Félix Manrique captaba a sus víctimas a través de un falso enamoramiento para luego explotarlas sexual y laboralmente.
Félix Manrique captaba a sus víctimas a través de un falso enamoramiento para luego explotarlas sexual y laboralmente.
Lourdes Fernández Calvo

El Poder Judicial confirmó la sentencia de 20 años de prisión dictada en marzo contra Félix Manrique Gómez, de 35 años, por el delito de trata de personas agravada con fines de explotación análoga en agravio de 5 jóvenes, una de ellas de nacionalidad española, y por el mismo delito pero en grado de tentativa en agravio de una menor de edad. Los jueces superiores de la Cuarta Sala Penal para Reos en Cárcel resolvieron este lunes que Manrique Gómez continúe en prisión hasta julio del 2038. Actualmente, está recluido en el penal Miguel Castro Castro.

Félix Manrique, autodenominado como el “príncipe Gurdjeff", es acusado por la Fiscalía Especializada de Trata de Personas de Lima por captar e introducir a sus víctimas en el campo de lo místico hasta llegar a convencerlas y obligarlas a mantener relaciones sexuales con él. Incluso, las convencía de que el sexo era algo que las “salvaría”. También las obligaba a trabajar para él, por lo que las trasladaba a zonas alejadas de su núcleo familiar.

En julio del 2017, la policía y la fiscalía rescataron a las víctimas de Manrique y a los 4 hijos que tuvo con ellas. Fueron encontrados en una vivienda en el distrito de San Martín de Pangoa, en Junín. Una de las mujeres rescatadas es Patricia Aguilar, joven española que desapareció en el 2017 tras cumplir la mayoría de edad.

La fiscalía apeló la sentencia de 20 años de prisión dictada en marzo, solicitando que se amplíe a 26 años y 8 meses de prisión. Para ello, consideró que “no se había valorado debidamente el relato de las agraviadas, ni el daño que se les ha causado, sobre todo contra la dignidad personal”. En su argumentación, el Ministerio Público aseguró que Félix Manrique engañó a las jóvenes al presentarse como una persona “iluminada, conocedor de prácticas hinduistas, judaístas, islamistas y budistas, envolviéndolas en sus ideas místicas, enamorándolas con ese argumento para hacerlas sus parejas y explotarlas sexual y laboralmente”.

Berenice Romero, fiscal a cargo de la investigación, precisó que esta es la primera sentencia por el delito de trata de personas agravada con fines de explotación análoga bajo la figura de matrimonio servil. Este supone explotación laboral y/o sexual de un miembro de la pareja, y ocurre en la esfera doméstica.

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