—El Perú ingresó al Foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico (APEC) en noviembre de 1998. ¿Cuál ha sido el mayor logro para nuestro país desde entonces?
Desde que el Perú se unió a APEC, hemos logrado consolidar nuestra proyección internacional en la región Asia-Pacífico, que es la más innovadora, dinámica y de mayor crecimiento a escala mundial. Gracias a APEC, hemos tenido la oportunidad de negociar acuerdos de libre comercio con 10 economías importantes dentro de este bloque. Esto ha llevado a un crecimiento constante del intercambio comercial entre Perú y las economías miembros de APEC, con un aumento promedio del 12% anual desde 1998. Hoy en día, aproximadamente el 67% de nuestro comercio global se realiza dentro de la región APEC, con exportaciones que alcanzan los US$42.000 millones. Ser miembro de APEC ha contribuido significativamente a la integración de las empresas peruanas en las cadenas de valor regionales y globales, así como a la internacionalización de nuestras pymes.
—El puerto de Chancay será muy importante para el Perú, reducirá los tiempos y costos, nos permitirá ser más competitivos en el mercado asiático, así aseguran los expertos. ¿Cómo resume el impacto de este nuevo puerto?
El puerto de Chancay es un proyecto destacado que se suma a otros puertos importantes que ya están operando en nuestro país, entre ellos, dos con inversiones estadounidenses: Salaverry y Matarani. La ampliación de este último implicará una inversión adicional de US$400 millones. Esto se debe a nuestra ubicación geográfica y estratégica en el Pacífico Sur y a los fuertes lazos comerciales que el Perú mantiene a escala regional y global. Con nuestra infraestructura portuaria estamos en posición de convertirnos en el más importante ‘hub’ logístico y portuario en América del Sur.
—Pero muchas empresas no se sienten confiadas de invertir en un país donde hay corrupción. ¿Cómo se soluciona este ‘impasse’ si en el Perú donde pones el dedo salta la pus?
La corrupción es indefendible. Sin embargo, el Perú tiene aspectos que lo hacen atractivo para las inversiones: una economía sólida y recursos naturales abundantes. Somos líderes en la producción de minerales, proveedores globales de productos agrícolas, potencia pesquera y un destino turístico con recursos significativos. Estos sectores impulsan nuestro crecimiento económico y fortalecen nuestra presencia en los mercados internacionales. Si logramos enfocar nuestros esfuerzos en estos sectores, que yo llamo los cuatro fantásticos, y gestionar adecuadamente los recursos y el aparato estatal, podríamos convertirnos en una potencia económica regional y global.
—¿Diría que hoy China es nuestro principal socio estratégico para la inversión?
Diría que el Perú tiene una ubicación estratégica en América del Sur que, desde una perspectiva geopolítica, ha ganado importancia para potencias como EE.UU. y China. Es fundamental que evaluemos el tipo de inversión que pueda generar mayor desarrollo para nuestro país. EE.UU. es nuestro principal socio comercial en las exportaciones con valor agregado y sus inversiones están diversificadas en diversos rubros y sectores. Desde la Embajada del Perú en EE.UU. estamos enfocados en seguir abriendo puertas y apuntar al crecimiento de la inversión y la confianza en el país. Somos el cuarto mayor receptor de inversiones estadounidenses en América del Sur, con US$9.200 millones, y con tremendo potencial para crecer, estas inversiones norteamericanas generan 1,1 millones de empleos en el Perú aproximadamente. La reciente visita del Subsecretario de Estado de EE.UU. para Asuntos de Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente, José Fernández, junto con una misión empresarial, subraya la importancia de esta relación. La misión ha sido liderada por un alto representante del Gobierno Estadounidense, lo cual no es algo común y refuerza a EE.UU. como un socio estratégico clave para la inversión en el Perú. Además, fueron recibidos por la presidenta Dina Boluarte y el Consejo de Ministros en pleno, clara señal de la importancia que le da el Perú a esta relación bilateral.
—Es un hecho que el TLC con EE.UU. ha sido muy beneficioso para el sector agroexportador. Hoy se está exportando US$3.800 millones al año y no hay dudas respecto de los beneficios del tratado. ¿Qué otra plataforma está impulsando como embajador?
