“Soy amigo de los dos, de Antauro y del gobierno, y te puedo asegurar que no hay un pacto”, me dice y me repite Virgilio Acuña. Le pregunté por su reunión de hace unos días con Aníbal Torres en la cafetería San Antonio de San Isidro y dice que allí no hablaron de Antauro sino de “otros temas de viejos chotanos, estudiamos en el mismo colegio San Juan de Chota con unos años de diferencia”. Más allá de lo que diga Virgilio, la conducta de Antauro no es la de un aliado de nadie más que de sí mismo.
Cuando Antauro Humala fue liberado el 20 de agosto tras 17 años de prisión, muchos creyeron en un pacto con el gobierno, a pesar de que, según la normativa penitenciaria, le correspondía ser excarcelado tras el cómputo de días trabajados en cautiverio. También es cierto que el INPE (Instituto Nacional Penitenciario), no puso objeciones al conteo y que otro gobierno quizá hubiera puesto trabas para postergar su salida. Pedro Castillo lo dejó salir sin ponerle obstáculos, pero, ¿es esa la señal de una alianza? No, no es suficiente.
LEE TAMBIÉN: Entérate de las restricciones y multas electorales
‘Pedrito’
Por el contrario, en los 40 días que Antauro lleva en libertad ha dado señales cada vez más ásperas de que no está comprometido con Castillo, aunque tampoco le desea lo peor. En CNN, entrevistado por Fernando del Rincón, resumió su posición de este modo: “A Pedro Castillo no le debo absolutamente nada, no fue capaz de honrar su palabra de maestro e indultarme. Yo estoy saliendo por pena cumplida”. Más adelante, fue aún más claro al negar pacto o entendimiento alguno: “No le pedimos nada a cambio, de él nació el ofrecimiento del indulto, lo dijo dos veces. No lo hizo, no lo cumplió, no tenemos ni un compromiso con él. En cuanto a los casos que se le imputan por corrupción, esperemos la sentencia; hasta ahora todo es indicio, queremos ver la prueba. De todos modos, seremos frontales con la corrupción, tanto de Castillo, como los anteriores a él que están en una misma situación”.
Si se analiza fríamente, en la clave alta en la que suele vociferar Antauro, esta cita no es contundente. La condena a muerte para Pedro está condicionada a que aparezca la ‘prueba’ definitiva y la sentencia. Con su hermano Ollanta es más severo. Esta prudencia en última instancia sí podríamos calificarla de una consideración a un posible aliado circunstancial que, si bien no cumplió la promesa de indultarlo en el 2021, no trabó su excarcelación en el 2022. Sin embargo, en su gira por el Sur, que ha cobrado fuerza espontánea en la ruta, cada vez es menos contemplativo con Castillo, a quien se refiere, despectivo y conmiserativo, como ‘Pedrito’. Al fin y la cabo, si Antauro busca capitalizar el voto antisistema, ‘Pedrito’, el presidente al mando del gobierno fallido, es también el sistema.
Isaac Humala, el padre de Ollanta y Antauro, contó, en una entrevista en Epicentro, que antes de la salida de su hijo, fue invitado a reunirse con Castillo. Este le habló de diversas cosas y le mandó, al despedirse, según cuenta Isaac, “saludos a Antauro”. Esta anécdota no es evidencia de un pacto ni mucho menos; sino de que el gobierno era muy consciente de la liberación y ansiaba la simpatía antaurista, como la ansía de cualquiera que puede revolver el río a su favor.
Conversé con Paulo Vilca, politólogo a cargo del observatorio regional de 50 + 1 y me dijo, en primer lugar que ve una gira muy espontánea, “que se improvisa en el camino”. Sobre los motivos de este periplo ajeno a plazos y coyunturas, que ni siquiera ha respetado el hecho de que estuviéramos en cierre de campaña de alcaldes y gobernadores, Paulo me dijo esto: “Mi impresión es que, en primer lugar, Antauro viajó a agradecer a la población que ha sostenido mientras estaba en prisión y, en segundo lugar, a reconocer sus bases, a su gente, a reorganizar los varios grupos de reservistas. Porque mientras él ha estado en prisión había varias facciones y grupos que, tomando su nombre, hacían lo que querían”.
