Los especialistas del Observatorio Vulcanológico monitorean constantemente la actividad de volcanes como el Sabancaya, considerado el más activo del país
Los especialistas del Observatorio Vulcanológico monitorean constantemente la actividad de volcanes como el Sabancaya, considerado el más activo del país
Zenaida Condori

La tragedia desatada por la erupción del volcán de Fuego, en Guatemala, que dejó más de 110 muertos y decenas de desaparecidos, además de pueblos enteros sepultados, obliga a mirar al sur del país y en particular a Arequipa

En esa región están el volcán más activo de la actualidad, el Sabancaya, en la provincia de Caylloma; y también el que representa un mayor riesgo potencial por su radio de influencia, el Misti, ubicado apenas a 17 kilómetros del centro de la Ciudad Blanca. 

Ambos volcanes son vigilados por especialistas del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet). Domingo Ramos, coordinador del Observatorio Vulcanológico de esta entidad, explica que el Sabancaya empezó a calentarse desde el 2012 y su fase eruptiva fue en enero del 2016. 

Desde esa fecha no hay día en que no se registren explosiones. En su momento de mayor actividad hubo hasta 100 explosiones diarias. “A diferencia del volcán de Fuego, el Sabancaya está a mayor altura. El de Guatemala se ubica a 3.763 m.s.n.m., el de Arequipa a 5.980 m.s.n.m. Esos 2 mil metros de diferencia definen la composición del magma. 

El que está más cerca del manto terrestre es más basáltico y menos viscoso. En el resto se asemejan. Antes de una gran erupción dan pequeñas manifestaciones de aviso”, resume Ramos.

Una de las explosiones más fuertes se registró en junio de 1990. Las columnas eruptivas llegaron a los 6 km de altura sobre el cráter y la caída de cenizas se extendió a más de 20 km. 

–El más peligroso–

Si el Sabancaya es el más activo, el Misti es el más peligroso del país. La razón: la población que habita cerca de sus faldas: alrededor de 950 mil personas, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). 

Aunque su última explosión fue hace cientos de años, el Observatorio Vulcanológico lo considera activo, y eventualmente se registran fumarolas, microsismos y cierto dinamismo en sus fuentes termales. 

Si el Misti explosionara, las cenizas se expandirían hasta 30 km a la redonda con un espesor de 5 km. Las cenizas que caerían contaminarían primero la represa de Aguada Blanca, que abastece de agua al 80% de la población local. Si entrara en erupción, los flujos piroclásticos descenderían por las quebradas a 300 km por hora; el derrame del cráter llegaría en cuatro minutos al centro de la Ciudad Blanca. 

–Sin plan de acción–

Pese al riesgo latente, Arequipa no tiene un plan para enfrentar una posible erupción del Misti. La jefa del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER), Jacqueline Choque, indica que, según las competencias, esa responsabilidad es de la Municipalidad Provincial de Arequipa

Sostiene que hace dos meses solicitó a Defensa Civil de la comuna provincial y de las municipalidades distritales el plan para eventos volcánicos, pero ninguna lo ha presentado.

El subgerente de Gestión de Riesgo de Desastres de la Municipalidad Provincial de Arequipa, José Vásquez, reconoció que no cuentan con el plan. Dijo que está “en proceso de elaboración” y espera tenerlo listo en setiembre. Este incluirá planes de evacuación.

Los únicos simulacros de evacuación ante una erupción del Misti se hicieron en el 2013 (en el distrito de Selva Alegre) y el 2014 (en Miraflores). 

“No hubo más porque es complicado mover a la población y por el costo económico que demanda”, admite Vásquez.

A mediados del 2006, la emisión de cenizas y gases tóxicos del volcán Ubinas, en Moquegua, obligó a evacuar a más de 1.300 pobladores de la localidad del mismo nombre hacia las pampas de Candagua. A inicios del 2014, la población de Querapi, a pocos kilómetros del mismo volcán, también debió ser reubicada temporalmente.

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