Este 22 de febrero se conmemora un año más del último enfrentamiento bélico del Perú con un país vecino: el Conflicto del Cenepa ocurrido entre enero y febrero de 1995. Para el exministro de Defensa general EP y entonces jefe del Comando de Operaciones, (r) Roberto Chiabra León, a lo largo de estos años queda claro que la memoria es el único enemigo de este episodio de nuestra historia.
El 26 de enero de 1995 las tropas de Ecuador invadieron territorio peruano al norte de la región Amazonas (en la cuenca del río Cenepa) y atacaron a una patrulla. En el suceso falleció el teniente William Guzmán y otros miembros de su equipo. Esto marcaría el inicio de los combates entre el Perú y el país vecino en una zona limítrofe aún por demarcar por aquel entonces.
Dos países vecinos se enfrentaban militarmente. ¿Cómo se encontraba la moral de las tropas peruanas?
Recuerde que desde el año 83 ya veníamos con una experiencia de combate con dos organizaciones subversivas, ya habíamos pagado derecho de piso. En lo que no estábamos muy bien era que las condiciones meteorológicas eran adversas. No ingresaban helicópteros, teníamos serios problemas de abastecimiento y de la llegada de refuerzos. La única vía de aproximación que teníamos era la aérea. (El Conflicto del Cenepa) nos encontró con experiencia de combate que es fundamental en la selva, pero no con el armamento y equipamiento adecuados.
¿Cuál fue el momento más duro que usted tuvo que afrontar en el escenario del conflicto que dejó esos días de lucha?
El más triste es cuando llegaban mis oficiales y soldados en camillas improvisadas después de haber pisado minas antipersonas. Es de los más cobardes recursos que puede emplear una fuerza militar […] en ese momento todos donábamos sangre con tal de mantenerlos en vida a la llegada de un helicóptero, que era muy difícil por el mal tiempo.
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¿Y el mejor recuerdo…?
Son mis soldados del servicio militar obligatorio en esas épocas. En particular, a los soldados de San Martín y Huánuco que tienen experiencia militar en selva del Huallaga. Tenían una capacidad de orientación en selva, resistencia y algo que los distingue para mí como los mejores soldados es que no le tienen miedo a la muerte. Con esos soldados uno se va a la guerra. Eran de 18 a 20 años, pero con gran vitalidad.
¿Cómo los soldados y oficiales peruanos enfrentaban algunas necesidades como falta de suministros de guerra o alimentos?
Todos sufríamos las mismas dificultades. Todos teníamos la misma ración [alimento]. Tuvimos como treinta días sin comer nada caliente. Eso ya lo veníamos viviendo en la época de la subversión. Esa experiencia de estar viviendo juntos y ser trasladado del Huallaga al Cenepa, eso hace que seas un equipo sólido. Cuando los soldados veían que sus oficiales estaban con ellos en la zona de combate y tenían las mismas dificultades entonces eso hace que ese espíritu de cuerpo, en la parte militar, sea gravitante cuando estás en operaciones.
¿Cuál era nuestra mayor fortaleza en medio de ese enfrentamiento?
Nuestra mayor fortaleza era que teníamos un RPG que son una especie de lanzacohetes que son para disparar contra tanques y los teníamos en la selva. Entonces formamos una patrulla con esos RPG que fue lo que nos dio el éxito final el 22 de febrero. Hay que recordar que ese día fue el último enfrentamiento militar y ahí le ocasionamos a ellos 15 muertos y 20 heridos. Ellos reconocen que en una hora les ocasionamos más bajas que en todo el conflicto y ahí terminó todo. Por eso nosotros celebramos el 22 de febrero cuando ellos celebran el 26 de enero que fue el ataque a la patrulla Roosevelt.
¿Y cuál fue nuestra limitación?
Teníamos una sola vía de entrada que era de Ciro Alegría al PV1 por helicóptero que eran cuarenta y cinco minutos de desplazamiento. En los mejores momentos llegaba un helicóptero, pero a veces ninguno. Las mismas condiciones climatológicas y la selva que es un obstáculo es lo que tuvimos que enfrentar, más las minas antipersonal.
En otras guerras como la del Pacífico nuestro país estaba dividido. ¿Pero cuál fue su percepción estando en la zona de operaciones del apoyo de otros sectores?
Faltó de todo. Hasta ahora nos ningunean. Ha pasado 25 años y nadie se acuerda del conflicto del Cenepa y es el hecho militar más importante de nuestra historia contemporánea porque dio fin a un siglo de conflictos con el Ecuador. Pero de los soldados del servicio militar obligatorio en particular ¿alguien se acuerda de ellos? Hay una discriminación, un olvido, una indiferencia. En ese momento estábamos en el Cenepa y peleábamos por y para la patria, y no por nadie. Entonces […] no sentíamos el apoyo.
Usted siempre recuerda a los soldados que pelearon con usted, a los que siguieron con vida y a los que no volvieron por defender la patria. ¿En esa línea, Ud. cree que las autoridades y la sociedad se olvidaron de ellos?
Hasta ahora [se les olvida]. Después de veinte años en el Congreso saliente de [Ollanta] Humala se dio un reconocimiento para los defensores calificados de la patria que no son todos. Son solamente los que estuvieron en el Cenepa entre el PV1 y la zona de combate entre el 26 de enero y el 1 de marzo [de 1995]. Esos soldados de Amazonas, de San Martín y Huánuco cuando se enteraron luego de 20 años que se da un beneficio, ellos vienen a Lima a buscar a sus oficiales, que en ese entonces eran tenientes generales y ahora estarán en retiro, para que les haga el documento que les acredite que han estado en el Cenepa. ¿Así tratamos a nuestros defensores de la patria? Por eso es que estamos mal en el Perú. Mire, han pasado 25 años y recién nos estamos acordando. Qué pena que los soldados tengan que reclamar algo que merecen.
¿Se ganó o se perdió ese conflicto?
Nosotros lo ganamos y por eso celebramos el 22 de febrero. Ganamos por los hechos. [Ecuador] celebra el 26 de enero todos los años. Y ese día fue el ataque traicionero a la patrulla Roosevelt que dio inicio al conflicto. También celebran un amortiguamiento del 11 de enero cuando aún no había sucedido nada. Ahora, una guerra la gana quien logró un objetivo político. ¿Qué ganó Ecuador? Nada. Cuando no se sabe de operaciones militares acá decían ‘no han llegado a Tiwinza’. Ya habíamos llegado (a Tiwinza) que es el maizal.
Pero se ganó…
Hemos ganado la guerra porque el Estado cumplió el objetivo político que era cerrar los 78 kilómetros de la Cordillera del Cóndor, de acuerdo con el Protocolo de Río de Janeiro, que ellos no aceptaban. El que gana una guerra con las armas solo pierde en la mesa con los diplomáticos.
Héroe del Cenepa
El 29 de enero de 1995, el mayor EP Luis Alberto García Rojas fue derribado por un misil enemigo en el Alto Cenepa durante el conflicto con Ecuador. La detonación provocó su muerte y de otros cuatro militares de la tripulación. Este hecho lo convirtió en el último héroe nacional que ha tenido el Perú.
La calificación de héroe nacional del Cenepa fue otorgada tras la aprobación de la ley 28682 en el 2006.