El adelanto de elecciones es el único consenso político nacional. Es más, el Congreso ya empeñó su palabra votando a favor de él el 20 de diciembre, pero una pequeñísima minoría le da largas a la votación confirmatoria. Lo han establecido para abril del 2024. La protesta pide hacerlo este año, aunque la distancia no es tan grande. En fin; si lo confirmaran de una buena vez, en seguida Dina Boluarte convocaría las elecciones generales en un mensaje a la nación que leería con alivio. Es más, en su mensaje a la nación de viernes por la noche, dijo, en tono de soterrado SOS: “Solicito al Congreso de la República se adelante la fecha de la segunda votación, para garantizar de esa manera que la población sepa con fecha cierta que ya tenemos elección adelantada”.
El primer ministro Alberto Otárola, en su conferencia de prensa tras el consejo de ministros del jueves, lanzó el mismo SOS. ¿Porqué tarda tanto el Congreso?. Parte de la respuesta se las conté en “2023, un año adelantado” (2/1/2023). Resumen: El 20 de diciembre el Congreso aprobó el adelanto de elecciones para abril del 2024. Tuvo 93 votos, más de los 87 necesarios. Como se trata de una reforma constitucional, esto necesita confirmarse en una próxima legislatura. Según el reglamento del Congreso, dicha legislatura empieza en marzo. La actual debía acabar el 15 de diciembre, pero el presidente del Congreso, José Williams, tras consultar a algunas bancadas, la amplió hasta el 31 de enero, para dar tiempo al debate de reformas políticas.
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Votar tres veces
En un año de paz, el Congreso estaría en receso durante febrero, sin que nadie lo extrañe. Hoy, ninguna bancada quiere exponerse a que se diga que el país arde mientras ellos se repliegan. ¿Por qué no adelantar la legislatura de marzo a febrero y acabar con la maldita incertidumbre de si se confirmará o no el adelanto con los votos suficientes? Con el Congreso, la respuesta nunca es la más sencilla. Hasta antes de las muertes en Puno, el bloque aliado de Williams, pensaba que se podía esperar a marzo y, para evitar la mala percepción popular del receso, ampliar esta legislatura hasta febrero. Así me lo ha dicho Patricia Juárez, portavoz de la bancada más numerosa y disciplinada, Fuerza Popular: “Las reformas que se están debatiendo en la Comisión de Constitución necesitan trabajo político. ‘Nano’ Guerra García, presidente de la comisión [lo fue Juárez hasta julio pasado] está haciendo ese trabajo. No va a ser suficiente enero y podríamos necesitar hacerlo en febrero. En mi bancada no hemos discutido este tema aún. Continuamente estamos evaluando posibilidades”.
Mi conversación con Juárez se dio antes de que la olla se calentara el viernes y Boluarte lanzara su SOS. Debemos presumir que evalúan morigerar su posición. También hablé con una fuente cercana al presidente del Congreso, José Williams y me actualizó lo que me dijo dos semanas atrás: el presidente del Congreso ha hecho las consultas legales, y sí cree que es posible apurar la legislatura. Sin embargo, no me pudo informar si este había hecho consultas con la mesa directiva y las bancadas, para proceder con el ‘adelanto del adelanto’.
¿Qué consultas legales tiene que hacer el presidente del Congreso para trabajar más rápido? Pues, resulta que según el Art. 49 del reglamento del Congreso, puede ampliar las legislaturas con una simple resolución de su autoría, pero para adelantar tiene que enviar un proyecto de resolución legislativa a la Comisión de Constitución para que haga un dictamen favorable y se vote en el Pleno. Por cierto, Constitución tendría que sustentar que no se aplicaría en este caso la sentencia del TC del 11 de noviembre del 2021 que declaró inconstitucional la partición de una legislatura en dos que se hizo en el 2020 para apurar unas reformas. El argumento del TC es que se necesita tiempo para madurar una reforma. Esta vez no se desdoblaría una legislatura sino que se acortaría el tiempo de ‘maduración’ de la reforma, que es subjetivo e impreciso, y tendría que balancearse con el criterio de urgencia. Si hay acuerdo y voluntad, el adelanto de legislatura se ejecutaría en un par de días; pero, como ya vieron, no es eso lo que he encontrado en mis indagaciones.
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Sí encontré, luego del SOS de Boluarte, a alguien con conciencia de la premura. Luis Valdez, secretario general de APP y ex presidente del Congreso, me dijo: “Si vemos que la presidenta es consciente de que su permanencia genera zozobra y pérdida de vidas, estamos de acuerdo en hacer todos los cambios normativos necesarios para apurar el adelanto de elecciones”. Luis añadió que esto lo ha conversado en el CEN de su partido, donde hay congresistas, y con su presidente, César Acuña. Por cierto, Acuña ya dijo públicamente que está de acuerdo con apurar las elecciones, aunque sin detallar las trabas normativas.
Valdez me dijo algo más, que ellos están abiertos a discutir todas las posibilidades, llegando a la del adelanto de las elecciones para el 2023. No es fácil. En ese caso, la votación del 20 de diciembre ya no serviría. Tendría que votarse la nueva fecha recién por primera vez antes del fin de esta legislatura el 31 de enero; y luego votar por segunda vez en febrero, si se ha adelantado la próxima legislatura con ese fin. Valdez me contó su experiencia cuando, tras la toma de mando de Manuel Merino en el 2020, él era primer vicepresidente del Congreso y pasó a presidirlo: “Cuando nos dimos cuenta de que nuestra permanencia ponía en riesgo vidas humanas, decidimos renunciar”. Por su lado no agrupado, Susel Paredes ha mandado un oficio a Williams pidiendo que este adelante la legislatura de marzo a febrero, precisamente, para votar el adelanto. Hablé con ella, y me dijo no estar al tanto de los detalles normativos, sino que pretende que Williams le responda para crear conciencia sobre el apuro.
La presión actual sobre el gobierno es tal que ha provocado la renuncia de dos ministros de esa izquierda progresista que no soporta verse involucrada en controversias de derechos humanos, como aquellas provocadas por las recientes muertes en Puno y Cusco. A la olla caliente se suman las marchas en puntos del Norte del país que estaban quietos y una manifestación variopinta el pasado jueves 12 en Lima que mostró a nuevos sectores coreando el ‘que se vayan todos’. Dos hechos dramáticos añaden más miedo y presión sobre los congresistas, en especial sobre aquellos de las regiones del Sur: el incendio de las casas de Eduardo Salhuana de APP en Puerto Maldonado y de Jorge Luis Flores Ancachi en Ilave. Razones de sobra para ‘adelantar el adelanto’ y permitir que Dina Boluarte pronuncie un mensaje que sí resulte en aguas menos borrascosas: ‘Convoco a elecciones generales’.