A raíz de la pandemia por el COVID-19, los reflectores estuvieron puestos en los problemas que aquejan al sistema de salud en el país. Por ello, se habló de la necesidad de transformar el sector. Sin embargo, a la fecha esto no solo no ha ocurrido, sino que las brechas persisten.
“Nosotros somos el país con la mayor tasa de mortalidad por COVID-19 en la primera y segunda ola, y eso nos debió despertar. Debíamos transformar nuestro sistema”, señala el doctor César Portella, presidente de la Comisión de Salud Pública del Colegio Médico del Perú (CMP).
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A través del análisis de información del Repositorio único Nacional de Información en Salud (Reunis), el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), Ministerio de Salud (Minsa), Perú Compras, Contraloría General de la República, entre otros, ECData ha realizado una radiografía de tres enfermedades: COVID-19, viruela del mono y anemia, y del estado de la salud mental en el Perú.
En el caso del coronavirus, las cifras revelan que, pese que en el año esta enfermedad ha sido menos letal gracias a la vacunación, no se cumplió con la meta de inoculación: aún falta que el 21,8% de adultos se coloque la tercera dosis. Asimismo, el 56% de menores de 12 a 17 años y más del 66% de niños de 5 a 11 años no tienen segunda dosis. En septiembre de este año, la Contraloría General de la República alertaba por pérdidas de vacunas de más de 11,2 millones de dosis.
Por otro lado, hay más de 3.600 casos de viruela del mono. El 96,5% corresponde a hombres. De estos, 2.189 tienen entre 30 y 59 años. Si bien el promedio de casos semanales se redujo de 67 a mediados de año a 4 en diciembre, no se conoce el avance de la vacunación. A la fecha, el Minsa ha comprado 9.800 frascos, de los cuales había llegado la mitad. El lunes 7 de noviembre se inició con el proceso de vacunación, pero solo para personas que viven con VIH.
En cuanto a la anemia, las cifras muestran un aumento de 43% de casos desde inicios de año hasta la fecha. Se pasó de 490 mil casos en enero a 700 mil en septiembre. Las regiones afectadas pasaron de 14 a 19 y el presupuesto para el en mejoramiento de capacidades de atención y tratamiento de personas con anemia, y para la prevención de la anemia y la desnutrición crónica apenas corresponde al 0,09% del presupuesto total del sector.
Portella explica que en el tema de la anemia, los niños recién nacidos a tres años tienen un alto índice en el país. “En regiones como Huancavelica, Puno, Ucayali y Cusco es donde encontramos mayor cantidad de niños con anemia y esto va a dificultar su crecimiento y desarrollo. La anemia retrasa el desarrollo cerebral en los pequeños y el impacto es de por vida. No se ha podido controlar la anemia en el Perú”, advierte.
Finalmente, aunque la inversión en salud mental aumentó en el 2022, esta no representa ni el 2% del presupuesto del sector. Además, las atenciones se han reducido y hay lista de espera. Lima concentra el mayor número de pacientes atendidos, con 45%. En más de la mitad de regiones no se tiene el número mínimo de profesionales para atender los casos.
“Existe un embalse de consultas no resueltas en todas las enfermedades crónicas del país”, asegura César Portella. Según explica, las estrategias públicas no han sido las más adecuadas y las cifras muestran el impacto de la volatilidad y el mal manejo político del sector. “Esto es consecuencia de los cambios continuos de autoridades dentro del Ministerio de Salud y de la mala elección de funcionarios”, sostiene.
Portella menciona que, en estos momentos, Perú tiene un alto número de casos a nivel mundial de la viruela símica. Si bien esta no es mortal, sí es preocupante, sobre todo para aquellas personas que tienen comorbilidades.
En esa misma línea, Pecy Mayta-Tristán, director de investigación de la Universidad Científica del Sur, sostiene que mantenemos un sistema de salud fragmentado, desfinanciado y con poca capacidad de respuesta. “Aquí vemos la mala gestión de Perú Libre en el sector, que hizo que el Minsa pierda el liderazgo”, resalta.
La estrategia olvidada
Una de las medidas urgentes que propone el CMP es levantar el primer nivel de atención. En este nivel es posible resolver el 82% de todas las enfermedades. No obstante, solo 64% de establecimientos están trabajando y 94% de ellos no tienen capacidad instalada adecuada.
“No cuentan con recursos humanos, con una buena infraestructura, con medicamentos, con equipos para tomar exámenes auxiliares. Eso quiere decir que no estamos teniendo una buena contención de los problemas que más tarde van a llegar al hospital en forma grave”, advierte Portella.
Según explica el vocero del CMP, se debe atender este nivel en forma inmediata para contener el gran número de personas con problemas crónicos. Se ha incrementado el número de personas con tuberculosis y multidrogo resistentes, ya que no ha habido un buen control durante la pandemia.
Del mismo modo, el número de pacientes con cáncer también aumentó. “Están llegando personas con problemas avanzados de cáncer por no haber tenido un control adecuado durante el 2020, el 2021 e incluso el 2022. La diabetes es otro problema que se ha incrementado. Entonces, las estrategias han fallado y se tiene que tomar este año que viene un nuevo rumbo”, enfatiza.