Ibada Wadud es una emprendedora estadounidense que llegó hace dos años a La Campiña, un pueblo de la piurana Catacaos famoso por sus sombreros de paja toquilla. Fascinada con este material, la extranjera comenzó un proyecto con las artesanas locales para que mejorasen sus diseños. Ese fue el inicio del viaje que hizo la artesanía de La Campiña hacia Nueva York.
“En agosto volveremos a la feria artesanal más importante de Estados Unidos, NY Now, por segundo año consecutivo. También exhibiremos carteras de paja toquilla y tres tipos de sombreros: el modelo clásico, de ala ancha; el Panamá y el fedora. La idea es que las artesanas puedan exportar sus productos a un mercado fijo”, comentó Wadud.
Hace tres semanas, cuatro becarias extranjeras reforzaron el equipo de Wadud: Fiorella Chirinos, Brooke Vlasich, Gina Rogari y Andrea Morillo. Todas ellas fueron seleccionadas para compartir sus conocimientos de márketing, diseño de moda y administración con las artesanas de La Campiña.
ARTE ANCESTRAL
La Campiña es un anexo de Narihualá, que se ubica a diez minutos de Catacaos. Es un pueblo al que se accede por una trocha polvorienta que decenas de alcaldes prometieron asfaltar. Sus casas son de adobe o carrizo, con techos de calaminas, y los pobladores confían tanto que dejan las puertas abiertas. No hay desagüe ni Internet. La gente vive de la agricultura: siembra arroz, algodón, frutas. Por la tarde, tejen sombreros o carteras de paja toquilla.
Juana Solano Chávez es la amauta de las artesanas y presidenta de la Asociación de Artesanas de La Campiña. Tiene 41 años y 29 de tejedora. “Aprendí viendo a mi mamá. Ahora soy de las pocas tejedoras de sombrero de paja toquilla hecho con hebras finas. También enseño mi arte a los alumnos del colegio 02073 de La Campiña”, relató.
Su sobrina, Maribel Solano Silva, tiene 20 años y también teje. Ha formado un grupo de jóvenes tejedoras para salvar la tradición. El año pasado recibieron ayuda para elaborar sombreros de paja toquilla en miniatura, así como flores y carteras. Ahora siguen abasteciendo a esa empresa con sus productos artesanales.
Pese a estos casos de éxito, el problema sigue siendo el mercado inestable. “Tejemos durante 15 días o un mes y nos pagan una miseria por nuestros productos. No tenemos un lugar fijo donde vender”, comentó Solano.
Ibada Wadud cuenta que esperan que esta nueva visita a Estados Unidos sea el último impulso que necesiten para lograr cambiar las cosas. Muchas veces el arte es mejor valorado fuera de casa.
PATRIMONIO CULTURAL DEL PERÚ
El sombrero de paja de Catacaos, así como los conocimientos y las prácticas asociados al tejido de este fueron declarados Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura en junio del 2013.
En el documento que oficializó el nombramiento, se detalla que el uso del sombrero en América del Sur proviene de la vestimenta europea del siglo XV, impuesta a los pueblos andinos. Las evidencias más antiguas de este uso en el norte datan del siglo XVIII y provienen de Catacaos, Eten y Monsefú.