— El INEI ha revelado que se sumaron a la pobreza más de 3 millones de peruanos entre el 2019 y el 2023. ¿Qué pasó con el milagro peruano?
Lo que hubo en el Perú no fue un milagro económico, sino un período de reformas estructurales, acompañado de políticas macroeconómicas sólidas y condiciones externas extraordinariamente buenas. Esto ya lo escribíamos en Hacer Perú Piero Ghezzi y yo en el 2019. Y, mucho antes de eso, Piero y José Gallardo en su libro “Qué hacer con el Perú” (2013). Si queremos parar este continuo deterioro, necesitamos revertir la destrucción institucional y de políticas públicas.
— ¿En cuántos años nos vamos a recuperar?
Si no conseguimos revertir la caída en la capacidad de crecimiento de mediano plazo, que ya se encuentra en alrededor de 2,5%, la pobreza se va a quedar allí o incluso podría seguir subiendo. Y no es solo pobreza, es hambre, desigualdad, brechas…
— Casi estamos en dos millones de peruanos en extrema pobreza. ¿Es una impresión o los funcionarios actuales piensan más en sus billeteras que en los pobres?
No se puede generalizar, pero la pandemia cambió la composición de los pobres en el Perú. La pobreza rural sigue siendo más elevada y la pobreza extrema se ha duplicado. Lo que hay es una explosión de pobreza urbana y con aún mayor incidencia en Lima Metropolitana y el Callao. Desde hace tres años hay quienes venimos alertando que los programas sociales, originalmente enfocados en pobreza rural, tenían que adecuarse a esta nueva realidad, pero no ha habido una respuesta adecuada desde el Estado. Ojo que esto es mitigación solamente, pues el principal reductor de pobreza es la generación de empleo, de calidad, adecuado, preferentemente formal.
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— ¿Se puede generar empleo para salir del foso cuando solo vemos erosión institucional, desgaste de la capa tecnocrática del Estado y la inexistencia de una clase política?
No. Si seguimos en esta senda, nuestro futuro como país no es muy promisorio.
— La pandemia causó graves daños y desde entonces la pobreza está alrededor de 30% ¿Qué fue lo peor? ¿El encierro, la prohibición? ¿Por qué nos ha resultado tan difícil recuperarnos?
Fue una mezcla de factores. La pandemia visibilizó de manera dramática una serie de vulnerabilidades a nivel microeconómico, conocidas en distintos grados como la alta informalidad, las enormes brechas de bienes y servicios públicos, o las limitaciones de gestión en el Estado, pero llegaron a un punto de quiebre, de colapso. El encierro era lo adecuado inicialmente, pero no se trataba de encerrar por encerrar, y se demoró mucho en adaptar las respuestas de política pública cuando era evidente que no estaban funcionando.
— ¿Martín Vizcarra y Toni Alva deberían hacer un mea culpa con nuestro país?
Se requiere mea culpa colectivos. Acá hay quienes creen que hay que reducir al Estado a su mínima expresión y del otro lado los que quieren que el Estado haga todo. Ninguna de esas posiciones está respaldada por evidencia a nivel internacional e histórica. No hay un tamaño óptimo de Estado, pero sí se necesita que funcione, que garantice servicios básicos y regule lo que toque regular. En el Perú estamos yendo en dirección contraria.
— Está visto que para crecer necesitamos reformas profundas y personas honestas y capaces en la función pública. ¿No estamos tarde? ¿Cómo avanzar cuando todo huele a podrido?
Cuando teníamos condiciones externas extraordinariamente buenas, gobiernos de corte mayormente tecnocrático y con capacidad de generar mayorías en el Congreso para defender políticas y evitar iniciativas destructivas desde el Legislativo, el impacto nocivo de la política “a la mala” se disimulaba. Hoy se perdió control de una clase política que, desde el Legislativo y, lamentablemente, desde el Ejecutivo con cierta frecuencia, privilegia el clientelismo y el oportunismo. Peor aún, es evidente la penetración de intereses ilegales y hasta delictivos en distintos estamentos del Estado sin pudor alguno. El Estado está siendo capturado y eso debería alarmarnos a todos. O se presentan opciones distintas con propuestas sensatas y candidatos limpios en el siguiente ciclo electoral o la situación seguirá empeorando.
