Esposa de alcalde linchado: “Es doloroso pasar por Ilave”
Esposa de alcalde linchado: “Es doloroso pasar por Ilave”
Redacción EC

RENÉ ZUBIETA 
Redactor de Sociedad

El capítulo más fuerte fue aquel 26 de abril del 2004, cuando su esposo, el alcalde de Ilave, fue por una turba de pobladores que lo acusaban de malos manejos. Pero la pesadilla de Marina Cutipa, la viuda de aquel representante del Estado avasallado por el desborde popular, aún continúa.

Cutipa vive ahora en Puno con sus dos hijas. Solo pasar por Ilave en algún viaje le genera dolor. Ni siquiera puede ver los videos del linchamiento grabados por cámaras de televisión, pues lo ocurrido afectó su salud. Y lamenta ello, porque considera que en esa condición no pudo enfrentar bien el proceso judicial para que todos los responsables del crimen sean castigados.

Durante todo este tiempo, cuenta que ha vivido cosas terribles, desde golpes en la calle hasta amenazas y amedrentamientos. El último llegó hasta la puerta de su casa el año pasado, cuando encontró una gallina negra muerta el mismo día en que capturaron a uno de los sindicados autores materiales del asesinato de Cirilo Robles.

Juicios en su contra por supuestas amenazas contra la hija de uno de los  y hasta por intentar desconocerla como esposa de la víctima tampoco han faltado, según recuerda la mujer que incluso vivió un tiempo escondida por las amenazas. Pero doña Marina es una mujer fuerte. Sus palabras, su voz, lo demostraron en conversación con El Comercio desde Puno, donde esta mañana participó de una misa conmemorando a su esposo fallecido hace una década.

- ¿Cómo han sido estos 10 años tras lo ocurrido el 2004?
Prácticamente lo hemos pasado en el proceso judicial. Mi vida ha transcurrido prácticamente al pendiente de todo este proceso. Por una parte se ha sentenciado al principal involucrado en este crimen. Hay otros que deberían de haber sido sentenciados, pero no lo han sido.

- En enero de este año, ratificaron la sentencia de 30 años contra los dos principales acusados. ¿Pero usted cree que ha encontrado justicia?
Después de 10 años no creo que ya sea justicia.No se ha llevado con la debida prontitud. Justicia que tarda ya no es justicia, dice el dicho. Han demorado, han hecho prácticamente olvidar esto.

- La muerte de un ser querido nunca se supera, pero siempre queda algo. ¿Qué queda en usted?
Mi esposo era una persona bien alegre, jovial, nunca estaba de mal humor. Vivimos con ese recuerdo. Ha sido un buen profesional. Antes ejercer la alcaldía, era docente principal a dedicación exclusiva en la universidad, era consultor en proyectos, tenía libros escritos. No era una persona que no sabía del desarrollo de los pueblos.

- En el 2005, luego de que la Contraloría descartara malos manejos de su esposo, usted se preguntó en declaraciones a la prensa: “¿En qué cambió o qué ganó Ilave con el asesinato de Cirilo Fernando?”. Ahora qué cree, ¿ha cambiado algo en Ilave?
No ha cambiado nada, es aún peor. Los pueblos tienen a la autoridad que quieren. Eso es lo que se merece Ilave, los alcaldes que ha tenido. Mi esposo ganaba -en sus proyectos y otros- más de lo que ganaba en la municipalidad. Han salido a decir que entró por ambición, no era así. ¿Qué es lo que ahora han hecho? Nada. Para mí, lo que ocurrió no fue porque Ilave estaba totalmente abandonado o sin presencia del Estado. En parte sí, pero el problema era la ambición de un pequeño grupo, de una persona que les había lavado la mente diciendo que Robles había robado.

- Hubo manipulación, entonces…
El pueblo fue manipulado. En masas, se contagian. Pero no siempre las masas tienen la razón.

- ¿Desde cuándo no va a Ilave?
No voy, el primer y el segundo año solo a misa fui. Y nunca más volví. Es un dolor bien fuerte para mí pasar incluso por Ilave.

- ¿Ha seguido sufriendo amenazas?
La última vez, me quisieron asustar. El día que lo capturaron a Larico, me dejaron en mi casa una gallina negra muerta.

- ¿Qué reflexión desearía hacer para que esto no vuelva a pasar con ninguna autoridad?
El Estado debería de hacer respetar el estado de derecho. No somos una jungla, una selva donde no hay leyes, donde el más fuerte mata y se apodera del cargo. Existen normas, las leyes están dadas, solamente hay que hacerlas cumplir. Por ejemplo, aquella vez, ¿por qué no salió la policía o el Ejército? ¿Para qué están preparados? Existen medios para disuadir o dispersar a la gente. No hicieron, esa vez, nada. Lo abandonaron a mi esposo solo. El Estado debe proteger a sus autoridades. Pero si han hecho mal, hay que denunciarlos y procesarlos.   

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