Aislamiento social:
Voluntario u obligatorio, es la receta de los salubristas para combatir un mal que se contagia con la proximidad de la saliva ajena, aunque se salpique en gotas microscópicas. Cuando se decretó el estado de emergencia, ya no se habló de ‘aislamiento’, sino de ‘inmovilización’, pues se ordenó legalmente y, de no ser acatado, con uso de la fuerza.
Bono:
Es un documento de deuda que se puede canjear por dinero, por bienes o por un servicio. Su nombre se asocia hoy al ‘subsidio monetario’ (así se lo llama en el Decreto de Urgencia 033-2020) que se entrega en efectivo o a través de cuentas bancarias a cientos de miles de familias en estado de pobreza, para mitigar los efectos de la cuarentena en esos sectores empleados o autoempleados en actividades paralizadas. O sea, en rigor, no es un bono para canjear por nada, sino asistencia económica en efectivo, que va –si los elegidos están en el padrón– directo a la vena.
Cadena de pagos:
Concepto de ciencia económica en boga y en boca de legos. Se invoca para hablar del terrible efecto de la pandemia y la paralización, que la falta de liquidez (o de voluntad, aduciendo la crisis ajena) de un agente que tiene que pagarle a otro tendría sobre otro agente al que este le debe y, a su vez, un tercero al que el segundo le debe. O sea, si no te pago tu servicio, tú no puedes pagar a tus empleados; si no me pagas la deuda que me tienes, yo no puedo pagar a quien subcontraté, que a su vez no puede pagar sus deudas. A cadena rota, reacción en cadena.
Cuarentena:
Originalmente, se refiere a los 40 días (del italiano ‘quaranta’) en que se aislaba a los enfermos o sospechosos de estar enfermos de la peste bubónica en la Edad Media; pero el término ha perdido su raíz numérica y se usa para cualquier lapso en el que las autoridades políticas y sanitarias obliguen a un enfermo o sospechoso de estarlo a permanecer aislado. El tiempo está en relación con los días que dura la incubación y la enfermedad, que en el caso del coronavirus llega a ser de 14. De ahí que en la mayoría de países en los que se ha aplicado la medida, esta se haya decretado por 15 días, renovables a otros tantos, pues se consideran dos o más generaciones de contagios.
Distanciamiento social:
Ver aislamiento.
Estado de emergencia:
Período excepcional, declarado por el presidente Martín Vizcarra y comunicado al Congreso, en el que, debido a emergencias naturales (la pandemia es una) o sociales, se restringen algunos derechos. Su declaración ha sido la condición bajo la cual, en nuestro caso actual, se ha podido ordenar las restricciones a la circulación. Está normado en el artículo 137 de la Constitución, junto al ‘estado de sitio’, que es una figura de mayor gravedad.
Inmovilización:
Lo que hace que una cuarentena sea tal. O sea, que la gente se quede en su casa, salvo los profesionales que aseguran la cadena de abastecimiento, salud, orden, servicios básicos, finanzas e información. El Gobierno ha usado el concepto ‘inmovilización social obligatoria’, eufemismo de ‘toque de queda’, para referirse al horario más rígido –de 8 p.m. a 5 a.m., primero; de 6 p.m. a 4 a.m., luego– en el que no está permitido ni salir a comprar ni a pasear la mascota, so pena de detención y castigo. En cada conferencia de prensa al mediodía, el presidente lleva la cuenta, junto a infectados y pacientes en UCI, de los que se expusieron, por deambular a deshoras, a marrocas, reprimendas y hasta sopapos.
INS:
Instituto Nacional de Salud, ente crucial del Minsa, pues es el que investiga, planifica y piensa, bajo la tutela, claro, del ministro. Casi no se lo mencionaba antes de la pandemia, pero en ella ha sido crucial para ejecutar las decisiones de comprar pruebas rápidas y moleculares, y lo será, más adelante, cuando se aprueben tratamientos o vacunas.
Martillo, martillazo:
La teoría del martillo y la danza es una actualización de viejos enfoques epidemiológicos, expuestos por Tomás Pueyo en su artículo “The Hammer and the Dance”, publicado hace unas semanas y rápidamente popularizado entre los expertos. Aquí, el enfoque fue citado por el ministro Víctor Zamora y rápidamente asumido por el presidente Martín Vizcarra, quien en una de sus conferencias de prensa llamó martillazo a la cuarentena y segundo martillazo a la prohibición de circular según género.
Meseta:
Es el altiplano o superficie lisa y elevada; y por asociación gráfica se refiere a los días en los que se reportarán más casos de infección y muertes. Antes se hablaba de picos, como en cualquier cuadro de variables; pero en epidemiología las curvas, sean de pocos o muchos casos, suelen tener forma de campana, no llegando casi nunca a picos agudos (un día en que la cifra de afectados se elevó considerablemente en relación con el día anterior y el siguiente), sino de varios días con similares resultados. De ahí que la meseta reemplace al pico.
