Más allá de la banda presidencial: deporte al más alto nivel
Más allá de la banda presidencial: deporte al más alto nivel

Dos meses antes de dejar la presidencia de la República, en el 2006, falló un penal en un partido de fútbol con líderes de la Unión Europea que se jugaba en Viena, Austria.

Minutos antes del error, el único presidente latinoamericano en la cancha ya había anotado dos goles. Alejandro Toledo falló, pero fue el más ovacionado por una barra formada por congresistas y funcionarios de su gobierno.

No era la primera vez que, públicamente, el ex presidente demostraba que no tenía problemas en jugar al fútbol. De joven consiguió una beca completa para culminar sus estudios en la Universidad de San Francisco por destacar en este deporte. 

En su gobierno, el Perú fue sede de la Copa América y del Mundial Sub 17. Una vez visitó el estadio Mansiche en Trujillo, en plena remodelación por los torneos y se animó a jugar –como diríamos los peruanos– una ‘pichanguita’. 

Alejandro Toledo, de paso, se involucró en la organización del evento continental en medio de una crisis en su nivel de aprobación: mientras demostraba sus dotes futbolísticas, había rumores de vacancia presidencial y amenazas de paro nacional de la CGTP. 

—Cada uno con su estilo— 
Sus antecesores fueron más discretos en sus actividades al aire libre y prefirieron los deportes que no sean de contacto, como Fernando Belaunde. 

El líder de Acción Popular continuó disfrutando del mar y la natación cuando fue presidente del Perú. Fue nombrado socio honorario del Club Regatas en 1983. Lo veían en las canchas de paleta frontón, en la piscina o en la playa del club chorrillano. 

Precisamente, con Belaunde Terry en la presidencia se promulgó la nueva Ley General del Deporte y se modificó el nombre del Inred a Instituto Peruano del Deporte (IPD). 

Alberto Fujimori, en cambio, era un aficionado a la pesca, una práctica tan silenciosa como lo fue él en su primer gobierno. 

En el río Napo, en el Putumayo o en el Océano Pacífico. Con sus hijos Kenji o Keiko. Con el ex presidente ecuatoriano Jamil Mahuad o con el ex mandatario boliviano Jaime Paz Zamora: el hoy preso en la Diroes tenía acostumbrada a la prensa a sus faenas de pesca. 

Los registros fotográficos, sin embargo, demuestran que Ollanta Humala ha sido mucho más terrenal que acuático. 

En campaña, corría y todos tenían que correr con él. Cuando llegó a Palacio de Gobierno, continuó con su rutina, incluidas maratones benéficas con su esposa Nadine Heredia. 

Humala no solo corrió en Lima: lo hizo en los alrededores de la Casa Blanca, en las calles de Bangkok y hasta usando shorts en la Antártida. 

Una de sus últimas sorpresas fue en enero pasado, en la inauguración de un complejo deportivo en La Victoria, cuando jugó un partidito de treinta minutos –en pleno verano– con algunos de sus ministros. 

Ahora, y todos los miércoles, el presidente Pedro Pablo Kuczynski se suma a esta lista deportiva.

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