El ex ministro del Interior Carlos Morán contó que el 25 de marzo último sostuvo una reunión con la presidenta Dina Boluarte y el hermano de esta, Nicanor Boluarte, en el estudio del abogado Mateo Castañeda. En esta cita, agregó, la jefa de Estado le lanzó, a través de él, “un ultimátum” al coronel PNP, Harvey Colchado, para que beneficie a su familiar en la investigación que el Eficcop le sigue.
En entrevista con El Comercio, Morán confirmó las presiones ejercidas por Boluarte. Dijo que Castañeda, en otra cita, le propuso a Colchado “un intercambio de figuritas”. Es decir, que este le brinde información que comprometa al fiscal de la Nación a cambio de mantenerlo en actividad en la Policía.
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— Usted ha referido que tuvo tres reuniones con Mateo Castañeda, abogado de la presidenta Dina Boluarte. En una de estas citas con la participación de la mandataria. ¿Cuál fue el origen del primer encuentro?
Yo he hablado de tres hechos importantes, la primera reunión ha sido en el restaurante Pescados Capitales, y se dio a solicitud de Mateo Castañeda. Yo le comuniqué a Colchado si tenía interés en conversar con el doctor, que también era abogado de José Luis Hauyón. Entonces se programa la reunión y fui al lugar con Colchado, yo cumplí con presentarlos, alternamos un rato y después me retiré.
— ¿Qué día fue esta primera reunión?
Fue el 14 de marzo, yo cumplí con el principio de confianza y de buena fe y presenté a mi abogado, Castañeda, con el coronel Colchado, a quien conozco hace 25 años. Castañeda me informó que uno de sus patrocinados era Hauyón, entonces a Colchado le comunicó que Castañeda lo quiere conocer, que quiere conversar con él, y el coronel acepta. Nos reunimos. Esa fue la primera cita. Después Colchado me comentó que el interés de Castañeda era conocer el estado de la investigación del hermano de la presidenta Dina Boluarte. Ese era el verdadero motivo. Y que había quedado que toda comunicación iba a ser a través mío, Colchado no le dio su teléfono.
— ¿Es decir, Colchado acuerda con Castañeda que usted sería el intermediario?
Sí, claro, así fue. Después, la segunda reunión ocurre el 25 de marzo. Un día antes, Castañeda me llama y me pide ir a su oficina, porque me iba a presentar a una persona importante. Llegué y esperé en una sala de recepción, ahí me dijo el doctor que la cita era con la presidenta Boluarte y se retira un momento. En ese instante, llamé a Colchado, yo intuía sobre qué iba a tratar la reunión, para proteger al coronel le advertí que iba a estar con la presidenta y que esté atento. Cuando ingreso a la oficina de Castañeda, estaba la presidenta Boluarte y su hermano Nicanor Boluarte.
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— ¿Cuál fue la actitud de la presidenta en esta reunión?
La sentí ofuscada, altisonante, desconfiada y comenzó a cuestionar el trabajo del coronel Colchado, dijo que tenía un tema personal con ella, y refirió que la prensa la estaba atacando injustificadamente, especialmente la periodista Graciela Villasís. Yo la escuché y le repliqué, le dije que conocía a Colchado, que es un oficial que está haciendo su trabajo, que puede generar comentarios, pero que no puedo dudar de su integridad. Y con respecto a Villasís, que sí la conozco, pero que es una periodista competente que hace su trabajo y que la prensa es así en todos lados.
— Sobre la investigación a Nicanor Boluarte, ¿qué comentarios específicos hizo la presidenta Boluarte?
Ella dijo que sabía que su hermano estaba siendo investigado y que era una injusticia y que la finalidad era atacar a su familia. También afirmó que el caso debía archivarse. Yo le respondí que un proceso de investigación tiene un inicio y un final y que la decisión le corresponde a la fiscalía.
— ¿Por qué lo citan al estudio de Castañeda para que la jefa de Estado le diga esto?