Desde que entró en vigor el TLC entre el Perú y EE.UU., el comercio bilateral se ha más que duplicado, alcanzando los US$22.000 millones. El TLC ha impulsado una verdadera revolución agroexportadora en nuestro país, generando miles de empleos y desarrollo en diversas regiones. Nuestras agroexportaciones a EE.UU. se han multiplicado por siete, lo que nos ha posicionado como el segundo proveedor de frutas para el mercado estadounidense y el principal proveedor de arándanos además de palta, uva, espárragos, mandarina. Como embajador, estoy enfocado en apoyar la diversificando de las inversiones norteamericanas en el Perú e incrementar la inversión, en sectores con potencial ilimitado como la minería que es crucial para la transición energética. También vemos potencial en infraestructura, cuyo déficit llega a 140.000 millones, y tecnología, áreas claves para nuestro desarrollo futuro. Estamos en proceso de realizar reuniones con empresas tecnológicas y explorar oportunidades para proyectar al Perú como un ‘hub’ portuario y un ‘hub’ tecnológico.
—Tenemos 22 tratados de libre comercio, ¿qué lecciones hemos aprendido?
El TLC con EE.UU. fue el primero en suscribirse y sirvió como plataforma para negociar los demás tratados de libre comercio. Las reglas claras y la previsibilidad favorecen las decisiones de los inversionistas y el libre comercio. Hoy pocos discuten los beneficios de los TLC, ni siquiera la izquierda ideológica se atreve debido a la elocuencia de las cifras y beneficios. En el sector agrícola, varios movimientos ideologizados pronosticaban una hecatombe y la agroindustria ha sido el sector más ganador de los TLC; exportamos 11.000 millones de dólares al mundo.
—Como ministro de Turismo y Comercio Exterior usted fue un gran impulsor de nuestras fortalezas. ¿Debería relanzarse la marca Perú?
Sería muy importante diseñar una estrategia de relanzamiento de la marca Perú, aprovechando además nuestro ‘soft power’ que es la gastronomía, que nos distingue a escala mundial, además de nuestros recursos arqueológicos y culturales. En el caso de la gastronomía, debemos aprovechar los reconocimientos internacionales obtenidos que nos han posicionado como un destino que lo tiene todo. El turismo es un sector con enorme potencial en el Perú, pero está subexplotado.
—¿Qué hacemos para atraer más turistas?
El Perú es un país con enormes recursos turísticos, pero es fundamental convertir estos recursos en productos turísticos. Ello implica dotar de servicios, infraestructura y conectividad para la llegada del turista, si no son diamantes en bruto. Nuestra cifra de visitantes es menor a la de algunos países con menores recursos. Tenemos todo y no lo estamos explotando a plenitud. Incluso podríamos convertir al Perú en un destino fílmico mundial, ahí están los casos de “El señor de los anillos” en Nueva Zelanda o la misma Colombia que tiene mejores condiciones tributarias para atraer ese negocio. Estoy convencido de la posibilidad de un crecimiento exponencial del turismo y, bueno, la gastronomía: el nuevo gran embajador del Perú.
—¿Quién gana las elecciones en Estados Unidos?
Difícil de predecir; como embajador no me corresponde anticiparme. Lo que queda claro es que el retiro del presidente Biden de la contienda electoral y la nominación oficial de la vicepresidenta Kamala Harris como candidata demócrata ha rediseñado el tablero electoral. Esta es una nueva partida, y sea cual sea el resultado, la Embajada del Perú estará preparada para trabajar con quien gane las próximas elecciones en noviembre. La Embajada del Perú trabaja para sostener y mejorar las ya buenas relaciones con Estados Unidos, y lo seguiremos haciendo con quien sea el ganador; mantenemos buenas relaciones con congresistas y líderes de ambos partidos.
—Usted ha asegurado que las relaciones con EE.UU. van más allá de una elección, ¿pero no están congeladas nuestras relaciones? Pienso en todo el terreno cedido a China y me pregunto si nos olvidaron como socio estratégico.
