Hasta el 26 de agosto último, el Ministerio de Salud confirmaba que el país ya ha alcanzado los 1,342 contagios acumulados de viruela del mono o monkeypox. En poco más de dos meses desde la aparición del primer caso en territorio nacional, el promedio diario de detecciones ha sido de 22. Con ello, el Perú se posiciona como el séptimo en el mundo con mayor cantidad de personas infectadas y el primero en América Latina con la más alta tasa por millón de habitantes.
TAMBIÉN LEE: El ministerio más inestable: Interior cambia de alto funcionario cada 67 días en promedio
De acuerdo con las cifras oficiales de sus ministerios y direcciones de Salud, las naciones que encabezan la lista de casos registrados son Estados Unidos, España, Brasil, Francia, Alemania y Reino Unido. Les sigue Perú, Canadá y Países Bajos.
En una proporción inferior al millar y mayor a las 500 incidencias, se encuentran Portugal, Italia y Bélgica. En todos, el virus se ha concentrado en ciudades capitales o de gran movilidad Lima Metropolitana alberga más del 80% de las detecciones en el país, con 1.091 personas infectadas. [ver cuadro].
Focalización de la enfermedad
Epidemiólogos y especialistas consultados por El Comercio coincidieron en advertir que la viruela símica no es propiamente una enfermedad de transmisión sexual porque no se evita con el uso de preservativos o métodos de barrera, como otras enfermedades de ese tipo. No obstante, el roce íntimo o contacto estrecho durante las relaciones sexuales en zonas de la piel donde se producen las lesiones es el principal vehículo de contagio. Además, el virus liberado puede posteriormente atacar por contacto común sin distinción de género o edad.
César Cárcamo Cavagnaro, profesor principal de la Facultad de Salud Pública y Administración de la Universidad Cayetano Heredia, explicó que la viruela del mono –endémica del continente africano– presenta nuevas características tras la expansión de su nueva variante por el resto del mundo. Precisó que, si antes las erupciones cutáneas se solían focalizar en la cara, la planta de los pies y las palmas de las manos, ahora a estas se suman las de la región perianal.
“Afecta la piel en la zona alrededor del ano y eso facilita la transmisión durante las relaciones sexuales. El contacto cercano con las lesiones se da en ese tipo de encuentros. Entonces, la población que vemos más afectada es la de hombres que tienen sexo con hombres (HSH), sobre todo aquellos que tienen varias parejas sexuales”, señaló Cárcamo.
Al igual que en los demás países, en el Perú la mayoría de personas infectadas son varones, mientras que solo se han reportado casos mínimos de mujeres contagiadas. El especialista agregó que, al inicio, se tenía información confusa sobre si el virus se transmitía por el aire o por la ropa. Sin embargo, los datos muestran una focalización en población masculina específica, lo cual no concuerda con las teorías previas sobre un riesgo generalizado.
El presidente de la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales (SPEIT), Juan Celis Salinas, apuntó que si bien el grupo HSH es el que aparenta sostener la epidemia, la transmisión no es exclusiva entre ellos. Adicionalmente, indicó que la relativamente agresiva propagación del virus por el mundo se podría deber a una variación genética más contagiosa, pero que aún no hay datos concluyentes que así lo determinen.
Consultado sobre la concentración de infecciones en ciudades específicas, Celis comentó que la tendencia se debería a la mayor movilidad de personas y al mayor acceso a encuentros sexuales casuales o anónimos. Afirmó, por ejemplo, que los tres casos registrados en la región Loreto son importados de Lima.
“En Lima hay mayor red de actividades que pueden dar pie a los contagios. En los casos de Loreto [Celis es médico infectólogo en el hospital regional], se trató de personas que contrajeron el virus en la capital. Sería interesante saber si los pocos casos detectados en regiones también son importados desde Lima”, expresó el especialista.
Los casos numerosos en Perú y la estigmatización
Percy Mayta Tristán, director de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad Científica del Sur, sostuvo también que al concentrarse el monkeypox en ciertas poblaciones –en este caso, en grupos HSH– se ha originado una mayor transmisión. Con respecto a por qué en el Perú se han registrado más casos que en otras partes de la región latinoamericana, indicó que existe una hipótesis relacionada a la fidelidad en el rastreo.