Yo hice mi lectura, la presidenta, a través de mi persona, quería lanzarle un ultimátum al coronel Colchado, ella sabía que yo iba a conversar con él. Y ese ultimátum es una forma de entorpecer la labor investigadora de la fiscalía y de la Policía Nacional, evidentemente. Eso fue un análisis rápido que hice. El mensaje no era para mí, sino para Colchado, yo no tengo capacidad para ordenar o controlar investigaciones, pero él, sí. Esa era la intención.
En ese momento, le indique que discrepo sobre lo que dijo sobre Colchado y que para disipar dudas lo iba a llamar, lo hice y lo puse en altavoz. Y le pregunto si él tenía un tema personal contra la presidenta, él respondió que no, que él estaba actuando de acuerdo a sus funciones. Y cuando le pregunto sobre el estado de la investigación a Nicanor Boluarte, él responde que no había nada concreto y que en tres meses debería archivarse, pero remarcó que la decisión final estaba en manos de la fiscal del caso. Él sabía que estaba en altavoz, yo le había advertido minutos antes, sabía que estaba con la presidenta y su hermano.
— ¿Cuál fue la reacción de la presidenta Boluarte al escuchar que el caso de su hermano podía ser archivado?
Lo que yo noté es el ceño adusto que tenía la presidenta cambió algo, pero siempre se mantenía en una posición a la defensiva.
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— ¿Qué participación tuvo Nicanor Boluarte en la segunda reunión que menciona?
Comenzó a exponer su situación, cómo se dio el caso, yo no tengo conocimiento sobre esas investigaciones, pero me lo trataban de explicar a mí con la idea de que se lo transmita al coronel Colchado, que estaba a cargo.
— ¿Existía temor por parte de la presidenta por no saber los alcances de la pesquisa a su hermano?
Claro, ella tenía una intención evidente de querer conocer el resultado de la investigación, ese es el motivo de la reunión. Se habla de una emboscada [a Castañeda], pero prácticamente quisieron hacer eso conmigo para que yo lancé el mensaje a Colchado.
"Las acciones de Boluarte son una intromisión, una interferencia en la labor investigadora de la policía y de la fiscalía, en el equipo especial, evidentemente"
— ¿Cómo se puede interpretar esta actitud de la presidenta Boluarte?
Las acciones de Boluarte son una intromisión, una interferencia en la labor investigadora de la policía y de la fiscalía, en el equipo especial, evidentemente. En esa reunión [con la presidenta] no hubo ni un compromiso ni un ofrecimiento, lo único que escuchó la señora Boluarte fue la voz del coronel Colchado, que dijo que no había nada concreto [contra Nicanor Boluarte] y que en tres meses se podía archivar, pero que eso pasaba por la decisión de la fiscalía.
— ¿Cuánto tiempo duró la reunión con la jefa de Estado? ¿Abordaron otros temas?
La cita fue de 30 minutos, hablamos también de temas diversos, yo le dije que había sido ministro del Interior y que había que apoyar más la gestión de estas unidades especializadas, que requerían personal, tecnología, porque están luchando contra la corrupción. Eso es lo que yo le comenté a la presidenta.
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"Colchado, en su papel de agente encubierto, me avisa cuando ya estaba en la puerta. Yo le transmito eso a Castañeda. Ahí se rompe la confianza y la relación con el abogado de la presidenta"
— ¿Y la tercera reunión, la del 30 abril, con Castañeda cómo se da?
Antes, le comenté a Colchado sobre la reunión con la presidenta, le dije que ella le tenía ojeriza y animadversión y que debía tener cuidado, que él tenía experiencia. Su respuesta fue que no me preocupara, que él estaba actuando de acuerdo a ley, yo no sabía que él era agente encubierto. Y el 30 de marzo se produce el allanamiento a la casa de la presidenta y esto fue por una decisión de la Fiscalía de la Nación. Le encargan al equipo de Colchado ejecutar la medida. Y esto genera una molestia que me transmite Castañeda, porque no le pasaron la voz a tiempo.
Colchado, en su papel de agente encubierto, me avisa cuando ya estaba en la puerta. Yo le transmito eso a Castañeda. Ahí se rompe la confianza y la relación con el abogado de la presidenta. Y a las dos semanas, suspenden a Colchado [de la jefatura de la Diviac].
