Fue convocado al Grupo Temático de Ciencias Sociales, que ha hecho un extenso documento con recomendaciones para que reactivarnos con distancia y sin tanto contagio. Aldo Panfichi es sociólogo con ojo para analizar las conductas pasionales (estudia al fútbol) y trasgresoras de los peruanos. Algo ve mal –lo estamos pagando ahora- en la forma en que hemos alentado al emprendedurismo.
-Me comentabas que hay un endiosamiento del emprendedor a la raíz de las conductoras trasgresoras.
El emprendedurismo está vinculado a la iniciativa y energía individual para mejorar el nivel de vida y que haya movilidad social. Algunos lo han transitado, se han formalizado y son actores económicos sólidos. Sin embargo, la mayoría vinculada al sector informal es muy vulnerable ante una crisis o desastre. No están registrados ante el estado porque hay una evasión del registro, no reciben los bonos, no tienen muchos ahorros que les permitan sobrevivir 6 semanas.
-¿Y encuentras una relación entre el emprendedurismo y la transgresión de reglas sanitarias?
El emprendedurismo está vinculado a un individualismo radical: mi actividad es más importante que el interés colectivo, yo progreso a costa del estado, cada uno baila con su pañuelo. Esto ha sido exacerbado como un paradigma en las últimas décadas. Hay una conducta anómica de corto plazo.
-Si no hay respeto por las reglas, que lo haya por la vida. Ese mensaje no se consigue con represión sino orientación.
La idea que tenemos como grupo es que esto no lo resuelve solo la represión y la labor heroica de los médicos y profesionales de la salud, sino que dada la magnitud del fenómeno, tenemos que apelar a una sociedad civil débil que está latente, a vecinos notables, mujeres de clubes de madres, dirigentes, en esta campaña colectiva. Son los que están cercanos a la vida diaria de la gente, conocen sus problemas, su narrativa.
-Las comunidades campesinas, por ejemplo, tienen una tradición de orden y disciplina. Esto debiera servir para combatir el virus.
Tienes las rondas, las comunidades amazónicas con un nivel de organización que no está siendo convocado para participar activamente y capacitarlos en las reglas sanitarias. El grupo ha realizado propuestas específicas pero no puedo detallarlas hasta que se conozca el documento.
-Se me ocurre un paralelo histórico: si para vencer al terrorismo fueron clave las rondas, porque ahora no lo es la organización popular.
La organización popular se ha debilitado en los últimos 20 años precisamente por la glorificación del individualismo, pero están allí personas que tal vez ya no activan en su barrio pero podrían hacerlo. Hay un potencial de organización allí y en las parroquias que tiene que ser convocado, sino no vamos a poder vencer al Covid.
-Los jóvenes de todos los estratos saben que el virus los afecta levemente y se vuelven trasgresores sin pensar en los vulnerables. ¿Qué hacer frente a esto?
Los jóvenes adquieren la información que circula a través de sus vínculos de pares. Desconfían de los adultos y las autoridades. Sus fuentes de información son sus pares y tienen en las redes el espacio fundamental con el que se vinculan con el mundo. Lo que tenemos que hacer es usar las redes y la colateralidad de los jóvenes para esparcir mensajes y contenidos para detener la propagación del virus. Falta una acción organizada con fines sanitarios.
-Hay un tema tremendo, el de esta migración de retorno que al comienzo se pensó que eran peruanos varados en Lima. ¿Acaso estaban años varados?
No es una población que ha estado varada, sino que trabajaba en Lima en los márgenes de la economía formal, en los mercados, en las calles. Es una población de jóvenes, y de mujeres con niños, una economía de supervivencia en Lima. Es un sector frágil que vive en el día a día, cuando se corta el dinero se queda sin recursos y quiere regresar a sus familia que tiene algún tipo de respaldo, como chacras.
-Una nostalgia y una vuelta al origen.
Al grupo, a la familia, a repoblar el campo.
-En el caso venezolano es más difícil pensar en el retorno.
Feline Freier es una experta internacional en migraciones forzadas y vive en el Perú. Nos ha explicado que es un sector muy vulnerable porque no tiene el colchón familiar de los migrantes locales.
-Hay mucho que recomendar sobre protocolos de conducta para autoempleados e informales.
Permíteme una reflexión histórica. A partir de los 80 y luego con Fujimori, hay una transformación de la sociedad y la economía, un estado con pocos controles y la creación de nuevas clases medias ligadas al sector informal, con canales de movilidad y un discurso individualista. Surge lo del emprendedurismo que es la narrativa que glorifica este proceso que no respeta reglas, con desprecio al orden, yo ocupo esta plaza para mi negocio. Hemos alentado esto como surgimiento de una burguesía nacional, pero no ha terminado en eso sino que la mayoría solo ha hecho una acumulacion básica que le permite mejorar su nivel de vida pero no ser un sector social sólido.
-En todo este proceso hay una democratización y movilidad ascendente. Más interacción que en el estado oligárquico y la prueba son los contagios. Se tocaron las Limas.
Exactamente, ha habido un proceso de democratización, pero es frágil. Al mundial en Rusia fueron de varios sectores sociales. Lo que no ha habido es un trabajo sistemático en la cultura política, para crear responsabilidad en las personas.
-Como hincha apasionado de Alianza, te pregunto, ¿si pusiéramos el alma que se puso en Rusia, se vence al Covid?
100%. Los peruanos hemos demostrado que nos podemos unir para afrontar desafíos. Siento que no todos pensamos que tenemos un enemigo común que está generando un impacto devastador. Esto no se puede hacer por decreto o por la TV, tenemos que convocar a los líderes naturales y capacitarlos.
-Pasar de la razón de estado a la razón nacional, como dice Alberto Vergara.
Sería un discurso para el bicentenario, que parece que hubiera desparecido, ya no se habla de él. Es una gran oportunidad en la que necesitamos un esfuerzo colectivo.