“El presidente ha sido cooptado, le hacen creer que hay complots contra él, que van a atentar contra su familia; lo han convertido en uno más que razona como ellos”. Esto no es un perfil de Pedro Castillo. Esto me lo decía un ministro de Fujimori en el 2000. Se refería al trabajo de zapa que, por varios años, había hecho Montesinos desde el SIN (Servicio de Inteligencia Nacional), aliado con militares y civiles inescrupulosos. Hubo informes de inteligencia que animaron a Fujimori a tomar algunas de sus decisiones más extremas; fue un reporte de inteligencia —según el propio Castillo y el premier Aníbal Torres— el que inspiró la decisión de declarar la inmovilización de Lima el 5 de abril pasado.
LEE TAMBIÉN | Anahí Durand deja a Nuevo Perú por la PCM: entretelones de la debacle en el partido, una crónica de Fernando Vivas
A Castillo le habría pasado, pues, algo similar que a Fujimori, pero mucho más rápido y con protagonistas más improvisados. La Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) es el ex SIN. Aunque disminuido en presupuesto y capacidad operativa, por la fiscalización de los congresos pos Fujimori; el ente mantiene su relación estrecha con Palacio. Es más, su nuevo director es José Luis Fernández Latorre, un ex comisario de Chota, nombrado por RS 097-2021 del 3 de setiembre pasado, y visitante asiduo de Castillo. Suele juntarse, según mis fuentes palaciegas, con el subsecretario general Beder Camacho, antes de ingresar a hablar con el presidente. Ha acompañado a este en algunas reuniones colectivas como la que sostuvo el 11 de enero con partidos y organizaciones de izquierda. No solo tiene relaciones chotanas con Castillo, sino que tiene vínculos con Richard Rojas, hombre de Perú Libre.
En diciembre, Latorre hizo una exposición de sus avances de inteligencia en el Consejo de Ministros. Dos personas que estuvieron presentes me dicen que tal fue la chapucería de su performance, que varios ministros lo miraban con una mezcla de cólera y risas aguantadas. Sin embargo, otra fuente me dijo: “No crean que es tan inofensivo. Será mediocre, pero está recibiendo colaboración interesada de gente que sabe más”. Uno de esos colaboradores de ocasión es Henry Shimabukuru, un ingeniero civil aficionado a la inteligencia, sobre el que varias fuentes y otros medios coinciden en que ha adquirido nociva influencia.
MIRA | Así fue el consejo de ministros en Huancayo
Shimabukuru, según una fuente, ayudó a difundir acusaciones contra el ex secretario general del despacho presidencial, Carlos Jaico; acercándose de esa manera al asesor Biberto Castillo y a Camacho, para quienes Jaico era un estorbo. También fue promotor de que el presidente diera entrevistas. A pesar del desastre que resultó la que dio a CNN, mantuvo su ascendiente en Palacio y lo fue aumentando hasta que creó su canal directo hacia Castillo en los temas en los que el resto del despacho no interviene: arcanos de la oposición, espionaje, prospectiva de la conflictividad social, teorías conspirativas para envolver al presidente.
Latorre y Shimabukuru tienen dos grandes aliados que comparten un gran aparato: son el ministro del Interior, Alfonso Chávarry y el comandante general de la policía, Vicente Tiburcio. Ambos se empoderaron cuando Pedro Castillo rompió con Mirtha Vásquez y la izquierda moderada que por algunas temporadas mantuvo cierta vigilancia sobre ese sector. En los últimos tiempos, hemos visto preocupantes cambios en los organismos que producen ‘inteligencia’, en especial la Digimin (Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior), un órgano directamente adscrito al ministro Chávarry; y la Diviac; pero en el caso de la orden temeraria para encerrar a los limeños, el acento estuvo en la DINI y en Palacio.
Mira: Aníbal Torres responsabilizó a la Policía y a la DINI de los informes que llevaron al decreto de inamovilidad.
Ministros mudos
Aníbal Torres, tras el rechazo al decreto escandaloso, celebrado nada menos que con una marcha de desacato masivo y críticas de expertos que hablaban de inconstitucionalidad y violación de derechos esenciales; se defendió en conferencia de prensa enarbolando dos documentos, uno abierto, el otro secreto. El primero, que leyó, es una recomendación del Ministerio del Interior, sugiriendo la pertinencia del toque de queda. El segundo, que solo enarboló, era un reporte secreto.
