Más allá de los incidentes ocurridos la semana pasada durante la sesión en el Congreso de la República por el uso del quechua por parte del presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, lo cierto es que esta lengua originarias, como muchas otras que se hablan en el Perú, se encuentran en una lucha constante por desaparecer. El motivo principal es una situación que aún no cambia por completo: la marginación a quienes las hablan.
Antes de seguir vale tener claro algunos conceptos. ¿Qué se entiende por lenguas indígenas u originarias? Se trata de todas aquellas lenguas que son anteriores a la difusión del idioma castellano o español y que se preservan y emplean en el territorio nacional.
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En el Perú existen 48 lenguas originarias. Cuatro de ellas se hablan en los Andes, siendo el quechua aquella la que mayor número de hablantes tiene, mientras que 44 son propias de la Amazonía.
A continuación te detallamos todo lo que debes saber sobre dos lenguas indígenas andinas: quechua y aimara.
Del Ande sus lenguas: quechua y aimara
El quechua y el aimara son las dos lenguas indígenas más habladas en los Andes peruanos. Asimismo, ambas han sido unas de las más golpeadas en las últimas décadas, reduciendo su número de hablantes. En 1940, dos de cada tres peruanos hablaban quechua. Sin embargo, actualmente el número de quechuahablantes oscila alrededor del 16% de la población, es decir, 3′805.531, según cifras del Ministerio de Cultura (Mincul). Un tercio de ellos se encuentra en espacios urbanos.
El quechua es una familia lingüística, con muchas variedades distribuidas en siete países de América del Sur (Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia, Argentina, Chile y Brasil. En el caso del Perú, las variedades se agrupan en dos grandes ramas: quechua I y quechua II. La primera se ubica en la zona central del país y la segundo en las zonas norte y sur.
Se presume que el quechua es originario de algún lugar de los Andes centrales. Todo indicaría que el primer gran desplazamiento y expansión del quechua se produjo en la propia zona central, en oleadas sucesivas bastante antiguas, lo que explica en parte la gran diferencia entre las diversas subramas del quechua I.
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El siguiente proceso de desplazamiento se generó en tiempos previos al imperio de los Incas, por movimientos de población y cambios demográficos. El quechua reemplazó al aimara como lengua local en las zonas sur y centro andinas, tanto en zonas como la sierra de Lima, pero sobre todo las actuales zonas de Cusco, Collao de Puno y parte de Apurímac. Por ello, las variedades de estas zonas mantienen características fonológicas del aimara antiguo.
Posteriormente, el quechua se difundiría también hacia la sierra norte, sustituyendo parcialmente a antiguas lenguas locales como el culle, así como a algunas otras lenguas actualmente desaparecidas. Así, el quechua se consolidó inicialmente como idioma panandino en el período inca. Con el imperio, el quechua se convertiría en la lengua general de la comunicación entre diversas poblaciones que hablaban distintos idiomas.
El proceso de expansión y la consolidación del quechua como idioma principal se dio durante el período colonial, pues se consideraba más fácil difundir la doctrina cristiana en un idioma nativo que la gente ya conocía.
Por otro lado, el aimara es tradicionalmente hablada en las regiones Puno, Moquegua y Tacna. Sin embargo, debido a la migración grandes grupos aimarahablantes viven hoy también en Lima, Arequipa y Madre de Dios.
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Esta lengua, que pertenece a la familia lingüística Aru, es, hablada además en Bolivia y el norte de Argentina y Chile. En el Perú hay 450.010 personas que hablan esta lengua, según el Mincul.
Variedades geográficas
Según el Ministerio de Educación, en el Perú la lengua quechua presenta cuatro ramas que agrupan las variedades quechua amazónico (verde), quechua norteño (naranja), quechua central (amarillo) y quechua sureño (azul):
Según el Ministerio de Educación, en el Perú el aimara comprende las variedades aimara central y aimara del sur:
Escritura, intérpretes y traductores
Tanto el quechua como el aimara cuentan con alfabetos oficiales, de 34 y 32 grafías, respectivamente, establecidos mediante Resolución Ministerial Nº 1218-85-ED, en noviembre de 1985.
Actualmente, el Mincul ha registrado a 205 intérpretes y/o traductores de la lengua quechua, así como a 29 del aimara. Pero, ¿a quién se les denomina intérpretes y/o traductores?
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Son aquellas personas capacitadas por el Estado para la garantía de los derechos lingüísticos de los hablantes de lenguas indígenas u originarias de nuestro país. En el caso de intérprete, es aquella persona competente en transmitir oralmente en una lengua enunciados emitidos previamente en otra lengua. Por otro lado, traductor es quien está capacitado para transmitir de manera escrita en una lengua un texto antes redactado en otra lengua.
Retos para proteger a las lenguas originarias
El lingüista peruano Américo Mendoza Mori, docente del programa de Etnicidad en la Universidad de Harvard, indicó que, desde hace unos años, el Estado peruano ha tomado la decisión de verse como un país multilingüe y no solo multicultural. Para ello, consideró, debe tenerse en cuenta que casi el 15% de la población del país habla otras lenguas distintas al español.
“Un Estado multilingüe debe reflejar las necesidades y formas de comunicación de sus ciudadanos. No solo ser multicultural, que es algo que más o menos ya aceptamos debido a la diversidad en la comida, de lugares históricos, entre otros. Ahora se trata de un tema más estructural”, explicó.
Otro punto a tomar en cuenta, agregó Mendoza, es dejar de ver a la defensa de las lenguas originarias “como algo meramente romántico, estético o bonito”, sino que se trata de un servicio “a los ciudadanos que merecen ser peruanos en su propio país”.
Después de identificar esta consigna, sostuvo que los gobiernos locales y también el Mincul deben enfocar la protección de estas lenguas originarias a través del acceso a la salud, justicia y educación. “Se trata de que concretamente la lengua pueda manifestarse en espacios que a miles o millones de personas podrían suponerles una traba a los servicios y derechos ciudadanos. Por ahí tienen que ir enfocadas las medidas. La mejor manera de proteger las lenguas indígenas es facilitando canales en que estas puedan seguir siendo utilizadas“, señaló.
El lingüista dijo que la protección de las lenguas originarias no es tarea exclusiva del Gobierno, sino de todos los peruanos. “Si todos queremos una sociedad justa, con respeto, igualdad, libertad, tenemos que trabajar, educarnos sobre el número de personas que hablan lenguas diferentes al español y convencernos de que necesitamos que los distintos servicios o plataformas también estén en esas lenguas. Todos tenemos un rol protector, incluso si no tenemos una herencia cultural directa con estas lenguas, también podemos contribuir a construir una sociedad más justa, más abierta, en donde hablar una lengua no implique se ciudadano de segundo nivel”, comentó.
Mendoza indicó que se podría decir que todas las lenguas originarias que hay en el Perú (48) están consideradas en peligro, incluso el quechua, que si bien es hablada por millones, en las últimas décadas se ha reportado un decrecimiento muy rápido de su uso. Y qué decir de las lenguas amazónicas.
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