“Una característica que diferencia al Perú en Latinoamérica es que Perú es sede de varios proyectos de investigación vinculados a tratamiento y medicamentos de prevención de VIH. Entonces, la población objetiva que puede estar en más riesgo –sobre todo, los primeros contagiados, que son quienes suelen tener mayor sexo casual– está en mayor cercanía con el personal de salud que maneja estos proyectos de seguimiento y estudio. Eso hace que haya mayor cercanía y rapidez en el diagnóstico, ahora, de monkeypox. Entonces, no es que los peruanos sean más susceptibles a la nueva enfermedad que en el resto de países”, dijo Mayta a este Diario.
El investigador anotó que, sin información adecuada ni esfuerzos de comunicación más abierta desde el Estado, existe la posibilidad de que la enfermedad cargue con un estigma y que las personas no se sientan cómodas con reportar sus casos, lo que podría incidir tanto en el rastreo como en la prevención.
“Recordemos que el término ‘HSH’ se usa precisamente porque hay hombres que públicamente no se identifican como homosexuales, pero que tienen prácticas sexuales con otros hombres. Este grupo de personas que regularmente no se identifica como homosexual son los que tienen mayor tipo de contacto de sexo casual o anónimo. Y, por ese motivo, precisamente están en mayor riesgo. Pero hay un peligro en que a la enfermedad se la etiquete o estigmatice –sobre todo, en una sociedad tan conservadora como la nuestra– y la consecuencia puede ser la de no diagnosticarse. Entonces, este número alto de casos reportados en el país puede ser solo al comienzo y luego podríamos ver que va a reducirse la cantidad de personas que se acercan a pedir que se las evalúe”, comentó.
Prevención y poco acceso a vacunas
La vacuna contra la viruela del mono –producida por el laboratorio danés Bavarian Nordic– es aún de acceso limitado. Entre los pocos territorios que han adquirido lotes están Reino Unido y Estados Unidos, pero todavía no cuentan con los suficientes para masificar la inmunización.
El epidemiólogo César Cárcamo dijo que, de momento y ante la falta de vacunas, lo recomendable en el Perú es la disminución de parejas sexuales entre la población HSH. “Para la prevención, hay dos formas. Una es la vacunación y otra es el cambio de comportamiento. En ausencia de vacunas, las personas deben conocer bien cómo reconocer los síntomas, de manera que puedan aislarse. Aquí en el Perú no tenemos vacunas. Entonces, el esfuerzo debe centrarse por ahora en la reducción del número de parejas”, indicó Cárcamo.
Para el infectólogo Juan Celis, el diagnóstico rápido, el aislamiento y el seguimiento de contactos son mecanismos de control relativos. Cuestionó que el Ministerio de Salud no haya preparado un plan concreto y eficaz de comunicación sobre la enfermedad.
“El Estado tiene que hacer su mayor esfuerzo, que es comunicar apropiadamente. El Ministerio de Salud se demoró tres meses en elaborar un informe focalizado para la población LGBTIQ, que puede ser útil, pero lo que falta es trabajar activamente en que los servicios sean de confianza y que haya una mejor guía para la detección o la prevención. Yo estoy en desacuerdo, por ejemplo, en evitar conceptos relacionados al riesgo de transmisión, como son las prácticas sexuales entre hombres. La omisión hace que el mensaje no llegue”, expresó.
Percy Mayta Tristán refirió que la disponibilidad de vacunas es muy limitada debido a que el monkeypox estaba restringido a algunos países africanos y eso no motivó un esfuerzo mundial para generar una vacunación masiva. La semana pasada, el ministro de Salud, Jorge López, informó que ya mantiene coordinaciones con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para la adquisición del antídoto. Sin embargo, esta sería bastante pequeña, pues solo llegarían 9 mil dosis de concretarse la compra.
“No alcanza. Esa cantidad no cubre ni siquiera a las cerca de 60 mil personas que están en tratamiento de VIH en el Perú. Más aún si queremos cubrir y proteger también al personal de salud que está en contacto directo con pacientes contagiados de viruela del mono. Pero este problema de acceso a vacunas no solo ocurre en Perú, sino en todo el mundo. Al margen de que aún falte más calidad de información sobre la efectividad de la vacuna, es importante que el Estado avance en ver los mecanismos, sobre todo porque la infección puede avanzar y el perfil puede variar: de concentrarse inicialmente a población HSH, puede pasar a población heterosexual y eso demanda mayores lotes”, estimó Mayta.