La Sierra del Divisor divide las opiniones y este no es un juego de redundancias, sino un problema. La historia, resumida, comienza con la resolución ministerial N° 0283-2006-AG, de abril de ese año, que reconocía la Sierra del Divisor como zona reservada. Esta es una categoría intermedia, un paso previo para la creación, estudios técnicos de por medio, de un parque nacional, que es la categoría máxima.
Han pasado nueve años, se han hecho los estudios técnicos respectivos y hay un expediente pulido. Pero el Ejecutivo no ha tomado aún una decisión. La razón es compleja: por ley, cuando se crea una zona protegida se deben respetar los derechos adquiridos previamente.
En el caso de la Sierra del Divisor, dos empresas, Maple y Pacific Stratus Energy, tienen concesiones aprobadas; la de Pacific es la más extensa y, por lo mismo, la más controversial. El sector Energía y Minas teme que no se reconozcan esos derechos, y allí mismo la discusión se entrampó. Pero han pasado demasiados años.
Visto desde otra acera, la del Ministerio del Ambiente, lo que podría considerarse un escollo no lo es. “Hay mucho entendimiento con la empresa. Es un socio adecuado y diría que hasta deseable”, comentó a este Diario Gabriel Quijandría, viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales.
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