La desaparición de los partidos políticos frente a los movimientos regionales es una característica inevitable que se observa ahora que el mapa electoral está por definirse. Sin embargo, esta tendencia es más evidente cuando la mirada se concentra en las zonas cocaleras y, más aun, en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), área que reúne más de veinte mil hectáreas de hoja de coca ilegal, la mayor en el país.
De acuerdo con un informe elaborado por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), ninguna de las cinco regiones del Vraem eligió a un presidente de un partido político. Así, Junín, Cusco, Apurímac, Ayacucho y Huancavelica cuentan con representantes de nuevos movimientos regionales.
Federico Tong, especialista de Unodc, afirma que, según el último reporte de verificación de fondos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), ninguno de estos movimientos ganadores ha presentado información financiera. La cuarta presentación de esta data será el próximo miércoles. Sn embargo, la Ley de Partidos Políticos no establece una sanción para los que no sigan con este pedido.
Según recuerda el especiliasta, la justificación de ingresos en la campaña es importante en las zonas cocaleras, pues durante toda la campaña hubo advertencias sobre la existencia de candidatos con procesos por lavado de activos y que han sido vinculados al narcotráfico.
Wilfredo Oscorima, del movimiento Alianza Renace en Ayacucho, es uno de los más cuestionados. Tras un período como presidente regional, obtuvo otra vez el cargo. Él es investigado por la Fiscalía de Lavado de Activos porque no puede justificar el origen de su fortuna.
Tong menciona un caso en contraposición a estos. En San Martín, los candidatos que quedaron en los tres primeros lugares para la región son de partidos. “El modelo de reconversión de hoja de coca por cultivos alternativos de San Martín ahora se ve reflejado en una institucionalización política”, dice.
El especialista en temas de narcotráfico Rubén Vargas agrega que el crimen organizado ya no ansía alcanzar el poder, sino comprometer el presupuesto de fondos públicos a través de los candidatos que financia.
“Hay una nueva modalidad en el Vraem que busca ganar proyectos de millones para lucrar y mover dinero de actividades ilícitas”, advierte.
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