La delincuencia juvenil ha dado un giro inusitado en Piura. La desarticulación de pandillas de adolescentes devino en la formación de nuevas organizaciones delictivas, bajo la fachada de gremios de construcción que se dedican a extorsionar a empresas inmobiliarias.
Según la División de Investigación Criminal y Apoyo a la Justicia (Divicaj) de la Dirección Territorial Policial de Piura (Dirtepol) y la Gerencia de Seguridad y Control Municipal (Secom), los falsos sindicatos de construcción facilitan el acceso a las armas de fuego a los jóvenes y los instruyen en los delitos de extorsión. Estas mafias aprovechan la inmunidad penal de los adolescentes para concretar sus amenazas.
DE PANDILLEROS A CRIMINALES
De las más de treinta pandillas que pugnaban por imponer un dominio territorial hasta el 2005, se cuentan solo a seis que cometen ocasionales actos delictivos en sus zonas de residencia, principalmente en los asentamientos humanos de los distritos de Piura y 26 de Octubre.
El jefe de la Región Policial de Piura y Tumbes, general PNP Gustavo Hananel García, reveló que, en lo que va del año, ya se ha desarticulado a cuatro organizaciones criminales que empleaban a menores de entre 15 y 17 años. “Estos adolescentes se inician en actos delictivos realizando pequeños atracos con armas de fuego o cuchillo; posteriormente, son reclutados por las mafias”, sostuvo.
El Comercio contactó a dos dirigentes vecinales del peligroso distrito 26 de Octubre, quienes por seguridad pidieron reservar su identidad. Ambos coincidieron en señalar que los seudogremios de construcción civil de los asentamientos Nueva Esperanza y San Martín –dos de los de mayor índice delictivo de la ciudad– están integrados por ex miembros de las desaparecidas pandillas Las Moscas, Los Chilas y Los Feto. Según los registros de la policía, estas agrupaciones crearon el caos en el sector oeste de Piura y fueron responsabilizadas de al menos diez crímenes.
Nuestras fuentes añadieron que algunos sindicatos registrados en la Dirección Regional de Trabajo y Promoción del Empleo de Piura usan a menores de edad no solo en los enfrentamientos con sindicatos rivales, sino también para laborar en las obras civiles.
“Estos adolescentes, de 15 a 17 años, que trabajan en obras logran cobrar su salario con el DNI de sus padres, de algún familiar o adulto cercano”, señaló otro dirigente vecinal, quien agregó que esta situación se produce debido a la falta de fiscalización de las autoridades de Trabajo, del Ministerio Público y de la policía nacional.