El pasado 23 de abril, 40 policías de la División de Operaciones Antidrogas del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), asentados en esta región, acompañaron al Grupo de Operaciones Antidrogas Tácticas en Jungla durante una interdicción en los alrededores del centro poblado Pataccocha, en el distrito de Santa Rosa (provincia de La Mar), en Ayacucho.
Lo que a todas luces parecía un golpe de rutina más al narcotráfico terminó siendo –según información de inteligencia– el hallazgo de un megalaboratorio de procesamiento de drogas. Los policías encontraron que en el lugar había una enorme poza de maceración, además de un generador de luz, hornos microondas, gatas hidráulicas, prensas de metal, moldes de metal rectangular para el prensado de droga, balanzas de precisión, galones de gas, cocinas a gas y alambiques de metal. Era, en resumen, un lugar diseñado para procesar droga en cantidades industriales.
Pese a lo sorprendente de la maquinaria y la logística al servicio de los narcos, lo que llamó más la atención de los agentes fueron curiosas figuras que, una vez recortadas, eran pegadas en los paquetes de droga. Se trataba de leones, coronas, estrellas y siluetas de conejos. Para los especialistas que participaron en la incursión, estos distintivos o ‘stickers’ funcionan como marcas indelebles para que los narcotraficantes que operan en el Vraem sepan de quién es la mercancía y, así, poder rastrearla.
Según especulan las autoridades, cada mercancía con su respectivo ‘sticker’ es enviada en avionetas hacia Bolivia y Brasil. Allí, según su marca, es separada y procesada paquete por paquete. Ello para evitar falsificaciones, pues, en los últimos meses, las firmas del narcotráfico recibieron numerosas quejas de su ‘clientela’.
ENEMIGOS ÍNTIMOS
Según Inteligencia de la Policía Antidrogas, enviar la droga a procesarse fuera del país se ha hecho común entre narcos del Vraem, debido a que los compradores de clorhidrato de cocaína (es decir, el producto final) aseguran que la misma es adulterada y su calidad bastante deficiente. Se reportaron incluso asesinatos relacionados con disputas entre ellos y los productores.
“Incluso hay personas que vienen del extranjero a probar la droga y calificar su calidad”, explicó uno de los agentes.
Durante esta operación, dirigida por el general PNP Máximo Sánchez Padilla, jefe del Frente Policial del Vraem, se decomisaron 83 kilos de droga procesada y se destruyeron más de dos toneladas de acetona y otros insumos químicos, además de cuatro pozas de maceración cercanas.