A casi un kilómetro del control migratorio de Carpitas, en Tumbes, un mototaxi aparece por una trocha escondida. Al llegar a la Panamericana Norte, un auto lo espera. Del mototaxi baja una familia entera de venezolanos, incluyendo a una mujer que lleva a un niño en brazos. Suben al auto y desaparecen con rumbo al sur.
Pese a que las fronteras fueron cerradas desde inicios de la pandemia por el COVID-19, familias de migrantes venezolanos han continuado ingresando al Perú por Tumbes.
Según la fiscalía, se han identificado a bandas de tráfico ilegal de personas que se han aprovechado de la necesidad y vulnerabilidad de los venezolanos para cobrarles cupos y hacerlos ingresar irregularmente al país.
“Desde la cuarentena y hasta la fecha, tenemos un aproximado de 35 casos de tráfico ilícito de migrantes denunciados”, explica Roberto Villacorta, titular de la Fiscalía de Trata de Personas de Tumbes.
El fiscal precisa que, a partir de julio, cuando se flexibilizó la cuarentena obligatoria y se redujo el resguardo militar en la zona, los casos fueron en aumento. Pese que no ha habido detenciones, junto con la policía están cerca de identificar quiénes son los traficantes. “Tenemos una investigación reservada, pero se sabe que incluso hay venezolanos que se estarían encargando de promover el ingreso ilegal de sus conciudadanos”, dice.
La ruta
El Ejecutivo dispuso el cierre de fronteras desde el pasado 16 de marzo para evitar contagios de COVID-19. Sin embargo, los traficantes encontraron una ruta para ingresar al país de manera irregular.
Tanto la fiscalía como la policía han detectado este camino. Primero, cruzan el Canal Internacional, que divide al Perú y Ecuador. Lo hacen a través de unos puentes artesanales hechos a base de maderas y, a veces, incluso con material resistente como piedras y cemento.
“Prácticamente nosotros destruimos estos puentes y, al poco tiempo, nuevamente los construyen. Gracias a la presencia de militares en la zona esto se ha tranquilizado un poco”, refiere el mayor PNP Mario Bonilla, comisario de Aguas Verdes.
La policía atribuye esta situación a la falta de personal para controlar toda la extensión del Canal Internacional. Los agentes de la comisaría de Aguas Verdes no se dan abasto.
Una vez en Tumbes, las familias venezolanas, muchas de ellas con menores de edad, emprenden una caminata por la carretera con dirección al sur. Algunas ingresan a la ciudad de Tumbes, otras caminan por horas hasta Punta Sal. Ahí otros mototaxis los llevan por una trocha que pasa por detrás del control migratorio de Carpitas.
Finalmente, son embarcados en la Panamericana Norte hacia Piura, Lima y otras ciudades del país, e incluso a Chile.
“Normalmente, agarran paso de trocha. Tratan de camuflarse en la maleza para poder ingresar. Siempre usan ese tipo de caminos”, dice Bonilla.
Necesitan ayuda
Hace una semanas, el Gobierno reforzó el cierre de fronteras para evitar el rebrote del COVID-19 y el pase de migrantes de manera irregular.
El gobernador regional de Tumbes, Wilmer Dios Benites,dijo hace una semana en Canal N que, aproximadamente, 200 venezolanos cruzan la frontera cada día. Indico que una gran parte de los que caminan “están infectados”.
¿Que medidas debe tomar el Ejecutivo sin afectar los derechos de los migrantes? Federico Agusti, representante de Acnur en el Perú, opina que es vital entender el contexto en el que se sitúan los migrantes y refugiados venezolanos.
“No tienen opción, salir es la única posibilidad y ante eso buscan las maneras que pueden para hacerlo. No tienen otra alternativa”, dice. Ante la compleja situación, Agusti asegura que se debe priorizar la ayuda humanitaria, ya que los migrantes son doblemente vulnerables ante la pandemia.
Por ahora, tanto Acnur como la Organización Internacional para las Migraciones están brindando atención a los caminantes que encuentran en la ruta entregándoles kits de higiene, que incluyen mascarillas.
MÁS INFORMACIÓN
Según Migraciones, desde el 2016 a la fecha permanecen en el Perú 827.032 venezolanos.
Solo 439.111 cuentan con el permiso temporal de permanencia. El 77% de ellos se encuentra en Lima.
Según Acnur, a la fecha hay medio millón de solicitudes de refugio por parte de venezolanos que están en el Perú.
En un monitoreo realizado por Acnur, más del 50% de venezolanos que ingresa al Perú tiene familiares que lo esperan.
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