— ¿La tercera reunión fue un intento de Castañeda por recomponer la relación con Colchado?
Sí, ahí [la intención] era recomponer la relación que estaba dañada, y el 30 de abril se realiza la cita en un restaurante cerca a la Javier Prado, ahí sí yo participo y estoy presente. Colchado le cuenta que estaba en una situación complicada, porque estaba suspendido y con varios procesos disciplinarios abiertos. Ahí, Mateo Castañeda le da un consejo y le insiste que debía encontrar responsabilidad en algún policía sobre la filtración de las fotos del allanamiento de la casa de la presidenta y con eso podría eventualmente, dejo entender, que el caso se podía resolver.
Y después Castañeda le propone, y eso sí es sorprendente, intercambiar figuritas. Y cuenta que él le había dicho a la presidenta que el enemigo no era el coronel Colchado, sino que el allanamiento a su casa fue del N°1 de la Fiscalía de la Nación, se entiende el fiscal (Juan Carlos) Villena, y el fiscal adjunto supremo Hernán Mendoza. Y ahí propone intercambiar figuritas.
— ¿A qué se refirió Castañeda con “intercambiar figuritas”?
A encontrar alguna irregularidad o información sensible que pueda servir en contra de Villena o de Mendoza, y la otra figurita, le mencionó, es que a fines de año se produce los pases al retiro en la Policía. Entonces, esa información a cambio de que continúe en actividad. Estaba claro el mensaje.
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— ¿El ofrecimiento de Castañeda tenía el aval de la presidenta Boluarte?
Obviamente, el abogado Mateo Castañeda no tiene poder de decisión para pasar al retiro a ningún oficial de la Policía Nacional […] Yo rechazo que esto haya sido una celada, el interés de conocer a Colchado partió siempre de Castañeda. He actuado de buena fe, no sabía que Colchado era agente encubierto. Castañeda es responsable de sus palabras y de sus propuestas.
— ¿Cuál es la situación de la presidenta Boluarte ante los hechos que describe?
Ha habido una intención de controlar al coronel Colchado, de controlar la información [de la investigación a Nicanor Boluarte] y como no pudieron, lo eliminaron todo. Esto es una interferencia. Han desactivado a un equipo especial de la Policía en plena investigación [al hermano de la presidenta], esa es una cosa muy grave.
Más información
A fines de febrero último, la Fiscalía de la Nación presentó una denuncia constitucional en contra de Morán por el presunto delito de negociación incompatible o aprovechamiento indebido del cargo en agravio del Estado. Esto porque se habría interesado indebidamente, en provecho de terceros (generales y coroneles de la Policía Nacional) en actividad, para la adquisición de vehículos de uso personal.
El Ministerio Público presentó una segunda denuncia constitucional contra el exministro del Interior en marzo por el presunto delito de falsedad ideológica.
“Ello debido a que en su condición de ministro del Interior habría emitido una resolución ministerial de felicitación incluyendo a efectivos policiales que no habrían participado del hecho que dio mérito al reconocimiento”, señaló la institución en un comunicado.
Morán fue titular del Ministerio del Interior (Mininter) entre octubre del 2018 y abril del 2020, durante el gobierno de Martín Vizcarra. Renunció después de que se hiciera público que alrededor de 1,300 policías se contagiaran de COVID-19 al inicio de la pandemia.
Durante la administración de Morán en el Mininter, este Diario constató la falta de equipos de seguridad y espacios adecuados para pacientes del Hospital de la Policía.
A comienzos de la pandemia, El Comercio también verificó que una de las empresas contratadas por la Policía Nacional del Perú para la desinfección y fumigación de 180 comisarías de Lima y Callao, con el objetivo de proteger a agentes frente al COVID-19, no tiene autorización del Ministerio de Salud y no es especializada, como lo exige la normativa vigente. Es más, la compañía Azur Servicios S.A.C. registra contrataciones con el Estado por servicios de impresión y fotocopiado y venta de cámaras tipo botón.