MINSA:
Ministerio de Salud, organismo rector de la política sanitaria y, por lo tanto, crucial es esta época. Por ello, llamó la atención que, en pleno estado de emergencia, el presidente anunciara que le quitaba al Minsa la rectoría del combate a la pandemia, para dársela a la PCM (Presidencia del Consejo de Ministros), y a una comisión multisectorial cuya secretaria técnica es Desilú León, además, secretaria general de la PCM. En realidad, el cambio inusitado se debió a la disconformidad del presidente y el primer ministro con la exministra Elizabeth Hinostroza. Al ser esta reemplazada, unos días después, por Víctor Zamora, el Minsa recuperó peso y voz en el Gabinete, y la comisión multisectorial mantiene su función de coordinación.
OMS/ OPS:
Organización Mundial de la Salud, en inglés WHO (World Health Organization). Es la división de salud de la ONU, fundada junto con aquella en 1948, con sede en Ginebra. Actualmente, la dirige el etíope Tedros Adhanom. Su papel es monitorear, dar alertas y alentar la cooperación internacional en materia de salud. Sus decisiones no son vinculantes, solo hace recomendaciones. La OPS (Organización Panamericana de la Salud) es una de sus divisiones regionales (no es un organismo autónomo y diferente, como la OEA respecto a la ONU).
Pandemia:
La enfermedad que se brotó y se extendió en una región o país o grupo de países es una epidemia de las que ha habido tantas que el término es tan coloquial como sus sinónimos ‘peste’ o ‘plaga’. Pero, de un tiempo corto a este trance, la epidemia agarró al globo entero y se hizo pan (significa ‘todo’) demia, y término de cabecera pues nos acostamos, dormimos y despertamos con él.
Pico:
Ver meseta.
Protocolo:
Cualquier conjunto de reglas para llevar a cabo un proceso social o técnico; pero, en estos tiempos, el término casi siempre alude a las reglas para respetar condiciones de rigor y seguridad en el tratamiento de los casos infectados y la toma de pruebas. Hay muchos otros protocolos asociados al COVID-19, que cumplen los negocios y las personas, y suelen implicar pautas sobre la distancia, la higiene y el uso de mascarillas.
Prueba:
Ver test.
Subsidio monetario:
Ver bono.
Teletrabajo:
En el contexto de la pandemia, no es cualquier chamba a distancia, de las que hoy abundan y son rutina; sino aquella realizada desde casa por quien antes iba a su base, y con similar condición laboral de quienes la realizan allí. El Estado ha flexibilizado la normativa para difundir el teletrabajo e insta a las empresas formales a que tengan un porcentaje de su plantel chambeando bajo esa modalidad.
Test:
En tiempos de pandemia no es un examen cualquiera, sino el que se realiza a la gente con el alma en vilo, que tiene síntomas de COVID-19 o, por su cercanía con un infectado, se cree que podría tenerlo. No hay suficientes recursos y tiempo para hacer test a toda la población; así que los países difieren mucho, dados su stock y su ejército sanitario, en la cantidad por ejecutar. Hay test moleculares o PCR (siglas de ‘polymerase chain reaction’) que identifican el virus específico y son los más precisos, caros y complicados de hacer; y los hay rápidos o serológicos que detectan los anticuerpos al virus (la serología es la ciencia que estudia los anticuerpos). Estos últimos, al no detectar anticuerpos en la etapa de incubación del virus y al ser, en general menos precisos, se valoran fundamentalmente por su rapidez para detectar y mapear el avance de una epidemia y sus zonas y grupos de mayor incidencia.
Toque de queda:
Ver inmovilización.
UCI:
No son siglas de ningún ente, sino de Unidad de Cuidados Intensivos, el sombrío espacio, en hospitales y clínicas, en que los pacientes reciben vigilancia y atenciones médicas especiales, que incluyen el entubado y la respiración asistida. Suelen ser el lugar de tránsito entre una operación y el lecho de restablecimiento; pero en una pandemia suelen estar –trágicamente– en una ruta inversa, desde los síntomas leves hasta la neumonía grave. En su reporte diario, el presidente Vizcarra y el Minsa contabilizan cuántos pacientes de COVID-19 están en UCI y de ellos –el top de la mortalidad– cuántos requieren ventilación mecánica.
Ventilador:
Ya no se asocia el término a las ordinarias aspas que alivian del calor; sino al aparato que ayuda a respirar al paciente cuyos pulmones no pueden cumplir esa función vital. La neumonía grave, letal derivado del COVID-19, requiere esa ventilación mecánica, de ahí que, junto a la cuenta de pacientes en UCI, el Gobierno también lleve la cuenta de los que necesitan estar conectados a un ventilador.
Vulnerables:
La verdad es que ahora lo somos todos, pero el término no ha perdido su vigencia para referirse esencialmente a los sectores más necesitados de recursos y, por lo tanto, con menos capacidad de resistir un shock como este. Ante el coronavirus en sí mismo, hay vulnerables específicos, que son los adultos mayores y quienes tienen condiciones de salud (hipertensión, diabetes, obesidad, otras enfermedades crónicas) que los hacen proclives a un ataque más virulento, y hasta mortal, del mal.
¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?
Debido a que la covid-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
¿Hay cura para la COVID-19?
- Aún no existen pruebas de que alguna vacuna o medicamento pueda prevenir o curar la enfermedad. Sin embargo, los afectados deben recibir atención de salud para aliviar los síntomas; y si el paciente está grave, deberá ser hospitalizado.
- La OMS coordina esfuerzos para encontrar la cura contra este nuevo coronavirus que ha acabado con la vida de miles de personas.
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