protocolos de esta institución exigen tres meses de calentamiento continuo de mar para darle el nombre, pero en la práctica el impacto ya existe.
“Al margen de El Niño Costero, que es un tema conceptual que necesita una cantidad de meses para llamarlo así, el calentamiento del océano es lo que debe importar”, asegura.
📣 #ENFEN mantiene el estado de “Alerta de El Niño costero”. Las condiciones del evento continuarían desarrollándose hasta el invierno del presente año, con magnitud moderada, sin descartar que en abril alcance una magnitud fuerte.
— ENFEN (@enfenperu) April 14, 2023
Comunicado ➡️ https://t.co/hsk22cES6s pic.twitter.com/Vkh5z9y7ni
Para Gino Passalacqua, doctor en oceanografía y especialista en ciencias del clima y meteorología, el problema es que el parámetro del ENFEN, denominado Índice Costero de El Niño (ICEN), se basa en criterios de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA). Esto mismo se aplica con la definición de Niño débil — como se estuvo considerando hasta inicios de abril—, moderado o fuerte.
“Este índice no captura la velocidad con la que se desarrolla El Niño Costero. Según el ICEN, para que sea declarado como tal, tienen que haber tres valores consecutivos de anomalías en tres meses, que es lo adecuado de los procesos oceánicos, pero no representa los procesos costeros”, dice.
El problema con este tipo de parámetros, que necesitan de meses de confirmación, es que la reacción siempre será tardía. “Lamentablemente, el ICEN es un índice retrospectivo, cuando lo que necesitamos es un sistema de predicción correcta y de alerta temprana. Todo es predecible. Actualmente existe la tecnología, el conocimiento y el expertiz en el Perú para poder hacer predicciones. Falta voluntad de los gobiernos de turno”, añade Passalacqua. Prueba de ello es que recién el 23 de marzo - cuando ya se habían registrado más de 100 huaicos por un verano con temperaturas más altas de lo normal- la presidenta Dina Boluarte anunció medidas para hacerle frente al Niño Costero.
INVIERNO CÁLIDO
Ante este escenario, ¿qué nos espera en lo que queda de otoño e invierno? ambos especialistas coinciden en que el incremento de las temperaturas para este periodo no se van a traducir necesariamente en lluvias intensas. La predicción de Senamhi es que entre mayo y julio la temperatura ambiental se encontrará en promedio 3°C por encima de lo usual.
“Si tenemos temperaturas de 15°C, entonces estará en 17°C o 18°C. Eso puede hacernos sentir bochorno, pero para esas fechas no vamos a llegar a 30 como ahora”, indica Gabriel.
Passalacqua lo explica así: “Por el cambio de estación, disminuyen las temperaturas. Incluso con las anomalías [mar cálido] ya no se llegará tan fácil al umbral que permite que se generen las condiciones atmosféricas para la precipitación”.
Lo cierto es que eso no implica que el país estará exento de riesgos, sino que se se trasladará a otros sectores: “Con otoño e invierno cálido, el sector agrícola tiene que estar atento porque no todos los productos agrícolas toleran ciertas temperaturas, pueden activarse algunas plagas, el dengue también es un riesgo. El peligro ya no va a ser las lluvias en esas temporadas, pero sí la temperatura del ambiente y del agua”, dice Gabriel.
Aunque quedan varios meses para conocer el impacto total del calentamiento del mar, lo que va dejando es alarmante: además de las 84 víctimas mortales, hay 5.730 viviendas destruidas, 11, 003 inhabitables y 103.710 afectadas. Los daños en infraestructura superan los 2.368 aulas afectadas, y 1.427 km de carretera dañada, así como más de 45 mil hectáreas de cultivo perdidas. Son datos solo de enero al 14 de abril. Aún faltan cinco meses para que termine, al menos, el anunciado invierno atípico.