(Foto: Dante Piaggio / El Comercio)
(Foto: Dante Piaggio / El Comercio)
Lourdes Fernández Calvo

La noche del jueves, el primer ministro, Fernando Zavala, y la titular del Ministerio de Educación, Marilú Martens, ofrecieron una conferencia de prensa con los gobernadores regionales, encabezados por el representante de La Libertad, Luis Valdez, presidente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales (ANGR).

Ellos firmaron un acta en la que acuerdan descontar el salario a los docentes de cualquier región que desde este lunes 7 no regresen a las aulas, luego de varias semanas de protestas.

Pero los profesores no dan marcha atrás. En Cusco, donde las protestas se iniciaron el 15 de junio, miembros del Sindicato Unificado de Trabadores en la Educación (SUTE-Cusco) ingresaron a la sede de la Dirección Regional de Educación y rechazaron la firma de ese acuerdo entre el Ejecutivo y las regiones. El secretario de esta entidad, Ernesto Meza Tica, está en Lima y ha sostenido reuniones con el Minedu. Al cierre de esta edición, él no se había pronunciado.

También hubo protestas en otras regiones. En Ayacucho, un grupo de maestros tomó el local de la UGEL de Huamanga. En Andahuaylas, Iquitos, Huancavelica, Piura y Tacna, los profesores marcharon y anunciaron que no levantarán la huelga.

—Detrás de las huelgas—
Según el Minedu, el 25% de docentes está en huelga (unos 100 mil maestros). ¿Pero, quiénes lideran a este grupo de docentes?

El secretario general del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (Sutep), Alfredo Velásquez, niega que su gremio esté detrás de la paralización. Según Velásquez, la única medida de fuerza que realizó el Sutep fue un paro de 24 horas el 13 de julio. Dos días después, el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Sutep se reunió con los representantes del Minedu y logró acuerdos relacionados a la Carrera Pública Magisterial. 

Es el SUTE-Cusco el que inició la huelga hace más de 50 días; poco a poco se sumaron otras regiones.

Es en el sur del país donde las protestas se tornaron más violentas. El Ministerio del Interior y el propio Sutep han denunciado que en esta protesta –aún no resuelta– hay “dirigencias ultrarradicales” de grupos como el Comité Nacional de Reorientación y Reconstrucción (Conare) –vinculado al Movadef, movimiento de fachada de Sendero Luminoso– y Puka Llacta, derivado de Patria Roja.

—Razones de fondo—
Según el experto en educación, Ricardo Cuenca, los objetivos de las huelgas se explican según quién las convoque. En el caso del CEN del Sutep, las medidas se acatan siempre que se anuncia una reforma o hay una nueva ley en el sector.

Las medidas más radicales las toman los sindicatos regionales apoyados por agrupaciones como el Conare. “No tienen fuerza para montar una huelga; entonces, se ‘cuelgan’ de las huelgas nacionales”, dice Cuenca.

El educador Hugo Díaz Díaz apoya esta tesis y opina que la huelga, en estos momentos, no tiene asidero. “Estos son movimientos muy radicales y nunca van a estar contentos. Lo que les interesa es tener mayor protagonismo al interior del Sutep”, dice. 

Precisamente, para desligarse de los radicales y del CEN del Sutep, miles de maestros de varios SUTE regionales llegaron a Lima esta semana para hablar con la ministra Martens. Ellos han anunciado que buscarán crear una nueva federación. Durante su estancia en Lima, marcharon en la plaza San Martín y otras zonas de la ciudad. Este Diario conversó con una docente de primaria proveniente de Puno sobre esta situación. “Los padres de familia me piden que vuelva a clases. Pero no puedo porque sería hostigada por los dirigentes”, explicó. 

Además de aparentes fines políticos, la división en el magisterio se explica por el manejo de los recursos de la Derrama Magisterial. “Ese es el principal meollo, eso es mucho más importante para ellos que una negociación”, comenta Díaz. 

La Derrama Magisterial es una institución de seguridad social privada que está bajo la administración del Sutep desde 1984. Hasta diciembre del 2015, la Derrama llegó a manejar un fondo de S/1.700 millones –según indica en su página web– gracias a los aportes mensuales de los más de 260 mil maestros asociados. 

Esta semana, algunos SUTE regionales, como el de Cusco, dijeron que evalúan su desafiliación de la derrama al considerar que está “copada por Patria Roja” y que no les aporta beneficios. Ante esto, Velásquez opina que ellos “solo quieren sembrar temor en el magisterio”.
En medio de esta disputa interna entre los diversos sindicatos de docentes, y entre estos y el Ejecutivo, aún sigue la incertidumbre en torno a la reanudación de clases. Este lunes se sabrá.

—Radiografía sobre la Derrama Magisterial—

1. El Estado la transfirió al Sutep

La Derrama Magisterial es una institución de seguridad social privada perteneciente a los maestros que trabajan en el Estado. Se creó en 1965, durante el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry. Años después, en 1984, fue transferida al Sutep por razones económicas.

2. El directorio lo encabeza el Sutep

El directorio lo integran seis miembros: cuatro son del Sutep (incluido su presidente), uno representa al Sindicato de Docentes de Educación Superior del Perú (Sidesp) y uno al Minedu. Su actual presidente es Walter Quiroz Ybáñez.

3. La SBS se encarga de supervisar

Aparte del directorio, existe un consejo de vigilancia, integrado por dos miembros del Sutep y uno del Minedu. Con la ley N° 26516, promulgada en 1995, la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) pasó a supervisar las pensiones que otorga la derrama, mas no los préstamos que otorga a sus afiliados.

4. El aporte es voluntario

Los asociados a la derrama aportan voluntariamente el 0,5% de la UIT vigente (lo que equivale a S/20,25). Estos aportes van a la cuenta de los asociados que, sumados a los intereses generados y utilidades percibidas, constituyen un fondo de retiro que reciben cuando dejan de laborar. Además de pagar pensiones por retiro, invalidez y fallecimiento, la Derrama Magisterial otorga créditos, cuenta con centros vacacionales, una agencia de viajes e incluso una cadena de librerías (Crisol).

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