A sus 22 años, Pedro Jara proyecta dedicarse al desarrollo de biofertilizantes en el futuro.
A sus 22 años, Pedro Jara proyecta dedicarse al desarrollo de biofertilizantes en el futuro.
/ HUGO CUROTTO / EL COMERCIO
Renzo Giner Vásquez

La guerra en Ucrania, y una serie de deficiencias generadas a partir de ello en la industria europea, provocaron que desde el 2022 el mundo se encuentre inmerso en una grave . La cual, a su vez, llevó a que el costo de la canasta básica de alimentos incrementara en nuestro país y en casi todo el planeta. Pero, ¿y si sin saberlo estábamos arrojando una posible solución al tacho de basura?

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Como parte de la campaña  de El Comercio y el BCP, hemos llegado al histórico puerto de Chimbote buscando a Pedro Jara, un joven de 22 años que creó un fertilizante a partir de las vísceras, espinazos y demás desechos de la pesca que hasta entonces eran arrojados en los muelles o los tachos de los mercados.

Chimbote es un puerto histórico, pero los residuos nunca han sido bien tratados, nunca se les dio valor. Así que junto a mi equipo vimos la oportunidad de transformar esos residuos y llevarlos a los sectores agrícolas”, explica Pedro.

Una posible solución a la crisis de fertilizantes podría encontrarse en los tachos de basura del puerto de Chimbote.
Una posible solución a la crisis de fertilizantes podría encontrarse en los tachos de basura del puerto de Chimbote.
/ HUGO CUROTTO / EL COMERCIO

El abono, que ha sido bautizado como “Challwanu”, es el proyecto de tesis de Pedro y su compañera Noelia Zacarías, quienes cursan el noveno ciclo de Ingeniería Agrónoma en la Universidad Nacional del Santa.

Después de enriquecer su fórmula incluyendo algas, ácidos lácticos y otros microorganismos, el proyecto de Pedro se encuentran en fase de aplicación sobre cultivos de chía.

Gracias a los componentes que estamos incluyendo no solo será más económico producir los cultivos sino que además estos serán más resistentes”, explica.

Según el joven, su invento hará que los costos de producción se reduzcan entre un 20% y 30% para los agricultores, además, reducirá los riesgos de sufrir otra crisis, pues el método de producción de este abono es bastante sencillo, asegura.

Con su invento, Pedro espera reducir en entre un 20% y 30% el costo de producción para los agricultores chimbotanos.
Con su invento, Pedro espera reducir en entre un 20% y 30% el costo de producción para los agricultores chimbotanos.
/ HUGO CUROTTO / EL COMERCIO

Me gusta pensar que este es apenas el primer invento de este tipo. Mi sueño para el futuro es dedicarme a la agricultura sostenible y al desarrollo de biofertilizantes”, confiesa.

El ingenio y perseverancia de Pedro lo convierten en un auténtico peruano que suma en el desarrollo de una agricultura más sostenible en Chimbote.

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