— Mire a Castillo y Dina, un capítulo nefasto de nuestra historia…
Elegir mal en las elecciones nos ha pasado factura: políticas públicas erradas, con Castillo altos funcionarios sin preparación alguna para los cargos y, en muchos casos, con antecedentes múltiples a cuestas. El caso de Boluarte es supervivencia cueste lo que cueste al país. También ha habido una alta cuota de responsabilidad de la derecha política peruana que en una guerra fratricida desde julio del 2016, con diferente grado de responsabilidad, engendró el triunfo de Castillo y Boluarte.
—”No más pobres en un país rico” fue la promesa de Perú Libre y hoy somos más pobres. El ministro de Educación ha dicho que si Dina no hubiese estado en el Midis el informe del INEI sería peor. ¿Está de acuerdo?
No. Yo creo que parte del problema es que en el Midis, de un tiempo acá, se han nombrado ministros políticos y es un ministerio cuya función es repartir plata y tiene que ser de manera técnica. Entonces no ha habido un rediseño de programas para atacar la pobreza.
— ¿Cómo definiría a Dina en materia económica?
En tres palabras: oportunismo, clientelismo y sobrevivencia.
— ¿Es posible que continúe hasta el 2026?
Los indicios bastante problemáticos para la presidenta se tienen que investigar, pero hay una situación que va más allá de la presidenta y es todo lo que está pasando con la fiscalía. Es una situación muy complicada donde es muy difícil leer quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Es como una guerra de todos contra todos. No sabes qué cosa es cierta; pero sí debemos exigir que las investigaciones continúen y que encuentren lo que tengan que encontrar. Lamentable, porque ya perdí la cuenta de cuántos presidentes hemos tenido en los últimos años y un país no puede tener una valla tan baja para sacar a un gobernante. Las cosas que se están diciendo ponen en un terreno bastante pantanoso al Ejecutivo y a la presidencia, pero hay que corroborar porque no todo lo que uno lee en prensa es cierto. No se puede emitir un juicio solamente por un titular.
—Pero, el conjunto de información que viene saliendo es más que preocupante…
Sí, claro, es terrible porque son las clases gobernantes del país. Mucha gente termina perdiendo el norte porque todo esto se convierte en guerra de tribus donde simplificando se dice: si tú eres de derecha, nadie de derecha puede hacer nada malo y no sigues la evidencia, los indicios. Y si eres de izquierda, lo mismo. Es como una guerra de sordos. Y además tienes la guerra en la fiscalía, que es la banda derecha versus la banda de los caviares, en que uno ya no sabe al final qué información es verdad y cuál es sesgada. Esta polarización hace muchísimo daño y lo vemos en cada elección cuando lo que necesita el Perú realmente es un centro pragmático, gente de bien de centro, de centroderecha, de centroizquierda, gente que al final se una en acuerdos por el Perú. Necesitamos gente honesta que quiera trabajar por el Perú. Al final siempre vas a negociar con otras fuerzas políticas, pero con transparencia y con la certeza de que hay cosas no negociables. Por ejemplo, la coima o defender intereses ilegales. Tenemos que limpiar la política.
— Además, ¿qué medidas se deben tomar con urgencia antes de seguir cayendo?
Esperemos que el MEF pueda recuperar su peso específico y brújula de antaño para encaminar en la dirección correcta al Ejecutivo y poder contener las propuestas más nocivas del Congreso. Grandes reformas posiblemente no habrá, pero sí se pueden impulsar mejoras regulatorias y en trámites a nivel sectorial y transversal que “limpien la cancha” a la inversión privada y a la conducción de actividades empresariales y, por esta vía, mejoren las expectativas y se acelere la inversión.
— El precio del cobre va para arriba. La demanda cada vez supera más a la oferta y el Perú es el segundo productor del mundo de cobre, pero desde Humala la gran minería no ha recibido mayor apoyo gubernamental. ¿Por qué hemos perdido el rumbo minero?
