Margarita Soto Chaiña, de 80 años, quien es quechuahablante y analfabeta, denunció que fue víctima de una estafa tras realizar una operación bancaria en la ciudad de (Puno).

Ella explicó que depositó en una agencia bancaria más de un millón de soles -parte del dinero que había obtenido de la venta de una propiedad- y que para esto contó con la participación de dos testigos, a pedido del banco.

Uno de los testigos fue su sobrino, quien días después de realizado el depósito retiró todo el dinero sin consultarle.

El banco adujo que por el tipo de cuenta que abrió la usuaria (mancomunada indistinta), esta operación era posible.

Sin embargo, ella afirma que no se le informó adecuadamente de las características de la cuenta y que no contó con ningún intérprete que la guiara en el proceso.

Indecopi rechazó pedido en primera instancia

La denuncia fue realizada a Indecopi, pero el banco argumentó que sí se tomaron las medidas necesarias y que sí se explicó el tipo de cuenta que se abría. 

Es así que, en primera instancia, Indecopi denegó el pedido y tan solo multó al banco por no responder un escrito. Además, ordenó reponer los 36 soles por costos administrativos de la queja. El fallo fue apelado por Margarita. 

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