Al día siguiente, la Policía Nacional del Perú, difundió un comunicado, en el que aclaran que el ministro Chávarry les pidió su opinión técnica respecto a un informe y recomendación de la DINI sobre la pertinencia de declarar la inmovilización de Lima y Callao. La respuesta, según se lee en el alambicado comunicado, fue imprecisa; pero los policías dejan en claro que la idea de marras vino de la DINI y se lavan las manos. Lo sorprendente es que el consejo de ministros avalara el estropicio. Quien sí se opuso, y me lo han dicho dos fuentes cercanas a él, es el asesor Biberto Castillo; pero este se ha visto desplazado por el grupo en el que estas mismas fuentes ubican a Shimabukuru; a Irma Rojas, que es asesora de la primera dama; a Violeta Romero y a Cristina Boyd Jara, nueva líder del equipo de comunicaciones en el despacho presidencial.
IDL Reporteros ha publicado una crónica que incluye entusiastas mensajes de Boyd en el grupo de chat de los directores de comunicaciones de los ministerios. Casi parecen arengas en las que los insta a que aseguren espacios para que sus ministros expliquen y defiendan la medida. Mis fuentes, como las de IDL, ubican a Boyd en este grupo, de filiación tremendista y filomilitar, que envolvió a Castillo en la decisión temeraria de encerrar a los limeños. Pude chatear con Cristina Boyd y esto fue lo que me dijo: “Rechazo rotundamente lo sembrado sobre mi persona (…) Las decisiones, como todos saben, son de los ministros o del presidente. Yo no tengo ni la más mínima opción de indicar algo, ya que esas sesiones son reservadas”.
También le pregunté a Cristina sobre su relación con el mundo militar y policial. Me dijo que no es asimilada a ese mundo; pero ha hecho un curso en el Ejército y otro en la Marina de Guerra. Aunque se interrumpió la conversación y no pude preguntarle más detalles ni quien la introdujo al círculo presidencial (una fuente me dijo que fue el jefe de la Casa Militar, Willy Dingler Bueno quien la recomendó y ello con que según el registro de visitas de Palacio, su primera incursión fue precisamente a esa dependencia palaciega el 10 de febrero), me quedó claro que este nuevo entorno de Castillo no profesa las simpatías izquierdistas de los otros círculos. ¿Pero acaso, sinceramente, le importa la ideología a Pedro Castillo?
No sabemos si el presidente seguirá confiando en quienes lo llevaron a su descalabro del 5 de abril. Podrían engañarlo y engañarse pensando que la medida igual evitó saqueos masivos; y no hacer caso a quienes le digan que fue víctima de paranoia ‘conspiranoica’, que pisoteó derechos y que fue desacatado y dejado en ridículo. Del otro extremo del espectro, apareció el congresista y almirante en retiro, diciendo: “Ha llegado a mis oídos, es que hoy día pensaban saquear Lima, bajar de los cerros a saquear la ciudad”.
Dado el origen de arma de Montoya, muchos tienden a pensar, que cuenta con información del área de inteligencia de la Marina de Guerra, que tiene la reputación de ser muy eficiente. ¿Si así lo es, podría haber diagnosticado esos saqueos que hasta ahora solo han quedado en el dominio de la paranoia y los fake news? ¿Podrían haber sugerido inmovilizar Lima?. Una fuente me contó que tuvo acceso a ciertos detalles del reporte y se hablaba de grupos pagados o alentados para provocar violencia y destrucción en medio de las protestas. Pero ese peligro es recurrente y no justifica la medida capital del encierro.
Mariano González, ex ministro de Defensa que conoce la tradición y los alcances del trabajo de inteligencia en la Marina, me dijo, escuetamente, refiriéndose a la posibilidad de que esta institución haya alimentado los reportes de la DINI y lo que llegó a oídos de Montoya. “Puedo asegurar que eso no ha sido así” ,me dijo. ¿De dónde salen, entonces, los informes tremendistas que llegan a oídos de quien quiera creerlos?. Probablemente, de agencias privadas y de algunos advenedizos, quizá ex agentes de inteligencia de alguna división armado, algún ex marino; que quieren influir en el poder convirtiendo la alarma y la intriga en pócimas secretas de la gobernabilidad.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Dina Boluarte: su rol en la nueva crisis que envuelve a Pedro Castillo y sus respuestas ante una posible sucesión
- Aníbal Torres: condena unánime a elogio del primer ministro a Adolfo Hitler
- Jorge López Peña, el flamante ministro de Salud que carga más de una investigación
- Fact-checking: Aníbal Torres y su enaltecimiento a Adolfo Hitler cargado de datos falsos | EC DATA