Entonces, le pregunto a Paulo, ¿esta gira que se presenta tan silvestre, que pareciera que se va armando en la ruta es, a la vez, una gira pensando en una campaña presidencial adelantada?. “El etnocacerismo tiene el objetivo claro de ser gobierno. Por eso dice Antauro que ‘va a ganar en su cancha, con sus reglas, con su árbitro”. Estamos avisados.
Barragán
Más difícil, para evaluar el nivel de alianza o de confrontación azarosa entre Pedro y Antauro, resulta explicar la designación del ministro Daniel Barragán el 23 de setiembre y, antes, la de Leonel Cabrera Pino, el 27 de junio, como viceministro de Políticas para la Defensa, cuando José Luis Gavidia era ministro. Ambos, Barragán y Cabrera, han estado ligados al antaurismo a través de su afiliación a UPP, el partido liderado por José Vega que llevó a candidatos antauristas al congreso complementario en el 2019 y postuló sin éxito a la presidencia en el 2021. En esta última elección, precisamente, Barragán fue candidato a segundo vicepresidente en la plancha con el candidato presidencial Vega y la candidata a primera vicepresidenta, Ina Andrade, esposa de Antauro. Cabrera fue frustrado candidato congresal.
¿Son este par de designaciones, guiños al antaurismo? El de Cabrera al viceministerio podría serlo con más claridad. El reciente de Barragán es más complejo y ambiguo. El ministro ya ha referido, en conferencia de prensa, que no es amigo de Antauro sino que se afilió a UPP sin saber que Vega haría alianza con el antaurismo. Cuesta creer en esta minimización de su relación con el Humala radical, como si fuese casual; pero mis fuentes apuntan a otras razones y resortes de su designación.
En primer lugar, Barragán, hasta un día antes de ser fichado como ministro, fue coordinador parlamentario del Ministerio de Comercio y Turismo (Mincetur). Me dicen que habría sido recomendado por el ministro de esa cartera, Roberto Sánchez, del núcleo de voceros que toman algunas decisiones junto con el presidente. Al margen de su pasado upepista, en Palacio se estima que Barragán sería el hombre indicado para ejecutar los anuncios presidenciales (ver crónica “Pedro corteja a los altos mandos”) sobre el inventario de los bienes militares y su posible rentabilización. Y, de paso, será obediente al recibir las indicaciones palaciegas para influir en el próximo proceso de ascensos.
José Vega, el líder de UPP, ha estado rondando al gobierno de Castillo. Una fuente me contó que se acercó a Dina Boluarte a ofrecerle asesoría política, pero no tuvo éxito. Tuvo mejor acogida en la bancada de Perú Democrático, la que lidera Guillermo Bermejo, razón por la que se le ha visto con mucha frecuencia en las últimas semanas en el Congreso. Pero, tras la salida de Antauro, se ha enrolado entusiasta en la gira y brega por ser reconocido como su principal consejero político, aunque ya perdió la inscripción de UPP que hubiera podido, nuevamente, servir de plataforma antaurista. No, el plan impostergable de Antauro, lo ayude o no ‘Pedrito’, es inscribir su propia organización, a través del Partido Etnocacerista Revolucionario Unido (PERU) y/o la Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros (ANTAURO). Además del gusto por los acrósticos, la improvisación y el desorden también cunden en el antaurismo; aunque su líder sí tiene la nítida personalidad autoritaria, que vocifera órdenes a sus lugartenientes, a diferencia del balbuceante Castillo. Una alianza entre ambos solo podría ser parcial, momentánea y forzada por un presidente desesperado. Antauro busca aliados que no tengan los problemas que a él lo han tenido tantos años tras los barrotes.