MDN
La coca ilegal le sigue ganando al café orgánico de Sandia - 2
Carlos Fernández

“De los 60 socios que estamos en este sector de Tunquimayo, solamente seis seguimos cultivando café. Ellos no se han ido de aquí, han cambiado de cultivo y ahora están sembrando y cosechando coca. Es más rentable, además la roya amarilla sigue presente en todas las parcelas sembradas”.

La voz nerviosa de Nicolás Viamonte Quispe, productor cafetalero de esa zona situada en el distrito de San Pedro de Putina Punco en la provincia de Sandia (), suena preocupante al hablar sobre el tema. Esta es la tierra de donde procede el café Tunki, que llegó a ser considerado el mejor del mundo.

El problema que explica don Nicolás no es nuevo. El Comercio ya lo había advertido en febrero del 2015; sin embargo, nada parece haber cambiado hasta la fecha. Los sembríos de hojas de coca le siguen ganando la batalla al café.

Pero no es la alta rentabilidad de la coca la principal causante de ese giro de cultivo. La roya amarilla, la plaga que no está controlada del todo en los valles de Sandia, resulta la razón de la baja producción de café que obliga a los cafetaleros a migrar hacía la coca.

El gerente de producción de la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de los Valles de Sandia (Cecovasa), Rómulo Paredes Arizapana, refiere que para este año la empresa tiene proyectado acopiar alrededor de 7.000 quintales de café.

La cifra es más que preocupante comparada con la producción de 80 a 120 mil quintales recogida entre los años 2010 a 2012. Sin embargo, recuerda el 2014 como el año de más baja producción cuando la roya amarilla atacó con mayor fuerza las plantaciones de cafetos y apenas se cosechó 5.000 quintales.

“Más del 70% de cafetales fueron afectadas por la roya. Todo el esfuerzo que hemos desplegado en Cecovasa para enfrentar y detener la roya junto a los caficultores con apoyo de entidades como Senasa o Devida es insuficiente”, manifiesta.

Incluso los municipios distritales de Putina Punco y San Juan del Oro implementaron otras acciones de apoyo, pero con pocos resultados positivos. “Son acciones aisladas o unilaterales, falta un trabajo concertado”, dice Paredes Arizapana.

Un ejemplo de la poca ineficacia en las acciones para controlar la roya es el caso de Pablo Mamani Apaza, productor del café orgánico Las Nubes que es sembrado y cosechado en su finca Santa Vicentina, del sector Cruz Pata-Quiquira del distrito Alto Inambari. Este café es vendido únicamente a la empresa Equal Exchange.

“No tenía roya en mi parcela y este año afectó el 30% de mis sembríos. Los técnicos del Senasa me visitaron y entregaron dos kilos de plaguicida orgánico, pero apenas alcanzó para fumigar menos de una hectárea, el resto quedó sin desinfectar”, refiere. Este año su producción bajará en 30% de los 60 quintales anuales que produce.

Lo mismo repite don Nicolás Viamote y otros productores de café. La ayuda para enfrentar la roya es escasa y no cubre el 100% de las parcelas sembradas en los dos principales valles cafeteros, San Juan del Oro y Putina Punco.

POLÍTICA DE ESTADO

Daniel Torres Bisetti, catador y tostador de café de Lima, visitó recientemente a los valles de Sandia por iniciativa de la organización Wildlife Conservation Society (WCS). Luego de dialogar y conocer el problema de los productores cafetaleros, calificó de ‘terriblemente crítica’ la producción del café orgánico, en especial de Puno.

“La industria del café en Lima debe conocer y ser alertada de esta situación, buscar que el mercado mire a estos productores y haga un trato directo con ellos mediante Cecovasa para fortalecer el trabajo de ellos y mejorar el precio que está bajo”, opina.

También consideró que el café peruano, en especial el de Puno, está en emergencia por no habérsele prestado atención ante la difícil situación que atraviesa la caficultura en esa zona.

Precisó, además, que siendo el café uno de los primeros productos de agroexportación que beneficia a miles de familias del país, debería estar en la agenda del gobierno y sobre todo ser parte de una política de Estado la mejora de esta actividad.

PLAN DE RESCATE

Recientemente, WCS en coordinación con directivos de las cooperativas cafetaleras de Sandia idearon un Plan de Acción para el Rescate del Café en la zona, en base los ejes económico, ambiental y social.

Económico:

Rehabilitación de cafetales y de suelos, control de plagas y renovación de cultivos con prácticas agroecológicas y sin pérdida de la calidad del café, que aumenten la productividad.

Apoyo a la diversificación económica para escapar de la pobreza, con énfasis en turismo vivencial, sistemas agroforestales (bosque comestible) y valor agregado para el café.

Beneficios tributarios para el comercio justo.

Ambiental:

Apoyo a los gobiernos locales para alcanzar niveles de excelencia en gestión ambiental, condición imprescindible para diversificación económica, certificación y mejor calidad de vida.

Promoción de la investigación aplicada y participativa para mejorar la productividad, calidad y resistencia a plagas, enfermedades y cambio climático.

Social: 

Fortalecimiento de la capacidad de las cooperativas para ofrecer servicios solidarios a sus socios, con énfasis en el ciclo productivo y económico de cafés especiales.

Incremento de la seguridad pública y la seguridad vial en los valles de Sandia, que se encuentran en acelerado proceso de deterioro.

Implementación de una agencia especial de apoyo al rescate del café en la zona de producción que pueda atender a ambos valles (Alto Inambari y Alto Tambopata).

TAGS

Contenido sugerido

Contenido GEC