Para comenzar, el Perú es históricamente un país estratégico en la región, centro del Imperio Inca y de virreinato español. Hasta el día de hoy, por nuestra ubicación geográfica y nuestros recursos, el Perú recupera protagonismo en el espacio global. El Perú está abierto y promueve la inversión extranjera sostenible, en tanto genera empleo y soporta el crecimiento económico en nuestro país. El Perú y los Estados Unidos son socios estratégicos y esa afirmación se sostiene en hechos concretos. Algunos hitos son la reunión que tuvo el canciller González-Olaechea con el secretario de Estado, Antony Blinken, así como su participación en la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas, las visitas de los ministros de Defensa, Energía y Minas e Interior a Washington DC; el primer diálogo político de alto nivel, y la firma durante mi gestión como embajador de tres acuerdos: Artemisa con la NASA, Minerales Críticos para promover la inversión minera y el Blue Dot Network para inversión en infraestructura de calidad. Tenemos en el Perú a una embajadora de EE.UU., Stephanie Syptak-Ramnath, comprometida con el fortalecimiento de la relación bilateral. Y la reciente visita oficial del subsecretario Fernández acompañando una misión empresarial es una buena señal de que estamos avanzando a paso firme. No recuerdo una visita empresarial acompañada del Departamento de Estado Americano.
—¿Cree que con Dina Boluarte es posible revertir la mala imagen?
Siempre está la pregunta de la situación política y la inestabilidad en los últimos seis años, pero reitero: la imagen internacional del Perú pasa también por el manejo responsable de la economía y nuestros grandes recursos. La cumbre APEC y el interés en aumentar las inversiones con EE.UU. y otros países también son noticias mundiales, al igual que nuestra aspiración a ser parte de la OCDE. El gobierno de Dina Boluarte intenta dar estabilidad al país, y desde el extranjero se empieza a mirar al Perú como socio estratégico regional, más allá de las coyunturas actuales y de corto plazo.
—¿Qué le pidió Boluarte cuando lo eligió embajador?
Primero, recibí con sorpresa la propuesta porque yo fui opositor al gobierno de Pedro Castillo. Sin embargo, en la entrevista que sostuve con la presidenta y el canciller, previa a mi designación, pude conocer su visión y estamos alineados en el objetivo y necesidad de captar inversión privada del extranjero, generando estabilidad para que esta pueda llegar al Perú en mejores condiciones y recortar la brecha social. La señora presidenta tiene claro el rol de las inversiones y cómo, a través de ellas, el Perú puede mejorar en los aspectos sociales que más le preocupan. Sin inversión no hay recursos, desarrollo, empleo ni impuestos. Para EE.UU. seguimos consolidando una relación que se enrumba a cumplir el bicentenario de relaciones diplomáticas el 2026.
—¿No siente que la política peruana se ha convertido en un ring de box entre el Ejecutivo y el Poder judicial?
Percibo que ahora hay un interés de las empresas y gremios en trabajar para consolidar la estabilidad del país. Y eso es positivo. Es importante que los políticos entiendan que sus acciones impactan directamente en la economía. El escenario electoral del 2026 es clave; muchos inversionistas están a la espera de ello.
—¿En qué se parecen Toledo y Boluarte? Usted fue ministro con el primero y embajador con la segunda.
No hay parecido. Toledo ensució su gobierno con la corrupción, aunque tuvo buenos gabinetes y se sacó adelante el TLC con EE.UU., que era mi objetivo sectorial, y es plataforma de los otros 22 TLC suscritos. La presidenta Boluarte está decidida a darle estabilidad al país y promover las inversiones, algo que no sucedía en el período de Castillo. No hace bien al país crear inestabilidad proponiendo vacancias o adelanto de elecciones. Yo fui opositor de la propuesta de Castillo. Con la presidenta Boluarte estoy trabajando para buscar desarrollo vía más comercio e inversión de la primera potencia mundial. Yo intento hacer mi trabajo lo mejor posible.
—¿Cómo ve las próximas elecciones generales con tanto partido inscrito?
Como embajador no tengo mucho que comentar. Cualquier elección con tantos candidatos genera dispersión del voto. Esperemos que el electorado tome seriamente su responsabilidad y elijamos bien.