Cerca de 100 kilos de oro de procedencia ilegal son llevados semanalmente fuera del país a través de la frontera con Bolivia, según comentó Antonio Fernández Jerí, alto comisionado en asuntos de formalización de la minería e interdicción de la minería ilegal.
La Rinconada (zona minera de Puno, ubicada cerca de la frontera) y Desaguadero son dos de los lugares por donde se envía el oro, pero también desde Madre de Dios hacia la selva boliviana. Debido al incremento en los controles en puertos y aeropuertos peruanos, esta ruta viene siendo utilizada constantemente por los acopiadores del mineral. Según funcionarios de la Sunat, el oro también es acopiado en La Paz y luego enviado a destinos como Estados Unidos y Europa. “A Bolivia va casi todo el oro ilegal que no se logra comercializar en el Perú”, agregó el funcionario.
Cuello de botella
Hace cuatro meses, el 12 de febrero, Fernández Jerí asumió el cargo. Su antecesor, Augusto Aníbal Soto (que a su vez sucedió a Daniel Urresti), permaneció en el cargo desde julio del 2014 hasta finales de ese año. Es decir, durante dos meses esta oficina, perteneciente a la Presidencia del Consejo de Ministros, no tuvo un jefe.
Esta es una de las razones por las cuales no ha habido, en estos últimos meses, operaciones de gran magnitud contra campamentos de minería ilegal. La otra razón es logística: gran parte de los policías que acompañan estas operaciones habían sido destacados a Arequipa por las protestas contra el proyecto minero Tía María.
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