Las cosas no serán las mismas en San Miguel del Ene, un pueblo con poco más de mil habitantes ubicado en el corazón del Vraem. Pero ayer dieron un primer paso para intentar procesar lo ocurrido. En un masivo entierro, los vecinos dieron el último adiós a dos de sus jóvenes paisanos que murieron en la masacre del pasado domingo 23 de mayo. Se trata de Grover Fernandez García y Luis Fernando Lapa, cuyos féretros fueron colocados en el cementerio improvisado que tiene la localidad en una de las colinas más cercanas. Los despidieron entre aplausos y con sentidas palabras de sus familiares.
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El miedo, sin embargo, sigue presente. Judith, una de las vecinas, contó a El Comercio, por ejemplo, que en los treinta años que tiene viviendo en este pueblo nunca antes había sido testigo de algo parecido. De ahí el asombro con el que narra el ataque. Ella estaba escuchando el debate presidencial de los equipos técnicos cuando, de pronto, el sonido de unos “cohetes” hizo que saliera de su casa. Inmediatamente, desde sus megáfonos, los miembros del Comité de Autodefensa alertaron a la población que algo malo estaba pasando en dos locales que están detrás de la colina. Los primeros en llegar informaron que efectivamente ahí había sucedido una matanza.
Todavía no sabían cuántos muertos eran, pero esa noche se sintieron mucho más vulnerables. Y la mañana de este miércoles, tres días después de lo ocurrido, lo seguían estando pues ninguna autoridad policial o militar se había hecho presente a pesar de los reclamos. Esto último, no obstante, cambió después del mediodía, cuando un contingente de las fuerzas del orden arribó a la localidad para constatar las condiciones de seguridad e informar que el jueves estaría llegando ayuda humanitaria.
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En San Miguel del Ene aún no saben quiénes fueron los autores del crimen que hoy los ha puesto en los ojos de todo el país. Con la única evidencia que cuentan son los panfletos que encontraron al lado de los cadáveres que llevaban la firma de los remanentes de Sendero Luminoso, conocido como el Militarizado Partido Comunista del Perú. De hecho, la copia de uno de esos escritos lo llevaron a la comisaría de Natividad, a 40 minutos de distancia en auto, para denunciar lo que había pasado. La prueba de que tienen a un enemigo cerca y un Estado que recién se acuerda de ellos.
-No quedará impune-
El presidente de la República, Francisco Sagasti, ha expresado su solidaridad con los familiares de las víctimas y ha subrayado que los crímenes no quedarán impunes. Hoy, durante una conferencia de prensa, la primera ministra Violeta Bermudez reiteró las condolencias y dijo que ya se han tomado las acciones inmediatas para llegar a la verdad sobre lo sucedido.
Las 16 personas fueron asesinadas el domingo en la noche en unos bares. Fueron las autoridades locales las que dieron aviso a las fuerzas del orden.
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