La problemática del sector minero es compleja, por las zonas deprimidas y de ausencia del Estado donde opera, lo cual pone una presión de demandas sociales enorme sobre las empresas mineras. Ello además de la existencia de incentivos perversos y de actividades ilícitas que en algunos casos compiten con la minería formal. Desarrollar plenamente nuestro potencial minero, formal y responsablemente requiere llevar bienes públicos a los territorios con anticipación a la llegada de la mina, mejor regulación y ordenamiento de trámites y licencias, fortalecer labores de inteligencia y seguridad y trabajar para generar mayores consensos en torno a los beneficios que trae la minería.
— La minería ilegal es hoy la madre de todos los vicios. ¿Ha superado al narcotráfico?
Difícil decirlo, pero claramente va en aumento, como todo tipo de actividades ilegales y delictivas que penetran cada vez más los estamentos del Estado.
— La minera Poderosa ha sufrido 15 atentados. ¿Por qué cree que el gobierno no reacciona?
No lo sé. Es una mezcla de incapacidad, ausencia de inteligencia y no darle la importancia que requiere. También es un ejemplo más del aumento del poder de intereses delictivos. El gran problema es la conflictividad e inestabilidad política, la erosión institucional, el populismo y la defensa de intereses específicos, las malas políticas públicas y contrarreformas. Mientras ello no se corrija, difícilmente se podrán plasmar medidas de corte tecnocrático que nos permitan volver a avanzar nuevamente.
“Debe existir una valla muy alta para la vacancia presidencial”
— El gobierno actual acaba de eliminar al grupo de policías que ayudaba a los fiscales que investigan la corrupción y el poder…
Es indefendible y, a la luz de los hechos, un aparente acto de obstrucción a la justicia. Muy preocupante y digno de rechazo.
— ¿Colchado es intocable?
Nadie lo es, pero pareciera que se han buscado pretextos para su remoción, seguido de la desactivación del grupo de apoyo al Eficcop.
— Con el hermano y el abogado detenidos, hoy la izquierda pide vacancia para Dina. ¿Debe irse?
Esa pregunta es cada día más difícil de responder. Debe existir una valla muy alta para vacar o exigir renuncias presidenciales. Pero, de otro lado, es preocupante que desde el gobierno se tomen acciones para obstaculizar investigaciones; se destituya o no ratifique funcionarios porque critican o son incómodos al gobierno; que haya opacidad en la explicación de actos y conductas de interés público, entre otros. La situación es cada vez más precaria y así no se puede gobernar.
— ¿Patricia Benavides debe volver a ser fiscal de la Nación?
Hay múltiples indicios de posibles delitos. Un fiscal de la Nación no solo debe ser honesto, sino parecerlo.
— ¿Habla con Ollanta Humala y con Nadine Heredia?
No tengo prácticamente contacto. No estoy al tanto de los procesos más allá de información pública, pero en los que involucran actos de gestión de gobierno, que puedo entenderlos mejor, no he visto pruebas de actos irregulares. Sí mucha especulación, teorías conspirativas y desconocimiento de parte de los fiscales sobre cómo se toman las decisiones al interior del Estado.
— Antauro sí quiere ser presidente. ¿Le preocupa?
Sí, me preocupa y mucho por todas las declaraciones que hace. No, por su pasado y por todas las declaraciones que realiza. No lo conozco personalmente, pero leo lo mismo que le dije a todo el mundo en prensa y es terriblemente preocupante.
— ¿Cree usted que Alberto Fujimori se va a lanzar a la presidencia?
No lo sé. Creo que tampoco es bueno para el Perú. Ha sido indultado con un indulto de dudosa legalidad. Yo creo que hizo cosas buenas para el país, pero también cosas muy malas. Más allá que crea que es pura especulación el grado de polarización que generaría es lo opuesto a lo que necesita el país.
— ¿Qué piensa hoy de los fiscales que integran el grupo Lava Jato?
Lamentablemente, si uno evalúa por resultados, no los tienen. Peor aún, han acusado a muchos inocentes, lo cual es indefendible.